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viernes, abril 26, 2024

La tríada Palacio Nacional, Palacio del Ayuntamiento y Casa Aguayo

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Para quienes comenzaron a desdeñar las cinco asambleas distritales informativas efectuadas en San Pedro Cholula, Cuautlancingo, Zacapoaxtla, Tlatlauquitepec y Teziutlán, con miles de simpatizantes de Morena y en las que participaron los aspirantes a la gubernatura Olivia Salomón, Sergio Céspedes Peregrina, José Antonio Martínez y Melitón Lozano, habría que explicarles con palitos y bolitas el mensaje contundente que envío al barbosismo.

De entrada, tales asambleas permitieron demostrar el músculo de la estructura político-electoral del barbosismo, hoy por hoy la única con capacidad de triunfo indiscutible. Un dato que nadie debe perder de vista es el que surgió el pasado 10 de abril de 2022.

En esa ocasión escribí lo siguiente:

“No hay nada más humillante en este momento que ser antibarbosista. Apuesta que hacen, irremediablemente terminan mordiendo el polvo. La consulta para la Revocación de Mandato no fue la excepción, pero con un añadido: una vez más el gobernador volvió a callar a todos sus odiadores de tiempo completo y les demostró que no los necesita como ellos creen.

“Veamos: Los resultados del INE sobre el inédito ejercicio de este domingo 10 de abril arrojaron una participación de 925 mil 684 ciudadanos, que representan el 19.6 por ciento del padrón electoral. De ese universo de votos, 840 mil 964 (90.84 por ciento) fueron a favor de la ratificación de Andrés Manuel López Obrador.

“Los sufragios en contra de la permanencia del presidente de la República apenas llegaron a los casi 60 mil, pero los votos nulos se estimaron en 24 mil 758, un poco menos de la mitad de quienes votaron en contra”.

Medio año después, el análisis sigue vigente: Lo más humillante en el mundo de la política poblana fue, es y seguirá siendo ser antibarbosista.

El adicto a los socios con tendencia al lavado de dinero, el diputado federal Moisés Ignacio Mier Velazco, a penas y ha logrado reunir una centena (máximo 300) asistentes a las reuniones que le organizan —¿con cargo a quién o a qué dependencia?— en el interior del estado.

Mientras que el adicto a ser amigo de abogados ligados al crimen, el senador Alejandro Armenta Mier, anda por las mismas condiciones. (La única ocasión que éste último más o menos logró juntar a un respetable número de personas fue porque el acto lo patrocinaron algunos miembros de los Morales Flores, alias la Familia ORPI, por aquello de su gusto por las operaciones de recursos de procedencia ilícita).

Por el contrario, en un solo fin de semana, el barbosismo mostró un músculo inigualable. Más de 3 mil personas por evento; es decir, mínimo 15 mil simpatizantes de Morena en cinco diferentes puntos del estado, movilizados en 48 horas. Nada mal para una estructura que es minimizada por un grupo de malquerientes del gobernador Miguel Barbosa Huerta.

Mientras Nacho Mier y Alejandro Armenta dan pena ajena con sus reuniones, los cuatro aspirantes a la gubernatura caminan partiendo plaza ante los miembros de un movimiento que dejó de estar al servicio de un grupúsculo de acomodaticios vividores de la política y ahora se encuentra en vías de conformación como un auténtico partido político (con vida orgánica, estructura y estrategia).

En una entrega pasada le explicaba que Miguel Barbosa decidió jugarse su sucesión con una emprendedora que es capaz de reventar el voto panista (Olivia Salomón), un político fajador (Sergio Céspedes), un doctor con experiencia en el servicio público (José Antonio Martínez) y un maestro surgido de la lucha de la izquierda (Melitón Lozano).

Esas cuatro cartas —una combinación de experiencia política y ciudadanía— representan un ariete para Nacho Mier y Alejandro Armenta, dos políticos más cercanos al modelo tradicional y corrupción del viejo sistema. La baraja del mandatario estatal tiene más apuestas, aunque los opositores se sigan engañando con minimizarlos.

A todo esto se debe sumar un ingrediente especial que por sí mismo define la sucesión poblana: Las reuniones distritales forman parte de la estructura que se construye en Puebla a favor de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo.

¿Qué significa eso? Que el barbosismo ya decidió con quién jugará la carrera presidencial y que hoy como nunca existe una sincronía perfecta entre Palacio Nacional, el Palacio del Ayuntamiento y Casa Aguayo.

Eso confirma, una vez más, que el gobernador de Puebla es la única aduana confiable para entregar buenas cuentas al presidente Andrés Manuel López Obrador. Con esta maniobra, los Abdala, las Rivera, los Evangelista y demás sarta de buenos para nada se convierten en convidados de piedra. Si utilizáramos el dicho beisbolista, es claro que ni pichan ni cachan ni dejan batear. O, en otras palabras, la sumatoria de las corrientes opositoras de Morena dan como resultado cero.

Este fin de semana inicio una nueva etapa rumbo a 2024. Los cuatro aspirantes están en movimiento, la estructura está volcada a favor de Claudia Sheinbaum y todos están alineados a la triada que definirá el destino de Morena dentro de dos años.

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