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martes, mayo 14, 2024

¿Amigos o enemigos? La ultraderecha y Xóchitl

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Sabedores que el camino trazado por las dirigencias nacionales del PAN, PRI y PRD para ungir al candidato presidencial del Frente Amplio Opositor fue hecho añicos por la irrupción de Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz, la ultraderecha poblana no tiene el menor interés de quedarse fuera de la ola de apoyos que han surgido en todo el país hacia la senadora hidalguense.  

El objetivo de los yunquistas locales se ha definido por etapas, pero todas llevan a una sola cuestión: presionar para que la asignación de candidaturas a todos los cargos de elección popular sea monopolizada por la organización conservadora.  

Anterior a la súbita aparición de Gálvez Ruiz, el líder panista Marko Cortés Mendoza tenía como decisión la instalación de mesas políticas de diálogo en el país debido a que todas las corrientes locales serían escuchadas, incluso si eran enemigas de las dirigencias estatales, pues la alta competitividad electoral que se espera en 2024 obliga a que el panismo vaya unido sí o sí.  

Esa decisión no cayó nada bien para el Yunque poblano que ya se hacía como el único grupo que daría y quitaría candidaturas debido a que ante la cada vez más fuerte posibilidad de que el Frente Amplio Opositor sea barrido en las urnas, por lo menos garantizarían que integrantes de las familias custodias sean sembrados en espacios plurinominales y zonas donde puedan obtener el triunfo, y así mantener una fuente de ingresos e influencia, aparte de controlar al partido.  

Dicha estrategia no debe espantar a nadie, porque la política es justo la búsqueda del poder. En cualquier partido político se vive esa situación. La diferencia es la radicalidad y cerrazón que caracterizan a la ultraderecha que los termina convirtiendo en auténticos antidemócratas: Todo lo quieren para su secta, aunque eso signifique excluir a todos.  

El Yunque no ha entendido que esa práctica les pudo servir en el pasado, pero ahora es muy difícil de conseguir sencillamente porque el país y el estado han cambiado. Se trata de una visión miope en tiempos actuales, en donde cada vez es más difícil que existan fuerzas hegemónicas.  

Usted se preguntará ¿qué tiene que ver Xóchitl Gálvez con la estrategia del Yunque? Sencillo: Al cambiar la lógica de la contienda interna del Frente Amplio Opositor que tenía los dados cargados hacia Santiago Creel Miranda, la ultraderecha poblana pretende montarse en la excandidata del PAN a la gubernatura de Hidalgo, darle todo su apoyo y así conseguir imponer al coordinador de los trabajos de la favorita.  

Después, vendría el movimiento para monopolizar las candidaturas. ¿Por qué tendría que negarse la abanderada si la han ayudado en todo?   

En un principio, los yunquistas pretendían imponer en la coordinación estatal a Myriam Arabián Couttolenc, actual secretaria de Medio Ambiente municipal, debido a sus ligas nacionales con el panismo y con un sector de empresarios que estarían dispuestos a invertir en el proyecto que les diga la aristócrata poblana.   

Sin embargo, la forma de sembrar a Arabián fue hecho tan mal que provocó una fricción innecesaria al interior del panismo local, ya que la diputada local Guadalupe Leal es la responsable de coordinar los trabajos de Gálvez Ruiz. Es decir: El puesto que quiere el Yunque está ocupado. 

Sabedores de que las cosas están complicadas, ahora los jefazos del Yunque se alistarían a empujar a un nuevo perfil para que se incruste en el equipo de la senadora: Ana María Jiménez Ortiz, regidora del Ayuntamiento de Puebla. 

El gran problema que tiene esta jugada es que no se sabe si tiene como finalidad boicotear el trabajo de la hidalguense –crear un posible caballo de Troya– o hay tanta preocupación que están dispuestos a sacrificar los ideales por no perder la oportunidad de sobrevivir a costa del erario. 

Este comentario viene a cuento porque ideológicamente la senadora y la regidora serían algo así como agua y aceite. Mientras la primera apuesta por la aprobación del consumo lúdico de la mariguana, la interrupción del embarazo y el apoyo a la comunidad LBGTQ+, la segunda es ampliamente recordada por aquellas desafortunadas declaraciones de agosto de 2013 cuando fungía como diputada local en el sentido de que solo se podía considerar como matrimonio cuando dos personas tienen relaciones sexuales viéndose a la cara, además de que hay una afectación a los menores que son adoptadas por personas del mismo sexo. En esa ocasión, la legisladora local envío cartas de aclaración en las que rechazaba tales expresiones y atribuía su existencia a interpretaciones erróneas de medios y portales. Sin embargo, el daño ya estaba hecho. 

Lo que sí es cierto es que el Yunque tiene una abierta y clara postura en contra del aborto, a validar como matrimonio la unión de dos personas del mismo sexo, así como permitir que puedan adoptar. A eso se suma su horror por el consumo de mariguana. 

¿Cómo le hará Ana María Jiménez para trabajar a favor de una aspirante que representa todo lo contrario a lo que cree y ha defendido? 

¿Acaso el Yunque pretende cerrar los ojos y hacer como que no pasa nada con la ideología de Xóchitl Gálvez, todo porque monopolizar las candidaturas bien lo vale, además de que con eso garantizarían que pase lo que pase en 2024 las familias custodias no dejarían de tener sus chambitas aseguradas? 

Esto del acercamiento del Yunque no cabe duda de que cada día se asemeja a un antiguo culebrón de Televisa que a una lucha por el poder.  

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