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domingo, abril 28, 2024

La antropología y sus vicisitudes

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Una reflexión sobre la obra del Dr. Ángel Espina 

 

Se cree que las ciencias sociales y las investigaciones humanísticas tienen poco interés por seguir metodologías especializadas. 

La antropología sí se ha convertido en una disciplina indispensable para abordar diferentes áreas, y sobre todo para la determinar aspectos de la convivencia humana. 

El Manual de Antropología del Doctor Ángel Espina señala que la comprensión multicultural abre posibilidades de mirar al otro, de vernos reflejados en sus condiciones de comprensión del mundo y enfoques de la realidad, según sus manifestaciones culturales. 

Como bien sugiere el texto, no es posible convivencia sin adaptación, por lo tanto, es igual de cierto que la antropología representa un aspecto fundamental para la evolución en el sentido de adaptación a los medios, y sobre todo en estos tiempos de globalización donde la movilidad humana es cada vez más necesaria. 

Sin duda, pensar el “otro” que propone la antropología clásica, es pensar en observar los contrastes, el principio filosófico de los opuestos para encontrar una definición más cercana al receptor, al sujeto de la acción. Quizás retomando las propuestas de Jakobson al sujeto del relato, que muchas veces puede ser implícito o explicito 

Últimamente, muchos discursos universalistas radican en lo heterogéneo más que en lo homogéneo, y esto es visible en varias propuestas de los discursos políticos, tanto occidentales como orientales y es verdad que las ciencias sociales apoyan a esta concepción compleja de convivencia humana. 

Resulta interesante como en países que no son latinoamericanos se presenta un estudio antropológico desde las costumbres populares, desde prácticas que aún se conservan y que determinan un despertar cultural o una mirada retrospectiva a la esencia no universalizada que podría difundirse en este tipo de países. 

Cada vez más se difunden metodologías de investigación que contemplan la interdisciplinariedad. Este aspecto es importante, porque si reflexionamos acerca de los procesos de hiperespecialización que ha sido difundidos las últimas décadas, podemos entender la nueva crisis evidente con respecto a los enfoques teóricos. 

Cada vez más las propuestas antropológicas y complejas nos muestran una integración de perspectivas teóricas para abordar un tema social. 

En el caso de la antropología, es cada vez más necesaria en cada uno de los ámbitos sociales, políticos, económicos y culturales.  

En el Manual mencionado se intenta desglosar y mostrar los principales temas de la antropología. Un acercamiento a la antropología cultural y su relación con diversas ramas como la lingüística, la psicología, la psiquiatría, la historia, entre otras.  

La antropología ocupa las problemáticas y sistematizaciones del hombre y de su comportamiento en la sociedad. Describiéndolo en términos muy generales.  

La gran preocupación del antropólogo es el hombre de manera permanente, como su nombre lo sugiere.  

Al mismo tiempo se cuestiona la definición de antropología, ya que es un concepto abstracto que deja abierto un abanico de posibilidades en el sentido complejo para comprender al hombre y su desenvolvimiento a través de la historia y dentro de determinadas sociedades.  

Dentro de los estudios antropológicos existen varias dicotomías que definen la doble dimensión del ser humano, esto tiene mucho sentido si se visualiza también desde el aspecto cultural, porque por ejemplo en las culturas andinas se sabe que no existe en número 1 desde sus antecedentes históricos y antes de la conexión con otras culturas, el hombre era concebido desde la dualidad.  

En este sentido, la propuesta antropológica que determina si el hombre es cultural o biológico, civilizado o simbólico, convierten las dicotomías clásicas del estudio de la humanidad.  

La obra del Doctor Espina es indispensable para orientar a los estudiantes que están teniendo un acercamiento a la antropología, definir exactamente lo que estudia cada rama de esta ciencia es fundamental para orientar a los futuros antropólogos.  

De hecho, en el caso personal. Cuando decidí dedicarme a la antropología, pretendía hacer examen de admisión para la especialidad en etnohistoria, mi intención era poder hacer una lectura fiel de los códices mesoamericanos bajo estudios especializados que tuvieran las herramientas adecuadas para la descodificación simbólica.  

Decidí estudiar lingüística antropológica una vez que conocí a profundidad las implicaciones y los niveles de análisis a los que podía llegar con esta nueva especialidad. Así mismo, el conocimiento previo de todas las áreas me permitió elegir las optativas adecuadas para formarme como investigadora y especialista en el tema de mi interés. 

Como bien menciona el autor, la unificación de especialidades para la construcción del conocimiento científico es indispensable. Y mucho más en estos tiempos tan complejos en donde la cultura ha sido fuertemente influenciada por los procesos de globalización de las últimas décadas.  

La cultura es el objeto de estudio principal del antropólogo y esta situación genera muchas vertientes para la comprensión de los símbolos que son manifestados en cada cultura.  

Por eso es importante la antropología, porque como sugiere el autor, más allá de generar comprensión del hecho cultural y de las sociedades o grupos culturales, nos ayuda a ser más empáticos a las diferencias con las que vivimos día a día.  

Considero que este punto es fundamental en el trabajo del Doctor Ángel Espina, porque pone de manifiesto el carácter humanístico que genera la disciplina de la antropología. Y si eso es comprendido tendríamos un mejor entendimiento social y estructural para resolver problemáticas sociales, económicas, científicas y culturales.  

