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jueves, mayo 2, 2024

El “inobediente” Tomás Segovia

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A Isabel Ulacia, nieta de  

Manuel Altolaguirre  

y Concha Méndez  

 

I. La generación del 27 en España

Se conoce como “Generación del 27” a un grupo de poetas y artistas, entre los que se encuentran Federico García Lorca, Emilio Prados, Luis Cernuda, Rafael Alberti, León Felipe, Max Aub, Miguel Hernández, Manuel Altolaguirre, y las mujeres artistas Sin nombre (entre las que se encuentran Concha Méndez, Remedios Varo y María Zambrano). Altolaguirre publicó en Málaga con Emilio Prados la revista Litoral y allí conoció a Concha Méndez, con quien se casó y tuvo una hija, Paloma Ulacia, madre a su vez de la fotógrafa Isabel Ulacia y del poeta fallecido prematuramente Manuel Ulacia, buen amigo.   

 

II. El exilio republicano español en México

Ante el triunfo del fascismo en España, México acogió a numerosos artistas e intelectuales de esa generación, que con su quehacer enriquecieron de manera notable el desarrollo académico, cultural y artístico de México, habiendo fundado la Casa de España -hoy Colegio de México-, entre otras instituciones. Además de los miembros de la generación del 27 ya mencionados, llegaron también, entre otros, Pedro Bosch, Joaquín Xirau, León Felipe, Margarita Nelken…  

Hace unos meses la autora española Irene Vallejo, autora del espléndido libro El infinito en un junco, se presentó en la Sala Nezahualcóyotl de la UNAM ante cientos de estudiantes. Al término de su exposición, agradeció a México por haber sido la casa de lo mejor de España en esos tiempos difíciles. 

 

III. La Generación de Medio Siglo en México

El nacionalismo revolucionario permitió la narrativa visual del muralismo mexicano, con sus pros y contras -¿qué hubiera sido de Diego -el de Montparnasse, el amigo de Picasso-, si hubiera seguido la búsqueda al más alto nivel de la vanguardia en el arte en lugar de regresar a México a pintar murales y alcatraces? 

La brillante generación de Medio Siglo estuvo formada por un grupo de escritores que se propusieron dejar atrás la retórica nacionalista -ya un poco rancia- y sustituirla por un cosmopolitismo que en ese momento fue aire fresco para la cultura y el arte en México. Inés Arredondo, Juan Vicente Melo, Sergio Pitol, Tomás Segovia, José de la Colina, Juan García Ponce, José Emilio Pacheco… voltearon la vista a Europa y, a través de la Revista de la Universidad, la Revista Mexicana de Literatura, diversos suplementos culturales y las revistas Plural, Vuelta y Snob, nos dieron una enorme apertura intelectual, retomando la labor de escritores de las generaciones que los antecedieron, como la de Contemporáneos (Xavier Villaurrutia, Jorge Cuesta, Gilberto Owen).  

 

IV. Tomás Segovia (Valencia, 1927-México, 2011) 

Poeta y ensayista, nació en Valencia y se naturalizó mexicano. Fue parte de esta generación e incluso secretario de redacción de la revista Plural, donde confluyeron gran parte de los escritores de la misma. Sin embargo, Segovia siempre mantuvo una saludable distancia con grupos y camarillas, incluso con Octavio Paz, con quien siempre mantuvo un diálogo inteligente y respetuoso, que incluía gozosamente -o no tanto- sus diferencias.  

Daniel Ayala, -escritor e investigador de la Universidad de Guanajuato- nos ofrece en su libro Sentido y resistencia en la obra ensayística de Tomás Segoria -publicado por la misma Universidad- un recorrido que abarca la condición de exiliado de Segovia y el hecho de que siempre fue un “escritor nómada” -no sólo por vivir en otros países sino por mantener voluntariamente una condición marginal que mantuviera sin tacha su libertad de pensamiento y de critica- hasta llegar a sus ensayos, que para Ayala son una forma de moralidad basada en una resistencia “a contracorriente”. 

Decía Segovia: “en la literatura la Palabra está tomada en su fundamento y como fundación. Tomada así, la Palabra es la aparición del espacio del diálogo”. Ante todo, poeta, en sus ensayos Tomás da muestras de su “inobediencia”, de su resiliencia, de su marginalidad. Imposible resumir en estas pocas líneas el libro de Ayala, un trabajo profundo y sugerente sobre un escritor, que, como se ha visto en esta entrega de Hipócrita Lector, trae consigo una constelación de artistas, de la que él mismo forma parte. Como afirma Ayala al final de su libro: “Quizá la lectura de la obra de Tomás Segovia sea, a fin de cuentas, un impulso más para salir del adormecimiento y reconocer que la vida, pese a todo, sigue teniendo sentido”.  

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