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domingo, abril 28, 2024

La Tercera Voz 24

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La semana sucumbe sigilosa.

 

Sábado:

Tono del color de las uñas: escandaloso rojo escarlata estremece tu cuerpo en el mío. Todo es pretexto de celebración. Hasta la huida merece ser celebrada. Punto de encuentro: Bar Amoxtli en San Pedro Cholula. Allí se reúnen las super-powerpuff-girls: Giraffe, Caracolita, Yolanda, Ella y posteriormente las alcanza Betty Blue con el maese Teodoro Villegas y el amigo poeta y conductor designado E. Pimentel. ¿Cuántos tequilas? Todos los que el cuerpo tolere. El maese Villegas es un ángel paciente, tolerante y tiene ese arte que a Ella tanto la cautiva, el de la conversación. En la madrugada, termina toda la fauna en el Mojito, bailando y lidiando con los malencarados meseros. Uff!!

 

Domingo:

Ella parte temprano con los tres críos al país del silencio. En el país del silencio nadie habla con nadie. Como si no se necesitaran. Como si no se vieran. Como si los rostros estuvieran en perpetua fuga. El no encuentro de las miradas. En esta zona geográfica se renuncia a la otredad, “no te escucho, no eres, no existes, no hables, no me incomodes”. Ese silencio contenido y disimulado, ese silencio violento e hipócrita.

La mirada de Ella sin reposo es de pronto una mirada seca, melancólica, agotada. Se enfoca hacia los críos, esas tres fieras. Ella deposita su mirada en los críos para que nada ni nadie les hurte la infancia. “El que no lleva la cruz le parece que no pesa”, le decía la abuela Aura.

No hay tiempo para la añoranza. ¿Acaso hay algo que añorar? Trece años de mudez, del SER anulado y cosficado. Siete meses de desencuentros, de sexualidades cenicientas y virilidades sojuzgantes. De voces inciertas y sin promesas. De voces sin rostro. Dice el Maestro B. Dylan. “Cuando no tienes nada, no tienes nada que perder”.

 

Lunes:

Tono del color de las uñas: escandaloso rojo escarlata escupe tu sangre en mi ser. Al fin Ella está en pausa. Fugitiva de su propia trama. Ha huido despavorida. Se ha quedado atrás el diablo sin su Proserpina. No perdona el abandono y arremete furioso contra Ella y cualquier intento de paz que ella vislumbre. Huye Ella huye. Bien le insistía la Nana Hermelinda antes de la partida:

–Ay Señorita, ya mejor mátelo usted, mátelo de una buena vez. No más lo esté apuñalando. Mátelo y no se vaya. No le de el gusto.

Pero la huida era más simple.

 

Martes:

Shadow se llama el perro de la casa. Es tal su brutalidad que para Ella es un éxtasis tanta torpeza. Tiene la delicadeza de un manatí. Es necesario esconder todo, cerrar cuartos, cajones y gavetas porque el perro come todo. Sin discriminación alguna.

 

Miércoles:

Llegan a la casa para conocer a Ella y a su prole amigos varios; Loreline, Diego y H. Ella se ha contagiado de tanto silencio, es como un tipo de peste rápida e infecciosa. Los saluda y los escucha. ¿De qué hablan, cuáles son los temas? Oh sí, cuáles podrían ser sino las mascotas, claro, esa proclividad a la prosopopeya. Espeta Loreline:

–Mi gato Xuxú es hermoso y super inteligente. Está un poco enfermo. Lo llevamos al veterinario y al parecer está deprimido. Le tiene pánico a los huracanes. Desde el último no se reestablece.

Toma la palabra H. un hombre por cierto hermoso, corpulento y tímido:

–Yo tengo un gallo que se llama Ramiro y una gallina que se llama Josefina. Ramiro es un macho semental. Josefina está gorda y coja, pero pone un huevo diario. Yo los mimo mucho y les doy arroz por eso están obesos.

Prosopopeya que denota la domesticidad y sencillez del hombre. H. la inquieta a Ella. Es odontólogo de profesión pero se dedica a cargar y descargar barcos noruegos.

 

Jueves:

Ella mira el mar y se entrega a su abrazo cálido y gentil. En el se abandona, frágil rama que azota el viento. El mar y sus rumores salitres. La mirada de Ella está perdida, ya no intuye, ya no adivina. No está en Weston la mirada. “No aquí no” escribe su mano en la arena. La mirada está en Frisco. Ella se prepara para la pronta partida: -Este mar muerde- musita.

 

Viernes:

La amiga Zulma ha invitado a cenar en casa a su amigo Kristof que vive en las Islas Turcs and Caicos y está en un entrenamiento en una base naval en las tierras del silencio. No ha cesado de hablarle de él durante toda la semana. Pero, desde la llegada, el cuerpo de Ella ha olvidado el ansia y se ha habitado de sosiego y mansedumbre. El no deseo.

