Esa noche preparaba su ropa que vestiría al día siguiente. Lo hace como un ritual, revisa su clóset y coloca la que más le gusta.
Ya tenía lista una playera de color morado y ya muy tarde fue informado que vendría uno de los aspirantes que, aunque lo representa el color morado su corazón fue siempre rojo. Desistió y portó una blanca para no comprometerse de momento.
Así como el aludido hay cientos que esperan a que la luz del gran elector le ilustre y muestre el camino del color que seguirá.
Por cierto, a unos se les ve en el grupo de los expriistas, de los expanistas y de los ex, ex. Al final, la inclinación ya la tienen decidida. Será por quién elija el color que gobierna. No hay más, se atreven a espetar.
Sin recato alguno llegan a las reuniones y se encuentran con personas que militaban en otros institutos políticos. Se miran unos a los otros e incluso se acusan mutuamente: ¿tú no eras de sangre azul?… ¿Y tú? Que decías que creías en los iconos nacionales, pasando por los eclesiásticos de la Virgen morena y del eterno tricolor.
En este mar de confusiones ideológicas, los procesos electorales se van calentando poco a poco, y los simpatizantes también.
Los panistas de cepa apuestan al actual presidente municipal de Puebla, habida cuenta que un tiempo -el de Moreno Valle- se tiñeron la mayoría de los municipios de color azul, desde los edificios municipales hasta las mamparas y fachadas de los hospitales. Y la apuesta se finca en que se puede dar una fisura entre los pretendientes de la ansiada candidatura a la gubernatura del estado de Puebla.
Hay tiempo, alcanzan a decir.
Otros dicen: ya el tren se está pasando. El más sabio dice: depende del cristal con que mires.
DEL COMANDANTE ORESTE
SÚBETE AL TREN
Poco a poco va minando
como penetra la sal
que parece colosal
el daño que va causando
todo está contaminado
va causando inanición
la cuarta transformación está quedando de lado
¡súbete al tren! han gritado
cambiando de afiliación.