Realizar una frontera visible en el tema de la identidad resulta algo casi imposible. Incluso hablando de una persona particular. 

También resulta muy problemático intentar delimitar la identidad de un pueblo o por lo menos aislarlas, si estamos hablando de lenguas, las isoglosas, que son líneas imaginarias, no necesariamente se reconocen o distinguen por tipos de división política, como en muchos casos se cree. Las isoglosas se pueden distinguir por rasgos dialectales concretos de la lengua, como acentos, tono, uso de consonantes y tupos de vocales, es decir; fenómenos de tipo léxico, o fonológico. Resultan un recurso muy eficaz para, modelo de análisis bastante interesante que ayuda a comprender los límites fronterizos entre casa cultura por medio de las lenguas en contacto.  

Muchas veces se piensa que la identidad es algo que se puede cortar a rebanadas y tratar de definir la raíz de las características más visibles. Si este asunto, resulta problemático intentarlo con una persona, resultaría más problemático hacerlo con un pueblo completo. Aunque los modelos simbólicos que son repetidos desde las prácticas culturales generan una conciencia colectiva lista para ser descodificada por un antropólogo. 

El hecho de intentar conocer a una cultura a través de sus representaciones simbólicas podría estar emparentado con la necesidad que muchos antropólogos tienen acerca de intentar comprender la cultura para generar modelos o patrones que el autor marca como ideales, normas ideales. Pero es bien sabido que desde la postura más coherente de la antropología y de las ciencias sociales, existen fenómenos culturales que se salen de esos patrones. La complejidad ha abordado bastante estos fenómenos que en la lingüística son nombrados como -mal portados- pero que en realidad si se visualizan desde una postura compleja, se podrían comprender como unidades disipativas que son esenciales para reorganizar los sistemas. Y esos famosos fallos, arrojan esa subjetividad o concepción holística que es muy característica de la antropología.  

Evidentemente los múltiples significados de cultura generan las ramas de estudio por las cuales el antropólogo va encaminando su proceso analítico. Desde un punto de vista muy personal, se suele considerar que la cultura es un concepto que fue generado para asentar el objeto de estudio que en el caso de la antropología seroa -el hombre- y sus dinámicas, entre otras cosas. Pero la postura que se plantea en el presente texto da de manifiesto la importancia de la cultura como objeto de estudio, como su mismo nombre lo sugiere y por las justificaciones que se plantean en el ensayo. Esta postura puede aportar a no caer en el vicio del antropocentrismo. 

Las definiciones de cultura han surgido a partir de las diferentes corrientes antropológicas a lo largo del tiempo. Y esto es importante recalcarlo porque a partir de la definición se puede encaminar el modelo de investigación y comprender un aspecto del objeto de estudio.  

Considero que es sumamente importante que el antropólogo, tal como revela el Doctor Espina, debe tener conciencia clara, por lo menos en las temporalidades en que los autores definen los cientos de conceptos de cultura para establecer relaciones confiables y objetivas de los niveles de análisis que se van a realizar sobre un fenómeno antropológico. Tener conciencia clara de las nociones de cultura y lo que representa la polisemia del concepto da mucha certeza y objetividad a la investigación.  

También es importante que en cada trabajo de investigación en el marco conceptual se determinen tablas del uso de los términos desarrollados en la investigación.  

Si bien el concepto de cultura puede tener enfoques diferentes de acuerdo a los autores que los proponen y sus propias corrientes antropológicas, entonces es importante tratar de definir la cultura considerando que se puede partir desde tres bases argumentativas; lo biológico, lo simbólico y lo social. 

Las diferentes disciplinas de la antropología que se plantean al inicio del texto, dan cuenta de la importancia de la percepción antropológica a la cual nos enfrentamos los profesionales de las Ciencias Sociales.  

Las normas también tienen un papel fundamental dentro de los estudios antropológicos, porque son una especie de conductas o patrones de conducta propuestos socialmente, lo cual regula el sistema y ordenamiento de los hombres como unidades de un sistema mayor que sería la sociedad. El autor describe que una norma es el modo de comportamiento fundamental que constituye la cultura de cualquier sociedad y que resulta de la generalización de las conductas de los miembros de esa misma sociedad. Es interesante este tema porque muchas veces la propia existencia es concebida de manera colectiva en la humanidad. Incluso hay pueblos indígenas mexicanos que la existencia del hombre se define desde la colectividad, es decir; principalmente tiene que ser un engrane del grupo al cual pertenece para poder dar sentido a su existencia individual. Incluso, existen en la lengua algunos rasgos que dan sentido a estos argumentos.  

Un ejemplo puede ser la comunidad Ch’ol de Chiapas, específicamente en Tila, Palenque donde el astro lunar, tiene dos nombres diferentes. Uno cuando se ve en colectivo que es el nombre más genérico y otro cuando se observa la Luna individualmente, el cual es un nombre que no es fácil de elicitar. Porque cuando se pregunta a un hablante el nombre de la Luna en su lengua, la mayoría dicen que no existe el nombre en la lengua indígena. Es algo tan sagrado que se nombra colectivo como primer nominal e individual como una especie de seudónimo. El significado literal es: Nuestra Madre.  

En pocas palabras la obra Manual de Antropología Cultural plantea la oportunidad de aprender de manera clara, referenciada y con ejemplos reales, las necesidades, herramientas, problemáticas y todo lo que va a enfrentar un futuro antropólogo. 

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