Música de fondo: Van Morrison, The Healing has begun:

I want you to put on your pretty summer dress
You can wear your easter bonnet and all the rest
And I wanna make love to you yes, yes, yes when the healing has begun

When you hear the music ringin in your soul
And you feel it in your heart and it grows and grows
And it comes from the backstreet rock & roll and the healing has begun
I want you to put on your pretty summer dress
You can wear your easter bonnet and all the rest
And I wanna make love to you yes, yes, yes and the healing
has begun

Were gonna make music underneath the stars
Were gonna play to the violin and the two guitars
Were gonna sit there and play for hours and hours when
the healing has begun

Spoken: wait a minute, listen, listen,
I didnt know you stayed up so late.
I just got home from a gig and I saw
You standing on the street.
Just let me move on up to this window-sill a lot yeah, I got
some sherry.
You want a drop of port.
Lets move behind this door here.
Lets move on up behind this letter-box behind this door.
Lets go in your front room,
Lets play this muddy waters record you got there,
If you just open up a little bit
And let me ease on in this backstreet jellyroll….

Were gonna stay out all night long
Were gonna dance to the rock & roll
When the healing when the healing has begun
Baby just let me ease on a little bit, dig this backstreet
jellyroll
And then were gonna go out and roam across the field
Baby you know how I feel when the healing has begun

¡Cuánto esmero en la preparación de la cena! La mesa toda es un festín de Babette. Ella sólo observa, pausada y reflexiva el minucioso escrúpulo en la decoración y el arte en la preparación de la cocina lenta. El menú: arroz de coco con albahaca dulce, lomo de cerdo al horno relleno de jamón de bellota, en salsa de naranja agria, cilantro y azafrán. La ensalada consiste en varios tipos de hojas de lechuga, mango, aceitunas negras, nueces de la india y aderezo de frambuesa con vinagre balsámico. Y el postre un mousse de maracuyá y rambután.

Ting-tong. Suena el timbre. Llega Kristof. Es imponentemente alto, erguido y de porte seguro al andar. Es serio, casi hermoso. En su inglés muy británico se asoman las reminiscencias de su lengua nativa: el francés. No habla de más. Escucha atento. Come pausado. Toma vino. Brinda, come pausado, toma vino, come pausado. Silencio. Silencio. Silencio. Esos intervalos asesinos de silencio como conciencias independientes. Kristof es como tierra sin abono, inerte e inexpresiva. Florecer es sinónimo de muerte. Él mira la mano de Ella y le pregunta:

–¿Qué color de uñas es éste?

Tono del color de las uñas: escandaloso rojo escarlata éxtasis roza-mi- yugular-con-tu-lengua-siente-como-palpita…

Él, dócil asiente y recorre el cuello de Ella con su lengua empapada en vino. Sin el más mínimo preámbulo él inquiere:

–¿Vamos a la cama?

Ella responde:

–¿Así de rápido? ¿Así nada más?…y ¿el cortejo, la galantería, el juego previo…no vas a comer postrecito?

–Dejémonos de retóricas que yo soy europeo –responde altivo Kristof.

Ella tiene por lema no rechazar el placer. No hacer caso omiso jamás a esos guiños cuando se asoman. Decirle no al placer es una bomba de tiempo porque se torna impetuoso, agresivo y amenazante ante la mínima provocación arremete con unos bríos irrefrenables. Así que frescamente acepta la invitación y suben al cuarto. Llama la atención de Ella que durante todo el parsimonioso “acto” Kristof no esgrime palabra alguna. Por más que Ella insiste y le dice: –susúrrame cualquier cosa al oído – él no deja escapar un mínimo de energía en la palabra. Lo único que espeta cuando reposa en el pecho de Ella es:

–¡Que pequeños senos tienes, apenas emergen de tu tórax. La proporción se compensa en tus caderas!

–Si –musita Ella –pequeños e impunes.

Fin del acto. Silencio sólo silencio.

No hay nada. Sólo el vacío.

…¿A dónde está la vida? El dolor cansado. El dolor dulce. Compañero fiel. El beso áspero sin la humedad de la saliva. Dormita el misterio. Geografía sigilosa. El no reposo de la guerrera. De Profundis. Escribe James Joyce: “Estaba solo. Abandonado, feliz, cerca del salvaje corazón de la vida”. Ese mar tibio y trémulo. Tono del color de las uñas: escandaloso rojo escarlata esclavitud saja mis entrañas. La vida está en otra parte……. la vida está en otra parte… la vida está en otra parte…

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