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lunes, abril 29, 2024

Un 5 de Mayo cargado de mensajes

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El pasado viernes quedaron sepultados seis años -por lo menos- de mala relación y enfrentamientos entre la Federación y el gobierno del estado. Fueron años en que no había nada para nadie, pero Puebla siempre salía perdiendo.

Lo sorprendente es que esta nueva realidad fue construida en 145 días, el mismo tiempo en que el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina pasó de ser
visto como el político poblano que se atrincheró y desafío a la Federación para evitar que se impusiera un gobernador sustituto desde la Ciudad de México.

La noche de los celulares apagados se convirtió en una anécdota memorable que ahora se platica con amplias sonrisas, pero en su momento representaba para muchos el suicidio político y dejó lo que parecía el inicio de un largo camino de desencuentros.

Así pues, Sergio Salomón asumió la gubernatura no sólo en medio del dolor por la pérdida del jefe político sino también en un clima difícil porque los últimos gobiernos no tuvieron buenas relaciones con la Federación.

Todo avizoraba un clima de mayor confrontación y zozobra política e indicaba que Puebla, una vez más, iba a ganar perdiendo.

Pero fue justo en ese momento en que la figura del nuevo mandatario fue suficiente para cubrir todos los vacíos y dudas que existían.

El primer paso -y quizás el más importante- fue recomponer su relación política e institucional con el secretario de Gobernación federal, Adán Augusto López Hernández, responsable de operar la llegada del nuevo gobernador desde la Ciudad de México. Por lo menos tres reuniones mantuvieron antes de que el humo blanco saliera del Palacio de Covián.

¿Qué se dijeron? ¿Qué se reclamaron? ¿Qué observaron uno de otro? Son preguntas cuyas respuestas solo ellos conocen. Lo que podemos observar desde afuera es que la química entre los dos surgió como una chispa que da paso a la llama ardiente.

Cómo olvidar que justo un mes después de la repentina muerte de Miguel Barbosa Huerta, Adán Augusto López se reunía, acompañado por Sergio Salomón, con la clase política poblana, la misma que lo veía con recelo por días aciagos. Solo bastó un par de horas para que el tabasqueño se ganara a los asistentes y para eso solo necesito dos frases: “Para la Federación, el gobernador legal y legítimo es Sergio Salomón Céspedes Peregrina” y “El gobierno federal apoyará en lo que necesite al gobernador”.

Ese reconocimiento sin cortapisas fue la unción de Sergio Salomón como gobernador indiscutible y el líder político del estado. Para que no quedaran dudas, esa misma tarde Adán Augusto López reunió al senador Alejandro Armenta Mier y al diputado federal Ignacio Mier Velazco para llamarlos a la concordia y privilegiar la unidad.

La nueva coyuntura no fue desaprovechada por el mandatario estatal, quien fue reuniéndose con todas las fuerzas políticas en la entidad a fin de estrechar lazos y escucharlos. Fue en el cónclave de Morena cuando Sergio Salomón dio vida a otra jugada maestra: el piso parejo para todos los aspirantes a la gubernatura y la presidencia de la República.

De un plumazo terminó con los pretextos para todos los contendientes, a quienes les pidió solo dos cosas: Actuar apegados a la ley y no traicionar los principios de la 4T. El ostión se cerró y se limpiaron los agravios que existían. Incluso, en la mesa fueron sentados personajes que hace no más de dos meses tenían vetado el acceso al epicentro del poder local.

Este piso parejo local se replicó con los aspirantes presidenciales Claudia Sheinbaum Pardo, Marcelo Ebrard Casaubón, Adán Augusto López. Con cada uno ha tenido una interlocución lisa y llana. Este viernes, la buena relación quedo a la vista de todos con presencia de los tres, la cual fue interpretada como un respaldo abierto y firme al gobierno de Sergio Salomón.

Pero el principal reto del mandatario estatal estaba en Palacio Nacional, a donde llegó cargado de las buenas relaciones con los aspirantes, los secretarios de Estado y factores poder que tienen voz en las entrañas presidenciales.

El primer mensaje que todo caminaba por buen puerto fue la reunión del presidente Andrés Manuel López Obrador con su verdadero ejército político: Los siervos de la nación. Allí, el mandatario federal acuñó la frase: “Hay que apoyar a Sergio, porque si a Sergio la va bien, le irá bien a Puebla”.

Una semana y media previa a la visita de López Obrador a Puebla con motivo de la conmemoración por el 161 aniversario de la batalla de 5 de mayo de 1862, el presidente tenía muy claro que estaba frente a un nuevo estilo personal de gobernar, y con un aliado indiscutible de Palacio Nacional y la 4T.

La reunión, ahora sabemos, fue de plácemes. Allí se aprobó la cascada de obras públicas e inversiones que se anunciaron en La Mañanera del pasado viernes.

Ahora también podemos entender la profundidad de la frase que López Obrador le soltó al poblano cuando se despedían: “Todos me hablan muy bien de ti”.

Y para rematar, la entidad recuperará mil 600 millones de pesos que forman parte del crédito impuesto por el Sistema de Administración Tributaria (SAT) por la evasión de impuestos en la gestión de Rafael Moreno Valle Rosas.

Lo interesante es que el crédito fiscal total ascendía a mil 600 millones, a los cuales si les restamos los 700 millones que evadió el morenovallismo -y que debían pagarse sí o sí-. Si eso no fuera suficiente, el presidente instruyó a Sergio Salomón analizar la posibilidad de también obtener los 700 millones en otros proyectos de inversión para Puebla.

Este 5 de mayo, fecha emblemática para la entidad poblana, se pudo comprobar que la apuesta del mandatario estatal es y sigue siendo la correcta: el consenso, el diálogo, la búsqueda de acuerdos, apertura e inclusión para todos los que deseen construir hacia adelante.

Más allá de si López Obrador y Sergio Salomón lucieron contentos o muy platicadores durante la parada cívica-militar, la ceremonia oficial y diversos actos oficiales, si el mandatario estatal hubiera apostado por la vía de la confrontación otra realidad nos acompañaría, una en la que el común denominador sería la pérdida de oportunidades e inversiones públicas en la entidad.

Con la llegada del oriundo de Tepeaca estaba en juego no sólo su unción, la gobernabilidad y difícil permanencia sino proyectos que continuarán con la transformación del estado.

Nada de lo que escuchamos el pasado viernes hubiera sido posible con un gobernador enfrentado a la Federación, incapaz de tender puentes y puntos en común.

Denota, entre otras muchas cosas, su habilidad política para construir acuerdos y gestionar ante la Federación temas prioritarios para Puebla, la exitosa gestión de recursos en tiempo récord de 4 mil millones de pesos para obras e infraestructura; la habilidad política para recuperar el dinero del crédito fiscal. Y, sobre todo, el restablecimiento total de las relaciones entre el gobierno estatal y el federal luego de, al menos, unos seis años de crudo frío invernal.

Andrés Manuel López Obrador ofreció al mandatario poblano el trato que corresponde a quien se le respeta su gobernabilidad del estado, una forma de decirle a todos, en público, que hay un aval sin restricciones al gobierno poblano. Un gobierno, cuya cabeza, también demostró que tiene una amplia afinidad con el presidente al dictar un discurso de alto contenido histórico y la defensa contra el conservadurismo.

La ruta trazada por Sergio Salomón, ya se vio, es la correcta.

Y confirma que el nuevo estilo personal de gobernar que hay en Puebla ofrece luces esperanzadoras después de años de desgracias acumuladas para los poblanos.

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