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domingo, abril 28, 2024

Hoy por ser mi cumpleaños

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Escribir es un acto que te libera. De esta forma sacas tus demonios que te atacan y no salen de tu pensamiento. Los arrojas sin importar las consecuencias; el hecho es la tranquilidad momentánea que te da esa práctica. Ahora, en el corte de caja, al cumplir 65 años, el ejercicio se torna más patético el contenido. Nunca me guie por obligaciones y si por sentimientos. En este momento lo tengo. 

Maldito el día que le escuche decir a Mario Alberto que él escribía con tinta de sangre.

Muchas veces he tratado de hacerlo sin entender el concepto del acto, solo las palabras que me retumbaron. 

Como quiera que sea, más allá del momento, tengo que ser justo. En mi vida he hecho lo que he querido, a veces bien y muchas mal. Con la ausencia de mi padre que siempre actuó de freno y respeto, mis demonios se soltaron. 

Quejarse no viene al caso. Hice mi familia, con un pilar a prueba de todo que es mi esposa, tres hijos, ocho nietos. Todos hacen lo que les gusta. Eso tiene que ser una bendición y así lo tengo que agradecer. 

Se vienen tiempos en los que tengo que aprovechar, en el disfrute, los mejores cinco o seis años que vienen, que, según mi estúpido cálculo, me quedan en este mundo. Mis vicios, mi mala alimentación, mi automedicación, mi desorden corporal, tiene que pasar la factura. Sobre advertencia no hay engaño, lo sé, entonces toca disfrutar y seguir haciendo lo que me lata, lo que me llene, lo que sume, lo que no lastime, lo que haga recuerdo agradable, lo que deje ejemplo, lo que cierre heridas propias y ajenas. 
Ser capaz de entender que fui, soy y seré el arquitecto de lo que pasó, pasa y pasará, y con esa bandera continuar mi camino. 

En mi alrededor existe gente que confía en mí, que me cree y que le soy útil. Esa riqueza no la pudo tirar a la borda y será mi cimiento para lo que viene. 

Recordando a Amado Nervo y terminar en paz, tatuarme en mi corazón su frase, “Vida, nada te debo, vida, estamos en Paz. 

Te extraño papá. Sin el menor sentimiento de fastidiar a mis hermanos, tú me escogiste y me diste tu nombre. No me acuerdo, ni quiero saber el día que moriste; para mí, sigues aquí y yo sigo fallándote. Sabes que al final no te fallaré y tú me lo harás saber y volveré a recordar al Sr. Nervo. 

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