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viernes, abril 26, 2024

El Caso Debanhi y el Tufo del Amarillismo 

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¿En qué momento dejamos de llamarle “México” a México y empezamos a llamarle “este país”? 

José Emilio Pacheco tenía una teoría: en el momento en que el concepto de “patria” se volvió inasible. 

Es decir: algo abstracto que ya no nos dice nada. 

(Nadie sabe qué es la patria en esta época y, menos aún, lo que significa traicionar o vender a la patria). 

Benito Juárez, que construyó un país y una patria, llevaba ésta en el carruaje Studebaker  en el que recorrió México durante la intervención en la que Maximiliano de Habsburgo renunció al título de archiduque de Austria para convertirse en el emperador Maximiliano I de México. 

Vuelvo al inicio de esta columna: 

En este país pasa cualquier cosa. 

Una de éstas —verdaderamente atroz— es que las víctimas son revictimizadas. 

En septiembre de 2017, Mara Fernanda Castillo, joven estudiante de la UPAEP, fue asesinada por un miserable chofer de Cabify, quien abusó sexualmente de ella en un motel. 

Mara pidió el Cabify estando en un antro. 

El chofer pasó por ella y la llevó a la muerte. 

La rabia se apoderó de todos, menos de quienes no dudaron en inculparla y llamarle “puta”. 

“Se puso de acuerdo con el chofer para irse al motel porque iba muy bebida”, argumentaron. 

Ufff. 

Mara no pudo defenderse de esas injurias porque ya había sido asesinada. 

Hoy, en el caso de Debanhi Escobar, ese tufo misógino y el lucro del amarillismo están de vuelta. 

Y en nombre de una supuesta “responsabilidad”, los chacales no escatiman argumentos para revictimizar a la chica de 18 años, otra vez, por haber bebido demasiado y ser “mala copa”. 

Francisco Franco, el odiado Generalísimo, era adicto a un concepto fascista: Dios, Patria, Familia. 

Hoy, a través de las redes sociales, hay quienes recurren a ese concepto que huele a buró cuajado de medicinas, jarabes y ungüentos y crucifijos. 

La misoginia y el fascismo son primos hermanos y hablan el mismo lenguaje de odio. 

Qué curioso que en la misma semana —en distintos momentos— haya quienes han hecho del lema franquista su dogma de fe. 

Ya invocaron a la Patria para desagraviarla. 

Ahora recurren a la Familia como centro de poder. 

Sólo falta que, de rodillas y con hostia en la boca, se acojan a Dios. 

La dictadura de Franco se basó en un principio de autoridad y jerarquía patriarcal. 

Cuántas coincidencias hay entre pasado y presente. 

Que el ungüento 666 o la pomada de la Campana redima a los nuevos falangistas, ¡hijos de Primo de Rivera! 

 

La Prensa que Merecemos. Qué tan mal andamos que quien fue director de contenidos del programa de Laura Bozzo —Laura de América— es quien ha llevado el hilo conductor del caso Debanhi Escobar. 

Hablo del youtuber denominado Mafian TV—Fabián Pasos—, que ha sido señalado por colectivos feministas de  revictimizar a mujeres y niñas en casos de feminicidio. 

Un ejemplo: el de Victoria Pamela Salas, asesinada en agosto de 2017 por su novio, el skater Mario Sáenz. 

El excolaborador y alumno avanzado de Laura Bozzo defendió en esa ocasión al feminicida, argumentando que Victoria Pamela estaba drogada, como si eso fuese un argumento para exonerar a su victimario. 

(Hoy lo que abundan, faltaba más, son personajes como ese youtubero). 

Mafian TV llama “rufianes” a sus espectadores, lo que lo define a la perfección. 

Hoy se dice perseguido por la justicia y jura que ya está en calidad de refugiado en Estados Unidos. 

Y ese rufián es quien lleva el caso de Debanhi por encima de todos. 

Somos lo que consumimos. 

Ufff. 

Qué país, valedores. 

Qué país. 

(Diría Tomás Mojarro). 

 

Consejos para Denominar a los Apátridas. En los últimos días ha surgido un debate sobre la Patria y sus enemigos. 

Carlos Monsiváis, que cada día entiende y traduce mejor a este país, escribió unas líneas relevantes a las que conviene volver: 

“La Patria es una idea y es una realidad que ya circulan en la historia. Y también, pierde su vigencia una expresión como ‘apátrida’, porque la carga del término se concentra en tiempos de la formación de la nacionalidad. Sin embargo, la expresión ‘vendepatrias’ mantiene su sentido beligerante porque se aplica a quienes ponen en riesgo o propician la venta del patrimonio nacional. Los que quieren ofrecerle Pemex a las compañías extranjeras o los que insisten en poner en remate las playas son los ‘vendepatrias’, una expresión más al día que ‘traidores a la patria’. 

“Si cabe la explicación psicologista, ya a mediados del siglo XX, la Patria no consiente fácilmente la apropiación personal (se pasa del ‘Mi Patria’ al ‘Mi país’), deja de ser el espacio de los ideales y la resistencia a los intentos de saqueo y expropiación y se vuelve la leyenda rotunda, el amplísimo recuento de las antiguas hazañas. En suma, la Patria, desde una perspectiva no verbalizada pero muy presente en los comportamientos, no es ni puede ser un concepto moderno”. 

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