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martes, mayo 7, 2024

Eficacia, eficiencia y efectividad

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Parafraseando a Octavio Paz: Las palabras están hinchadas de significaciones muy ambiguas y a veces hasta contrarias. La labor del escritor y del lector es purificarlas, esclarecerlas, oxigenarlas, encontrarles el sentido, juzgarlas, parafrasearlas, darles respiración de boca a boca en el juego íntimo del pensamiento.

En tanto realizamos este ejercicio de la escritura y la lectura podemos conocer e interpretar la realidad en una forma más objetiva y realista.

Las palabras eficacia, eficiencia y efectividad no me dejarán mentir, porque siempre han sido objeto de malos entendidos, tergiversaciones, confusiones y, por qué no, de trampas, conscientes e inconscientes, para el logro de objetivos.

Según la Coordinación de Estudios Administrativos de la Administración Pública Federal -cuando existía y con la cual estoy de acuerdo-, la eficacia, la eficiencia y la efectividad tienen fronteras muy estrechas y dan pie a que los servidores públicos las utilicen a su conveniencia. Lo mismo pasa en los sectores privado y social.

En este contexto, La Eficacia implica cumplir con los objetivos, como sea, haciendo uso irracional de los recursos o utilizándolos indiscriminadamente, derrochándolos, si es necesario.

Lo importante es cumplir a como dé lugar, apagar el bomberazo mediante la aplicación de medidas apresuradas, improvisadas y de emergencia.

La Eficiencia, por otro lado, también implica cumplir con los objetivos pero empleando los recursos de la mejor manera, optimizándolos, haciendo más, con menos, y no: más de lo mismo.

Finalmente, y enfatizo en esta palabra, La efectividad también busca cumplir objetivos (no maquillados) mediante el empleo racional de los recursos, optimizándolos, pero, dando resultados.

Los resultados los mide la ciudadanía y los refleja en las urnas; el público en general y lo refleja en las compras; el cliente externo y el interno, y lo refleja en los momentos de la verdad, sean de magia o de miseria.

Continuando con el planteamiento de esta columna, estos conceptos también encajan en la Triada Organizacional, ubicándose en los estamentos que hemos estado mostrando:

En la Alta Dirección el enfoque es de Efectividad. Lo importante son los resultados, buenos o malos.

En los Mandos Medios el enfoque está acentuado en la Eficiencia. Se utilizan los recursos en forma óptima cumpliendo con los objetivos, y aunque no se cumplan del todo.

Finalmente, en la base de la pirámide organizacional, el Nivel Operativo se centra en cumplir objetivos, nada más, maquillados o no (Plan Operativo Anual).

Sintetizando, si definiéramos cada concepto con una palabra, estas serían:

Eficacia: cumplir

Eficiencia: optimizar

Efectividad: resultados

Así: Eficacia más eficiencia igual a efectividad

Vuelvo y repito: cumplimiento más optimización igual a resultados

El juego de palabras es muy parecido al juego de los números, al juego de los datos, al juego de la información, al juego de la manipulación. Dependiendo de cómo se ordenen y cómo se orienten, los significados cambian y provocan efectos distintos, a modo.

La estadística y la sintaxis hacen lo propio.

Los sofistas y los políticos en eso se parecen, en el modo, no nada más en la contemplación.

El poeta y el político cuentan con esa suerte de persuasión, van directo al hemisferio derecho del cerebro, al lado emocional, a los sentimientos.

Hitler tenía razón: “Las masas no tienen necesidad de explicaciones científicas; su facultad de asimilación es restringida; la propaganda sobre ellas debe inspirarse en el reclamo de una marca de jabón, simplificación, repetición constante e implacable. ¿El juego?: conquistar el corazón de la masa y no su inteligencia”.

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