Nada mal para el nacimiento de un nuevo Poder Judicial que, por primera vez en su historia, una mujer sea ungida como la cabeza del pleno del Tribunal Superior de Justicia. Margarita Gayoso Ponce es la magistrada que se ganó la historia con ese nombramiento. Su tarea no será sencilla. Hereda un tribunal plagado de corrupción y sometido a poderes metaconstitucionales que hicieron de esa institución el nido de impunidad que lacera a los ciudadanos. Gayoso, sin embargo, representa al ala dura y progresista que desde hace años luchan por una limpia y una perspectiva de género real en ese poder. Lo interesante es que la magistrada de la Sala Unitaria Especializada en Asuntos para Adolescentes tendrá cuatro años para llevar a cabo las modificaciones necesarias, pero también contará con el respaldo del Consejo de la Judicatura para meter orden, hace una limpia de arriba abajo y sentar las bases para que nadie se salga del huacal. Y es justo Carlos Palafox Galeana, a través del Consejo, el responsable de aterrizar la reforma constitucional al Poder Judicial. En puerta se encuentra la discusión de las leyes secundarias y la creación de diferentes legislaciones que rijan la vida de los funcionarios de ese poder. Los pesos y contrapesos estarán a la orden del día, pero es precisamente esa nueva naturaleza la urgía al interior de la institución. Los cuatro órganos que coexistirán en el Poder Judicial serán los que se encarguen de supervisar y parar en seco a aquellos que pretendan regresar al pasado. Ya no hay vuelta atrás. Por lo mientras, el gobernador Miguel Barbosa Huerta puede estar seguro que se ganó un sitio en la historia con esta reforma.
NACHO MIER Y LA MENTIRA
El diputado federal de Morena Moisés Ignacio Mier Velazco anda desatado con su lengua viperina. Ayer, por ejemplo, se tiró al piso y aseguró que su hija Daniela Mier Bañuelos nunca fue tratada correctamente por el Ministerio Público en un caso de violencia de la que fue víctima. Es curioso que hasta apenas se sepa de esa situación y que se haga en el marco de una desesperada estrategia por ganar simpatías rumbo a 2024. Lo que llama la atención es que el coordinador de Morena en San Lázaro ha incurrido reiteradamente como un dique en la aplicación de la justicia. Ahí está el caso de su hijo Carlos Ignacio Mier Bañuelos, quien se ha negado a presentar su declaración ante el MP por su presunto involucramiento en la muerte de cuatro agentes de investigación, ultimados por su secretario de Seguridad Pública municipal en Tecamachalco, Alejandro Santizo. El legislador federal tampoco ha hecho nada porque se investigue la presunta reunión que su hija sostuvo con la hermana del líder huachicolero, conocido como El Toñín. Menos aun se ha pronunciado por una sanción ejemplar contra su operadora política Nelly, detenida por tener en su poder armas de uso exclusivo del Ejército. La hoy presa era la diputada local suplente, cargo al que llegó por instrucciones de Nachito Mier. No es lo mismo acusar que cumplir la ley.
