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domingo, abril 28, 2024

8-M: La ola morada y verde pinta las calles con puños, gritos y rabia

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Las calles de la ciudad de Puebla se pintaron de morado y verde este martes 8 de marzo, luego de que miles de mujeres de diferentes colectivos, distribuidos en seis contingentes, marcharon para exigir un freno a la violencia en el marco del Día Internacional de la Mujer. 

Ayer, las mujeres poblanas inundaron las calles de la Angelópolis con pancartas, pañuelos, banderas y consignas feministas que buscaron evidenciar la desigualdad que sufren, los diferentes tipos de violencia de los que son víctimas, los casos de feminicidio que no son investigados y la ausencia de derechos básicos como el acceso al aborto. 

Las paredes, a su vez, reflejaron el grito de desesperación de las mujeres: “aborto seguro”, “resistencia”, “pedófilos” “violadores” “la policía me olvida” y “las niñas no se tocan”, fueron sólo algunas de las frases que buscaron dejar un mensaje de justicia hacia las féminas. 

Colectivas como el Frente Feminista Radical, acompañadas por el Bloque Negro, Voz de los Desaparecidos y Mujeres Unidas de Puebla, encabezaron los contingentes más grandes y sus protestas hicieron eco en diferentes inmuebles donde operan los encargados de hacerles justicia: la Fiscalía General del Estado, el Palacio Municipal, Congreso del Estado y el Zócalo de Puebla. 

Los inmuebles y espacios públicos fueron arrasados al paso de la ola morada, lo mismo que los paraderos de la Red Urbana de Transporte Articulado (RUTA), pero las pintas y vidrios quebrados no fueron nada ante las barricadas que montaron las autoridades municipales, misma que fueron combatidas con una sola frase: “Ojalá fuera monumento para que me protegieran”. 

En punto de las 9:00 horas, el Ayuntamiento de Puebla prepara un dispositivo de seguridad con 190 mujeres policías que son agrupadas en la plancha del Zócalo, para resguardar el primer cuadro de la ciudad y ofrecer acompañamiento a las asistentes de las diferentes marchas. 

Una hora después, cerca de 300 mujeres lideradas por María Luisa Núñez, acompañada por un grupo reducido de hombres, se alistan con playeras blancas en el atrio de San Francisco para exigir la búsqueda de sus familiares. 

Su marcha fue el corte de listón de lo que unas horas después se volvería un movimiento de miles de mujeres que abarrotaron el Centro Histórico para exigir justicia. El Colectivo Voz de los Desaparecidos se movilizó hacia la Fiscalía, donde un grupo de seguridad mantiene blindado el perímetro para evitar destrozos. 

Allí, madres de familia y activistas transgénero cantaron el himno de las personas desaparecidas y cargaron ataúdes frente a los elementos de seguridad que blindaron el edificio, en símbolo de luto por sus familiares de los que nadie sabe dónde están. 

Son las 14:30 horas e integrantes del colectivo Mujeres Unidas de Puebla de distintas universidades se alistan para una manifestación de aproximadamente mil personas que portan pañuelos morados y realizan una protesta pacífica a la voz de “Ni una más, ni una más, ni una asesinada más”, con rumbo a Casa Aguayo. 

La protesta sufre de último momento una modificación, se traslada a la plancha del Zócalo y, posteriormente, pisan la sede del Congreso local con los cánticos de una “canción sin miedo”, la cual entonan al unísono. 

Para entonces, un contingente de igual o mayor proporción de mujeres del Frente Feminista Radical y Bloque Negro, comienzan la marcha separatista que fue convocada sin la presencia de hombres. 

Los vidrios de los paraderos de la RUTA, el Ángel Custodio y lo que se encuentra a su paso, son intervenidos por un grupo de mujeres con vestimentas negras, quienes gritan: ¡El que no brinque es macho!, “Mujer, escucha, esta es tu lucha” y “Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las mujeres en la cara de la gente”. 

El Congreso local se convierte minutos más tarde en el lugar donde convergen ambos grupos feministas que partieron desde la Fiscalía. El sitio es acordonado por elementos femeninos de seguridad, lo que impide daños al inmueble, mientras trabajadoras del Organismo de Limpia alzan las manos y aplauden en señal de apoyo. 

Los centenares de mujeres inconformes se trasladan al Zócalo de la ciudad, en donde Feministas Radicales y Bloque Negro derriban la valla que colocó el alcalde Eduardo Rivera Pérez para proteger la maqueta de la ciudad y entintan la fuente de San Miguel de color rojo, en símbolo de la violencia que viven las mujeres día a día.  

La caída de la barricada fue, por decirlo de algún modo, la caída de un dogma. Y es que muy temprano, la dirigente estatal del PAN y aliada del alcalde, Augusta Díaz, anunció su rechazo a la despenalización del aborto y permitir que los menores de edad definan su género.  

En las protestas del Día Internacional de la Mujer participaron mujeres de otros grupos como los Colectivos feministas y A.C’s, un contingente liderado por familiares de la joven desaparecida Paulina Camargo e inclusive mujeres de la agrupación de vendedores ambulantes 28 de octubre. 

En tanto, un grupo de Pro-Vida, autodenominados “aleluyos”, resguardaron la Parroquia de San Marcos para evitar que los grupos de feministas realizaran pintas al recinto. 

El cierre del movimiento 8-M ocurrió al filo de las 19:30 horas, cuando integrantes del colectivo Frente Mujeres Unidas, rindieron testimonios sobre familiares víctimas de feminicidio y exigieron a las autoridades acelerar sentencias contra los responsables. 

Este último acto desencadenó el llanto, la aflicción y la reprobación de las asistentes, quienes poco a poco abandonaron la plaza con el sabor amargo de saber que muchas no pudieron acompañarlas en la jornada de lucha y protesta.  

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