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martes, abril 30, 2024

Julio Huerta, el migrante que encontró su sueño en Puebla

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En 2002, Julio Huerta limpiaba un local de comida rápida en California, Estados Unidos. La necesidad y la esperanza de sacar adelante a su familia, lo habían convertido en otro migrante mexicano más que salía de territorio poblano.

No imaginaba que su “sueño americano” estaba en un lugar distinto, a tres mil 581 kilómetros de distancia, en su estado, donde inició su proyecto político rumbo a las elecciones para la gubernatura de Puebla en 2024.

“Lo que te mueve a tomar esa decisión es la necesidad, mejores condiciones para tu familia, ver la manera de tener otras condiciones de vida.  

“Yo me fui a California, concretamente al condado de Orange. Estuve viviendo la mayor parte del tiempo en Santa Ana, una comunidad con muchos latinos, muy cerca de Disneylandia y del Estadio de Los Ángeles de Anaheim, ahí es donde yo estuve.  

“Fue una situación que tú evalúas y que te lleva a decidir si vas o no vas, y definitivamente que yo opté por ir a trabajar a Estados Unidos y, de esa manera, ayudar a mi familia. Ya tenía 32 años”. 

 

PRIMER RECUERDO 

Al referirse a su niñez, Julio Huerta no olvida a sus padres, un agricultor que con el paso de los años se compró un “ranchito lechero”, y a su madre, una ama de casa que después se volvió maestra de educación secundaria. “Ese es mi orgulloso origen”, afirma. 

“Conozco la vida del campo, conozco lo que tiene que hacerse para poder sobrevivir en el campo”, dice al hablar de Zinacatepec, una demarcación que, quizás, ya tenga 20 mil habitantes. 

“Jugué voleibol a nivel regional. El gran reto de nuestros pueblos alrededor de Tehuacán era ganarle a Tehuacán (…) También practiqué béisbol, me gustaba fildear, me daba el brazo para llegar y también jugué fútbol soccer en liga”, dice sobre aquellos años. 

 

EL MIGRANTE

No tenía mucho de haber iniciado el nuevo milenio cuando Julio Huerta tuvo que tomar una decisión para sacar adelante a su familia: migrar a Estados Unidos en busca de los dólares para ofrecerles una vida mejor. 

“Fui migrante varios años, eso es algo que ha marcado mi vida y que, por supuesto, me hace entender con muchísima más facilidad y empatía a las personas que no tienen acceso a otras condiciones de vida”.                

Su primer empleo fue en una cadena de venta de hamburguesas, donde su falta de dominio del inglés lo relegó a las labores de limpieza, aunque con el paso de las semanas aprendió el idioma. Entonces fue ascendido para recibir los pedidos de los clientes en el drive thru. 

Otros dos trabajos lo mantuvieron en la Unión Americana: en una empresa de conexiones de fibra óptica, cuyo propietario era originario de India, y un negocio de renta de artículos para fiesta, de un “paisano” de Jalisco; “Don Salvador”, lo recuerda bien.  

Sin embargo, lo que lo marcó fue ayudar a otros migrantes que, como él, tenían problemas para tramitar sus documentos en tierra desconocida.  

“En la curia del condado de Orange había un obispo que se llamaba Norberto, él necesitaba a alguien que les diera orientación a los migrantes en relación al trámite de sus documentos, entonces, con la barrera del idioma, era complicado.  

“Yo ayudaba también a hermanas y hermanos migrantes, no solamente de Puebla sino de muchas otras partes del país para orientarlos en relación a trámites que tuvieran que hacer”, asegura.  

Ahora, considera que los poblanos en Estados Unidos podrían ser atendidos en las otrora “Casa Puebla en…” 

“Lo que tiene que hacerse es activar las casas que se tienen en Estados Unidos, hay una en Los Ángeles y hay otra en Nueva York, para que sean verdaderas casas de gestión para ellos y ser facilitadores de trámites. 

