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sábado, abril 27, 2024

Autoridad Moral

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En la selección de candidatos, siempre habrá insatisfacciones, enojos y enfrentamientos. Es algo natural.  

En un partido esto es normal. Por eso, después de las definiciones, hay que reconstruir la identidad y la organización, a partir de lo que diferentes grupos habrían logrado. Cada uno tendrá un saldo emocional al que debe darse cauce, para que encuentren dentro de la casa el espacio, el respeto y la colaboración que merecen. 

La reunificación de los grupos, pasa por la reconciliación y la redistribución de oportunidades. Es un proceso de ingeniería política, que en la negociación construye la nueva eficiencia de un partido político, requisito indispensable para una exitosa participación electoral. 

Alejandro Armenta lo sabe hacer, lo quiere hacer y lo está haciendo. 

Trabaja para resolver tres problemas fundamentales al interior de su partido. El primero, es incluir a todos los que, en ejercicio de sus derechos, no lo apoyaron y al mismo tiempo, hacer entender a quienes lo respaldaron que, no es hora ni de soberbias ni de desprecios, porque solos no ganan.  

Recordarles que la guerra está fuera del partido, no dentro, porque Morena no tiene los militantes suficientes para ganar. Que la victoria está en multiplicar votos, afuera, donde está el mayor número de votantes. 

El segundo tiene que ver con asegurar certidumbre y confianza a sus compañeros, compañeras y compañeres que quieren y merecen ser candidatos. Para eso, Armenta guía a su partido para que, al cumplir esos derechos, se sigan las reglas de Morena para la selección de los candidatos que faltan. Hacerlo transparente y sin inclinaciones emocionales o de deudas por pagar. 

Armenta ganó cumpliendo las reglas establecidas. Sabe bien que, en ese triunfo transparente, se fortaleció su liderazgo y se reconoció su autoridad moral. Esos atributos garantizan a los electores, inteligencia, capacidad y calidad para gobernar al Estado. 

El tercero es construir una estructura adicional de votantes para asegurar ganar las elecciones. Armenta también lo sabe hacer y bien.  Ha ganado ya, varias elecciones. 

Los que promovieron al senador Armenta deben reconocer que hay que abrir espacios reales, alejados de la simulación, a todos los que desde el principio no se la jugaron con Armenta. Ese es el mayor desafío a su inteligencia.  

Recordar que ahora Armenta ya es de todos adentro y debe ser de las mayorías afuera. Deben ayudar sin patrimonialismos. A eso los invita Armenta cuando llama a la unidad. Su llamado es inteligente y oportuno, pero, sobre todo, honesto. 

La unidad, dice Armenta, “no significa incondicionalidad. La unidad significa respeto. La unidad significa inclusión. En la unidad no se limita, al contrario, se le tiende la mano para hacer equipo. 

“En la unidad se respeta la diversidad, porque Puebla es para todas, todos y todes. Queremos servir a todos, todes y todas. Porque los poblanos, merecen una fuerza de progreso”.   

La unidad, en la prospectiva del senador Armenta, es el principio básico del código de valores con los cuales será gobernador del estado. Tiene muy clara la responsabilidad: “escuchar a los poblanos, para que se haga lo que ellos quieren y lo que decidan”. 

El desafío más importante está adentro, en la casa de Morena. Sin unidad interna no habrá frente externo fuerte y exitoso. El riesgo es mayor cuando, desde ahora, todo indica que Morena puede ganar las elecciones, si los morenistas entienden que los votos que lo aseguran están afuera de su partido. 

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