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domingo, mayo 19, 2024

Del ‘tortero asesino’ a los ‘sicarios colombianos’

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La creación de una trama macabra exige una buena narrativa.

Eduardo Rivera y Mario Riestra no la tienen.

Tampoco sus voceros y sus bots.

Sus narrativas caen en contradicciones y terminan por ser delirantes.

Regresemos a la primera escena del crimen: la del tortero asesino de San Francisco Totimehuacán.

El señor tortero, con unas cervezas de más, llegó con su esposa al mitin de Rivera y Riestra.

Y después de tomarse una selfie con Lalo, se acercó a Mario.

Es ahí cuando hubo un pequeño jaloneo que culminó con la caída al piso de su credencial de elector.

Lo único que el señor quería era una selfie.

Según Riestra, el tortero asesino se acercó y le dijo al oído —con la tétrica voz de Hans Landa en la inmortal película ‘Bastardos sin gloria’—: “Tu cabeza vale quince mil pesos”.

Pero no se lo dijo una vez, como lo haría un sicario normal y educado.

Lo asombroso es que lo susurró dos veces.

“Tu cabeza vale quince mil pesos… tu cabeza vale quince mil pesos”.

¿Cuántos segundos transcurrieron a lo largo de esa doble amenaza?

¿Diez, doce?

Aproximadamente.

Imaginemos a Riestra colapsándose lentamente ante el primer dicho —como lo hizo el campesino francés ante el terrible Hans Landa—, y terminándose de colapsar ante el segundo dicho.

En condiciones normales —en el contexto de un mitin con acarreados, candidatos, guaruras, matracas, confeti, música—, cualquiera gritaría: “¡Este tipo me acaba de amenazar de muerte!”.

Pero nada de eso sucedió.

El candidato denunció los hechos horas después, en un video en solitario realizado a las puertas de la Fiscalía, mientras el señor de las amenazas seguramente dormía tranquilo en su casa.

¿Por qué no exhibió públicamente al tortero asesino en el escenario del crimen?

Porque la doble amenaza nunca fue proferida.

Algo similar pasó con Eduardo Rivera y el frustrado ataque de los colombianos asesinos.

Primero dijo una cosa, luego contó otra.

Y en cada entrevista concedida ha venido cambiando los detalles al grado de contradecirse.

Tuvo que venir el periodista Rodolfo Ruiz para aclarar que los colombianos asesinos no habían ido por él.

Si usted es candidato y quiere victimizarse para ganar publicidad, no caiga en los errores narrativos de los abanderados del PRIAN.

Búsquese un buen asesor que a su vez busque una buena escena del crimen.

Lo demás vendrá por añadidura.

Por cierto: en un acto de Xóchitl Gálvez realizado en la Ciudad de México, el candidato del PRIAN a la gubernatura de Puebla recibió la solidaridad de ésta con una sola y miserable frase que duró unos segundos.

Y luego cambió de tema a cosas más importantes como la elección en Veracruz.

Ufff.

Quienes sí andan ardidos y dolidos son los bots panistas con seguidores japoneses y herzegovinos.

Después de que exhibí la falsa trama del tortero asesino se me vinieron encima.

Y lo mismo hicieron ahora que evidencié el montaje de Lalo Rivera.

Un análisis rápido de sus bots arrojó que sus seguidores son japoneses muy interesados en la política poblana.

Quién lo hubiera dicho.

¡Que Godzilla los redima!

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