“Los trámites que ellos necesitan hacer son generalmente federales, pero por supuesto con las actas de nacimiento para que puedan tramitar su pasaporte, con los documentos que necesitan ellos para poder tramitar su credencial de elector, ahí es donde nosotros podemos ayudar”.  

LA COSECHA

Aunque Julio Huerta busca hablar un poco más de su vida personal, sin acercarse a la política, por momentos le resulta imposible. Y es que en su familia ha sido una constante. Su hermano, Mario Huerta Gómez, es el presidente municipal de Zinacatepec, y su primo, Miguel Barbosa Huerta, fue gobernador de Puebla. 

Todavía no podía votar y ya estaba dedicado a esta actividad. Al ser una persona que viene del campo, le gusta hacer una analogía entre esos dos mundos.   

“Mi incursión en la política es a partir del año de 1987, antes de cumplir mi mayoría de edad. Yo nazco en el 70, el 13 de enero, allá en mi municipio (Zinacatepec).  

“A partir de entonces yo he participado municipalmente, regionalmente y, posterior a eso, tuve la oportunidad de trabajar en otra trinchera política en la que estuve recorriendo, prácticamente, todas las regiones del estado (…) Eso ha sido una situación de siembra que he podido hacer a lo largo de mi vida y que en estas épocas me ha tocado estar cosechando”, narra. 

Su cosecha son las amistades dejadas desde hace 20 años y con quienes hoy tiene coincidencias ideológicas. A ellas se las ha encontrado nuevamente en el camino, que ya lo lleva a 2024. 

“Donde quiera que estoy, he tenido la fortuna de hacer amigos, y eso nos decía siempre mi papá cuando vivía, y cuando éramos nosotros niños y jóvenes, él decía que cuando vas a un lugar y no haces un amigo, hay que dar por descontado que estuviste ahí”.  

Las amistades son una consecuencia del servicio prestado a la comunidad, de acuerdo con las lecciones de vida de Julio Huerta. En México y en Estados Unidos, así lo aprendió: “En las organizaciones o donde sea, cuenta primero con cuántos amigos entras y cuenta después con cuántos amigos saliste”. 

 

LA SEGOB

Actualmente, Julio Huerta es el coordinador del proyecto político de Claudia Sheinbaum Pardo en Puebla, para ir por la Presidencia de México en 2024. Además, apuntala sus aspiraciones para ser el siguiente gobernador de la entidad poblana.

Pero su llegada al equipo de Claudia Sheinbaum pasó por dos aduanas muy importantes: los gobernadores Miguel Barbosa Huerta y Sergio Salomón Céspedes. ¿Cómo se le hace, de entrada, para ser el hombre más cercano de dos gobernadores? 

“Yo creo que los lazos se fortalecen, en primer lugar, debido al trabajo que uno va desempeñando y la confianza que se va uno ganando.  El gobernador Barbosa me dio la oportunidad de participar con él desde el año 2016, ya de una manera muy directa, dejando incluso la posición que yo tenía trabajando en el ayuntamiento del municipio de Ajalpan para ya meterme de lleno al proyecto que él traía.  

“Ya habíamos hecho algunas cosas organizando el trabajo de presidentes municipales, liderazgos para que él pudiera gestionarles apoyos en infraestructura, posteriormente viene el 16, yo dejó de trabajar en Ajalpan y me meto de lleno al proyecto de Miguel Barbosa y ahí es donde empezamos a trabajar de una manera muy intensa”.  

¿Y con Sergio Salomón? 

“A mí me une el vínculo con Sergio porque él era presidente municipal de Tepeaca, lo conocí cuando fui director general de Gobierno. A Sergio yo lo conozco en 2019.  

 

¿Eras director general de Gobierno pero en la práctica eras el secretario de Gobernación? 

“Se ha dicho mucho, lo que yo quiero destacar es que creo que fui un buen director general de Gobierno” (Risas).  

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