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miércoles, mayo 15, 2024

Acapulco en medio de la devastación por Otis

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Acapulco despertó este miércoles en medio de la devastación. Desde las primeras horas comenzaron a circular imágenes de una destrucción no vista en los últimos 25 años en el emblemático puerto del estado de Guerrero, provocada por el voraz impacto del huracán Otis que sorprendió a las autoridades con vientos de hasta 300 kilómetros por hora que dejaron hoteles, comercios y viviendas convertidos en una zona de guerra.

Los últimos mensajes, las últimas conexiones de habitantes y turistas en el puerto ocurrieron entre las 22:00 horas del martes y la 1:00 de la madrugada del miércoles. En adelante, no se supo más sobre el impacto que causaría Otis, sino hasta la mañana.

La alerta de la Coordinación Nacional de Protección Civil se lanzó a las 21:17 horas del martes 24 de octubre. Se esperaba lo impredecible: “¡Otis se ha intensificado a Huracán categoría 5!”. “Permanece sobre aguas del Océano Pacífico, acercándose al estado de Guerrero”. 

El fenómeno tomaba más fuerza ubicándose a 90 kilómetros al sur-sureste de Acapulco; entró por la Costa Chica de Guerrero. Sus vientos eran sostenidos, de más de 260 kilómetros por hora, una aplicación advertía que eran de más de 350, con información no oficial pero medible de acuerdo a sus parámetros. 

La trayectoria de Otis fue hacia el noreste, se desplazaba a 15 kilómetros por hora, de ahí que el primer y mayor impacto fue resentido en Punta Diamante, una de las zonas con mayor plusvalía en Acapulco, en donde lujosos condominios y hoteles de prestigio quedaron en ruinas. 

La gobernadora de Guerrero, la morenista Evelyn Salgado Pineda, alertó a la población alrededor de las 21:30 horas del martes, advirtiendo que Otis tocaría tierra entre Acapulco y Tecpan de Galeana de las 4:00 a las 6:00 horas del miércoles.  

Pero la velocidad con la que se desplazaba el fenómeno hizo que tocara tierra mucho antes de lo previsto, impactando directamente en la zona Diamante, alrededor de la medianoche, abriéndose paso entre condominios y hoteles ubicados sobre el bulevar Costera de las Palmas. 

 

ESTUVE EN EL OJO DEL HURACÁN; PEDÍA UNA OPORTUNIDAD MÁS

Los videos tomados desde el hotel Princess Mundo Imperial -uno de los más icónicos ubicado en playa Revolcadero- dieron cuenta de la velocidad de los vientos de Otis. Sus pronunciadas fachadas en forma de pirámide no soportaron la fuerza de la naturaleza. 

De inmediato el viento, acompañado de lluvia, entraron por los cuartos de los huéspedes, quienes atónitos grababan las escenas previas a la destrucción de este hotel, el cual ha recibido a estrellas de talla internacional como Yanni, Shakira, Elizabeth Taylor, Aristóteles Onassis, Anthony Hopkins, Dustin Hoffman, George Harrison, Bill Clinton, entre otros. 

“Acaba de pasar, lo más más cañón que fue, literal, estuve en el ojo del huracán. Me acaban de rescatar, en algún momento, alrededor de las once de la noche se fue la luz, y los vientos estuvieron a todo lo que da, 260 o más y me escondí en el closet y literal, me puse a rezar, a meditar y a tratar de calmarme, aunque el pánico se apoderó de mí, a tal grado que lo único que pedía, nada más, una oportunidad más”, fue el testimonio de una mujer que se encontraba en el hotel Princess Mundo Imperial.


La mayoría de los huéspedes de dicho complejo, cuya arquitectura está inspirada en la cultura Azteca, se llevaba a cabo la XXXV Convención Internacional de Minería, la cual fue suspendida, y sus participantes fueron resguardados junto con los clientes del hotel en los salones de eventos. 

Aunque la zona Diamante fue la que recibió el primer y mayor impacto, la zona Dorada lo fue la que más lo resintió, pues a diferencia de la primera, en esta se ubican construcciones con mayor antigüedad, como los hoteles El Presidente, El Cano, Calinda, Fiesta Americana o el Hotsson, todos resultaron con graves afectaciones. 

“El estruendo del aire es impresionante, vidrios de los cuartos rompiéndose, el hotel se mueve como si fuera un temblor”, relató una familia desde el octavo piso del hotel Hotsson que ante las ráfagas de viento -atravesando el edificio- trataban de refugiarse en el baño de su habitación con dos bebés en brazos. 


Con las primeras horas de la mañana, el país comenzaba a conocer la magnitud de la tragedia y la devastación que dejó a su paso Otis. Desde su conferencia Mañanera, el presidente Andrés Manuel López Obrador confirmó que el huracán “pegó muy fuerte”. Hacia la tarde, el mandatario salió de Palacio Nacional rumbo al puerto, pero quedó varado por unas horas por un enorme derrumbe en la Autopista del Sol. 

López Obrador se enfrentaba a la difícil situación de llegar a Acapulco, cuya ciudad y puerto se mantuvieron completamente incomunicados durante prácticamente todo el día de ayer. CFE mandó a sus cuadrillas a reactivar la energía, pero no fue suficiente, ya que el fenómeno meteorológico “tumbó” las dos principales antenas de las compañías de telecomunicaciones instaladas en el puerto. 

 

TODO ERA DESTRUCCIÓN

Aun con ello, en el exterior se recibían las imágenes que daban cuenta cuál si fuera una zona de guerra; se organizaban grupos de familiares y conocidos a través de las aplicaciones de mensajería y la ayuda. Hasta el cierre de esta edición no se reportaban víctimas humanas, todo era destrucción. 

Tales imágenes no se habían visto desde hace 26 años, cuando el huracán Paulina tocó tierra en el puerto de Acapulco, siendo categoría cuatro de Saffir-Simpson, dejando a su paso más de 300 muertos en Guerrero y Oaxaca. 

Plazas comerciales, hoteles, pequeños y grandes establecimientos, como restaurantes, farmacias y pequeñas hospederías que se ubican en la Avenida Costera Miguel Alemán sufrieron graves daños materiales, como vidrios, paredes y techos derrumbados. 

La Costera se volvió intransitable debido a los escurrimientos de lodo de las zonas del municipio y a la caída de palmeras, pues de noche se convirtió en río que arrastró también vehículos y muebles de playa hasta las calles del centro. 

 

Se observaba un Acapulco irreconocible, un panorama desolador tras el paso de Otis. En las calles se asomaban el fantasma de los saqueos y la esperanza de quienes acudieron a sus negocios para ver qué rescatar, pero la principal pregunta era ¿por dónde empezar? 

Hasta la noche de este miércoles, quien esto escribe no había podido establecer contacto con amigos y conocidos del puerto de Acapulco, las horas seguirán pasando y la esperanza, seguramente, creciendo.

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