Lectura 1
El PAN poblano se paralizó.
Vio cómo un tren le pasó por encima y el shock fue tan grande que no supo responder.
Hoy sigue en coma.
Carece de reflejos.
Actúa como si estuviera en la década de los 90 o en una kermés en el Instituto México (muy fresita, pues). Los albiazules no han entendido que su marca sigue dañada por el abuso y la corrupción en la que incurrieron desde que llegaron al poder.
Augusta Díaz de Rivera, por ejemplo, prefiere regañar a los alcaldes de su partido que coquetean con la 4T poblana a consolidar su propio liderazgo. Ahí sí, al menos, su antecesora Genoveva Huerta tenía más visión de dirigente y mayor control de sus estructuras. Díaz de Rivera, en cambio, está desdibujada del mapa político-electoral, tiene más peso su secretario general y el alcalde capitalino.
Lo mismo ocurrió con los grupos empresariales detrás del panismo local y que le declararon la guerra a Barbosa hace más de un año en el rancho de Jorge Espina Reyes. Esta vez, se quedaron impávidos.
Vieron como un tsunami se los tragó e inmediatamente los vomitó, aventándolos al ostracismo.
Si piensan que así como están ganarán la gubernatura, la mayoría de las alcaldías y el Congreso estatal están perdidos, pero son tan soberbios algunos de ellos, que sí, piensan que ganarán.
Después del domingo pasado, el panismo fue rebasado por la izquierda, chingao.
Lectura 2
Existe la pobreza por escasez y existe la pobreza por lástima. Por ejemplo, Daniela Mier Bañuelos pertenece al segundo grupo, pues cuando alguien lee su twitter criticando la marcha del domingo pasado —en apoyo a AMLO y encabezada por Miguel Barbosa Huerta—, uno piensa en voz alta y dice: “Ay pobrecita, no entendió nada”.
Paradójicamente, su padre Ignacio Mier Velasco siendo archimillonario le escasea la materia gris porque nunca supo ocupar el liderazgo de la cámara de diputados: para cubrir el vacío de poder, el secretario de Gobernación Adán Augusto López tuvo que asumir su cargo de facto, aunque no de iure.
Nacho Mier tampoco supo dirigir su propia precampaña, porque sus números en preferencias electorales siguen muy escasos, a la baja; y eso que lleva año y medio en precampaña.
Pobre.
Ya vimos que no se le da eso de la política. Le quedó muy grande la curul y sus aspiraciones son tan solo unas pobres masturbaciones mentales.
Nacho Mier es rico en sus cuentas bancarias, pero es muy pobre en el razonamiento lógico: “Pobre, no sabe lo que es legislar…pobrecito no sabe operar”.
Por algo lo bautizaron como “El general de las derrotas”.
Sin duda, la familia Mier es muy pobre, no económicamente, pues nadan como Rico McPato en su bóveda de dinero. Pobre de inteligencia, de valor, de humildad, pero como bien lo dice el lema de la cuatro té (4T): “Primero los pobres”.
Lectura 3
Digan lo que digan, estén o no de acuerdo, Barbosa mostró el músculo.
En política no sólo hay que ser sino parecer.
Lo que hizo el gobernador fue matar dos pájaros de un tiro: echar por la borda el rumor de que mantiene un conflicto con López Obrador y, en segundo lugar, dio a conocer su poder político para el presente y para el futuro.
Sus adversarios internos: Ignacio Mier, Fernando Manzanilla, Claudia Rivera, etc.; están desdibujados en este escenario. Se quedaron sin argumentos. Podrán decir, gritar, chillar, pero a todo eso se le conoce como “derecho de pataleo” y si bien es un derecho, no sirve de nada, solo es eso: pataleo.
No han entendido nada: ni cómo cambiaron los contextos ni cómo es que el gobernador poblano construyó un equipo político a su alrededor. No se dieron cuenta de cada una de las jugadas en el ajedrez político, cómo es que llegó en 2019 y cómo está ahora. A quién se tuvo que sacudir para constituir y mantener un liderazgo.
No, su oposición interna es peor que la externa, solo está masticando sus envidias, odios y rencores, solo que sin poder y con falta de credibilidad. Vamos, Claudia Rivera Vivanco fue la causante de que se perdiera la capital y la zona conurbada de la entidad. No lo comprendieron en ese 2021 y siguen sin entender.
