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viernes, abril 26, 2024

Los migrantes queremos regresar, pero no en cajas de cenizas: dreamers poblanas

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Arraigo y esperanza son condiciones que explican el deseo de los migrantes de volver a su tierra original, la que en la mayoría de los casos dejaron hace décadas. Los kilómetros pesan mucho, como los recuerdos y la tristeza de no haber podido mirar vivos a sus padres.

“Los migrantes queremos regresar, pero queremos regresar vivos, no en cajas de cenizas”, asegura la dreamer poblana Diana Sánchez, quien está de vuelta en Puebla e irá en estos días a su natal Tehuitzingo, donde por primera vez, hace seis años, vio el cielo de la Mixteca lleno de estrellas, esas que las luces artificiales y los edificios no dejan mirar en las noches neoyorquinas.

Como migrante mexicana en Estados Unidos, a donde llegó a los cinco años para reunirse con sus padres, a quienes había dejado de ver al año y medio de vida, Diana vive una dualidad: no es de aquí, aunque aquí tiene el corazón, ni de allá completamente.

Este suelo poblano no lo conoce más que por evocaciones y una visita fugaz en 2016, y esta es la segunda; allá, es apenas residente y recipient (beneficiaria) del DACA (Acción diferida para los llegados en la infancia a Estados Unidos), programa que instauró Barack Obama, para aligerar los problemas de los indocumentados llevados en la infancia.

“Siempre decimos: ni somos de aquí, ni somos de allá, estamos en medio, desafortunadamente. Yo tengo mis hijos y por eso no puedo regresar acá, pero la realidad es que mis hijos nacieron allá (Estados Unidos), obviamente son ciudadanos, ellos tienen más beneficios y mi pareja también es ciudadana, pero nuestro corazón quisiera quedarse acá, porque es nuestra tierra”.

 

MOVIMIENTO SANTUARIO

Diana Sánchez Hernández y Marisol Yessel Santiago Pérez, las dos originarias de la Mixteca de Puebla y fundadoras del Movimiento Santuario de Yonkers, se reunieron con el gobernador Miguel Barbosa Huerta este martes para hablar sobre migrantes, sus problemas y sus esperanzas.

Con ellas estuvieron 11 niños, niñas y jóvenes, hijos de poblanos en Nueva York, que por primera vez conocieron la tierra de sus padres y a sus familiares gracias al programa “Juntos otra vez”, impulsado por el Gobierno de Puebla.

Luego, en entrevista, Diana Sánchez Hernández reconoce que la vida de un migrante indocumentado es difícil, ya que sus comunidades no son tomadas en cuenta para las decisiones políticas que podrían beneficiarlos.

“He escuchado de muchas personas que tu comunidad no cuenta, porque no puede votar, entonces es un coraje que uno carga internamente, porque te sientes con coraje de que siempre hacen lo que quieren los oficiales electos, los políticos. Nos hacen menos cuando, en realidad, es nuestra comunidad, es nuestro pueblo migrante el que ha mantenido esa economía”.

La pandemia de Covid-19 parece darle la razón a la activista, ya que mostró la verdadera fuerza de los migrantes en Estados Unidos. En esos meses de enfermedad, cuando los cadáveres se apilaban en camiones frigoríficos en las calles de la Gran Manzana, ellos fueron los únicos que no dejaron de trabajar, a pesar del riesgo.

“Fueron los que salían en los trenes, en los buses, era la comunidad que no tenía opción más que trabajar, y les llamaron esenciales. Hasta les pusieron el título de esenciales, esenciales cuando nos necesitaban y excluidos cuando ya no le servíamos, excluyeron a nuestra comunidad de beneficios, de programas, de ayuda, de todo”.

 

FUERZA DE LOS MIGRANTES

El coronavirus no detuvo a la fuerza migrante. Día y noche trabajaron. Dejaron de comer para mandar dólares a México y a Puebla. Muchos enfermaron y varios murieron, incluso sin conocer a aquellos a quienes mantenían con sus remesas.

