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martes, mayo 7, 2024

La ultraderecha panista se reacomoda

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La sucesión en la gubernatura de Puebla metió al Partido Acción Nacional en una dinámica que la Organización Nacional del Yunque pretende utilizar para hacer reajustes en el partido y la designación de candidaturas.  

Para lograr ese objetivo, la cofradía ungió a Marcos Castro Martínez como su principal operador. El secretario General del Comité Directivo Estatal, a diferencia de la presidenta Augusta Valentina Díaz de Rivera Hernández, es un político formado en la organización y carece de los arrestos para rebelarse, un requisito indispensable para ser tomado en cuenta. 

La unción ocurrió después de que la dirigente estatal celebrara, junto los líderes del PRI y PRD, un acuerdo con el jefe político nacional del Yunque, Marco Adame, en el que se comprometían a ceder el 60 por ciento de las candidaturas a perfiles ciudadanos que seleccionaría la cofradía. Marcos Castro se enteró del acto oficial a los pocos minutos, lo que provocó su furia por ser marginado de todo el proceso. Ahora que es el operador oficial del Yunque, es imposible no entender el movimiento como una dulce venganza y una nueva abolladura al liderazgo de Augusta Valentina, ya que las recomendaciones y propuestas que haga tendrán mayor peso entre los que de verdad mandan en el panismo poblano. 

Ante su reducido margen de maniobra, Augusta Valentina privilegió el acercamiento y negociación directa con sus pares, el priista Néstor Camarillo Medina y el perredista Carlos Martínez Amador. El principal problema es cualquier acuerdo previo que tengan podría quedar sin efecto, pues el Consejo Estatal mandató a la dirigencia estatal a realizar consultas en los 217 comités municipales, a fin de determinar si están a favor de una alianza con ambos partidos. ¿Qué pasará en aquellos lugares en donde la militancia diga que la alianza debe ser parcial: a favor en la gubernatura e ir por separado en las alcaldías y diputaciones locales?  

El resultado de las consultas deberá ser discutido y aprobado por el Consejo Estatal y de ahí remitirlo al Consejo Nacional para su operación. 

Por lo que se sabe, Marcos Castro se incorporó tarde a las consultas, pero arreció su operación en las zonas más importantes. Así pues, no habrá acuerdo ni consenso que no pase por la mano del operador yunquista, aunque No todo será miel sobre hojuelas, pues hay sitios -como por ejemplo Chignahuapan- en que los grupos locales panistas fueron marginados hace tres años para ceder el paso y entronizar destacadas familias priistas. Ahora que se avecina la renovación de los Ayuntamientos, están a la espera de que los tomen en cuenta. Si la dirigencia estatal no lo hace, entonces, se cobijarán de manera natural con los opositores a la misma.  

Ese tipo de problemas se replican en todo el estado, de ahí que Marcos Castro deberá tener mucha pericia para salir lo menos raspado posible, aunque muchos ponen en duda que lo logre debido a la naturaleza sectaria de la ultraderecha. 

Castro Martínez, además, deberá enfrentarse a una militancia apática y enojada, muy diferente a la que el Yunque está acostumbrado a tratar. Los panistas de cepa perciben que un grupo muy pequeño al interior de su partido pretende quedarse con todas las fichas en juego, lo que supone un error garrafal en una elección altamente competitiva como es la que se espera en 2024 y no están dispuestos permitirlo o pretenden cobrárselo muy caro.  

Si alguien tiene dudas del enojo de la militancia, basta con revisar su participación en la contienda interna del Frente Amplio por México. Ante la escasa participación -la mayoría estuvo en ciudadanos que se sumaron espontáneamente a Xóchitl Gálvez Ruiz y la estructura priista que apalancó a sus aspirantes-, la dirigencia nacional y estatales se vieron obligados a hacer continuos llamados y apretar tuercas para subir los números, ya que incluso corrían el riesgo de que el priismo impusiera al candidato presidencial por tener mayor control de su base.  

En este contexto, también se suman los espacios plurinominales para San Lázaro, las cuales deberán se repartidas bajo la siguiente lógica: los tres primeros lugares para el Comité Ejecutivo Nacional, seguido por los dos estados que obtuvieron la mejor votación de la quinta circunscripción: la Ciudad de México y luego Puebla.  

Al caer en Puebla el quinto lugar de la lista, los espacios adicionales que le tocan al panismo poblano para ingresar a la Cámara de Diputados no tienen muchas posibilidades de lograrlo. (Se estima que la siguiente ficha estaría por el sitio 11 o 12). 

De acuerdo con fuentes del panismo, la curul plurinominal sería asignada a Liliana Ortiz Pérez, presidenta honoraria del Sistema Municipal DIF como parte de las negociaciones políticas que se iniciaron con miras a la designación del candidato a la gubernatura.  

Por último, entre los grupos panistas existe el temor de que la negociación de una alianza con el PRI y PRD pueda afectar gravemente a su partido en los espacios que han ganado. Aunque todavía falta por analizar el impacto de la redistritación electoral de la entidad, los primeros indicios es que el voto azul terminará por romperse con la evidente pérdida de diputaciones y presidencias municipales.  

Peor aún: la narrativa priista de que el Frente Amplio por Puebla los necesita para ganar permeó de tal manera que ahora ya no saben qué hacer con sus aliados.  

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