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jueves, abril 25, 2024

Las tierras marcianas de Atacama

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Viajar por el desierto tiene un encanto único. Todo parece completamente inhóspito; sin embargo, hay vida por todas partes. El Desierto de Atacama parece salido de una película de ciencia ficción. Hace unos años viajamos a Chile para asistir a una boda y aprovechamos para recorrer distintas zonas del país. San Pedro de Atacama fue nuestra última parada. 

Primero fuimos a la Patagonia, y navegamos entre glaciares. Llegamos a Cabo Hornos, el punto más austral de Chile, donde el mar era tempestuoso e impredecible. El capitán del barco prefirió que Alonso, mi hijo de diez meses, no bajara. 

Manejamos a través de las Torres del Paine. Jamás había visto algo igual. Los guanacos, muy parecidos a las llamas, se cruzan durante todo el camino. Vale la pena viajar hasta Chile sólo para recorrer estas imponentes montañas.

Llegamos después al Valle de Colchagua, una zona vinícola cerca de Santiago. La boda fue muy campirana, en medio de una viña. Había seis mesas largas adornadas con sencillos floreros de vidrio y varios asadores alrededor. Un riachuelo dividía una casa rústica de madera del lugar de la recepción. 

Al otro día tomamos un vuelo a la ciudad de Calama, en Antofagasta. San Pedro de Atacama está a una hora de aquí. Ésta es una de las regiones mineras más importantes de Chile. Saliendo del aeropuerto pasamos por Chuquicamata, una mina de cobre a cielo abierto. La mina forma un caracol hacía el centro de la tierra por donde circulan inmensos camiones mineros, que parecen edificios sobre ruedas. Cerca de aquí inauguraron hace poco la planta de energía termo-solar más grande la Latinoamérica, con más de 392 mil paneles solares. 

Viajé con mi hijo de diez meses y no tardé mucho en darme cuenta de que definitivamente no era el mejor lugar para un bebé. Atacama es el lugar más árido del planeta. Pocas horas después de haber llegado teníamos los labios partidos por la resequedad. San Pedro Atacama es un pueblo hecho de tierra y adobe a 2 mil 400 metros de altura. Es una mezcla entre una película del lejano oeste y Tatooine, el hogar de Anakin Skywalker. Cuando el sol se pone, el lugar cobra vida casi por arte de magia. 

Casi todos los sitios de interés alrededor de San Pedro están aun más altos. Los Geysers del Tatio están a más de 4 mil 200 kilómetros de altura en la Cordillera de los Andes. Al amanecer, las columnas de vapor forman un espectáculo sorprendente. 

El astrobiólogo mexicano Rafael Navarro (que murió por Covid en 2021) dedicó gran parte de su vida a encontrar vida en marte. En el desierto de Atacama, después de dos años de investigación, descubrió terrenos casi marcianos. “Era un Marte en la Tierra”. Desde entonces, todos los robots que se envían al planeta rojo se prueban antes en el desierto de Atacama. 

El cielo de Atacama es absolutamente majestuoso. De día es de un azul profundo y de noche es uno de los mejores lugares para observar las estrellas. Hay tours astronómicos que te llevan a diferentes lugares, aunque no es necesario un telescopio para ver la Vía Láctea y las millones de estrellas que se presentan aquí cada noche. Fuimos al Valle de la Muerte, a unos dos kilómetros de San Pedro de Atacama, para sentarnos a ver las estrellas.

Lo que vimos cuando cayó la noche fue completamente inesperado. No hay una sola luz: la noche abarca absolutamente todo. La Vía Láctea parece un río de luz que cubre el cielo de un lado al otro. 

A 50 kilómetros de San Pedro Atacama está ALMA, el observatorio astronómico más importante del mundo. En este lugar, 66 antenas forman, en conjunto, el radiotelescopio más grande del planeta. El Valle de Chajnantor, en Atacama, tiene las mejores condiciones para observar el espacio. Está a cinco mil metros de altura, en el lugar más árido del planeta, y no hay contaminación lumínica. El centro de control está abierto a visitantes sábados y domingos. Hay que registrarse con anticipación porque hay muy pocos lugares.

Nosotros logramos entrar porque alguien canceló de último momento y ya estábamos ahí. Hoy, con la construcción del casi 70 por ciento de los observatorios astronómicos del mundo, la mayoría está en el desierto de Atacama. Incluyendo el ELT (Extremely Large Telescope), que sigue en construcción. 

El mayor atractivo en San Pedro Atacama y sus alrededores es la naturaleza. Todo aquí tiene su tiempo y su ritmo. Los géiseres, al amanecer. El atardecer, en el Valle de la Luna. Las estrellas, cuando se mete el sol, y la forma en la que donde parece no haber nada se empieza a revelar lo majestuoso del desierto. 

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