“Hay gente que murió durante la pandemia, que mandaba dinero siempre a su familia y que no la conocieron, ni siquiera mantuvieron una relación con hijos, con familia, eran como extraños de su propia familia.

“Cuando traen el cuerpo, traen las cenizas a los familiares. Creo que es como un shock grande, porque esa es la persona que les estaba contribuyendo, esa es la persona que ellos necesitaban y ahora ya no existe”, narra Diana Sánchez Hernández.

De acuerdo con un informe de la Presidencia de la República, durante los años de la pandemia, las remesas desde Estados Unidos a Puebla aumentaron 356 millones de dólares que, al llegar a territorio nacional, se convirtieron en siete mil 476 millones de pesos.

 

EL REGRESO

Marisol Yessel Santiago Pérez no solo comparte con Diana su origen mixteco, también la esperanza de regresar algún día a la tierra de sus padres, de sus abuelos.

“Con el nuevo gobierno que tiene México, yo he visto a mi padre emocionado con la idea, en algún momento, de regresarse completamente. Lo he visto con esperanza de que va a venir y tal vez va a haber algún apoyo para él, un poco económicamente”.

Desde los 14 años, Marisol comenzó a trabajar en Estados Unidos. Sabe lo que es ganarse el sustento y no quiere despender de sus hijos cuando ya no pueda conseguir empleo.

“La idea es que tengamos no nada más la esperanza, sino la certeza de que podemos llegar a un lugar para vivir tranquilamente y disfrutar el resto que nos queda por vida, porque hemos trabajado mucho”.

El tema fue puesto sobre la mesa del gobernador de Puebla, Miguel Barbosa Huerta, a quien las activistas le pidieron apoyo para que los migrantes que quieran volver desde Estados Unidos, puedan instalarse en sus lugares de origen.

En respuesta, el mandatario mostró su apoyo para que los poblanos se reinserten a la vida de sus comunidades, además de resaltar que es trabajo del Gobierno de Puebla crear condiciones para que quienes quieran volver y encuentren la forma de seguir con sus vidas.

Las activistas tienen algo claro, como migrantes quieren estar nuevamente en su tierra, pero vivas, no muertas.

CONSTANTE AMENAZA

La comunidad migrante en Nueva York —y con ella la de poblanos— vive la amenaza de que ese lugar deje de ser un santuario donde no puedan ser perseguidos.

Y es que la posibilidad de que el candidato republicano Lee Zeldin le quite el puesto a la gobernadora Kathy Hochul, significa, a decir de Diana Sánchez Hernández, un problema mayor al de tener a Donald Trump en la Presidencia de Estados Unidos.

“Hay el riesgo de que vayan a elegir a un republicano para ser nuestro gobernador, si llega a pasar, olvídate del país. El estado de Nueva York es el que ha liderado, el que ha empujado leyes para proteger a la comunidad migrante, a la comunidad LGTBQ, a la comunidad morena, el estado es conocido como el estado liberal, pero esto lo hemos logrado tanto los activistas de antes como de ahora.

“Si llega a ganar el gobernador que es antiinmigrante, es como si tuviéramos un Trump en nuestro estado”.

Las dreamers no olvidan al expresidente, quien durante su periodo intentó acabar con los beneficios del programa DACA (Acción diferida para los llegados en la infancia a Estados Unidos) que impedía su deportación.

Esta semana, Diana y Marisol volverán a pisar la Mixteca de Puebla. Ahí se reencontrarán con la familia que dejaron cuando eran niñas y tuvieron que pasar como indocumentadas a Estados Unidos, con el único objetivo de reunificar a sus familias.

En el caso de Diana, volverá a mirar las estrellas, esas que se esconden detrás de las luces y los rascacielos de Nueva York, mientras recuerda a sus abuelos, quienes la cuidaron cuando sus padres se fueron del país hace más de 35 años, en busca de un mejor futuro para toda la familia.

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