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sábado, abril 27, 2024

Armenta, comandante en tiempos de guerra

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Una cosa que los adversarios y ambiciosos de Morena han olvidado del candidato a la gubernatura de Sigamos Haciendo Historia, Alejandro Armenta Mier, es que ha estado acostumbrado a remar a contracorriente a lo largo de toda su carrera política.  

Por eso, los intentos de vulgares codiciosos de candidaturas los ha sofocado con la mejor arma que tiene: oficio político. 

Hay dos frases que retratan de cuerpo entero la mística de Armenta en la construcción política que Puebla y su partido le demanda, una vez que ganó de calle la contienda interna de Morena.  

El 13 de noviembre del año pasado, unos días después de que la dirigencia nacional morenista diera a conocer los resultados en los que ganó por zapato, delineó la ruta a seguir para evitar rupturas.  

“La unidad -dijo en esa ocasión- no es incondicionalidad o uniformidad, es respeto mutuo, es incorporación… ¿Qué tenemos que hacer? Desterrar la soberbia, hacer a un lado la exclusión, la arrogancia, la prepotencia, abrir los brazos con los cuidados que corresponde, eso lo vamos a hacer, lo estamos haciendo”. 

Y así fue. Armenta buscó a cada uno de los actores para estrechar lazos, sumarlos y hacerles entender que todos tienen un espacio sin sumisión ni simulación, así como tampoco siendo rehén de intereses personales o de grupo. 

El problema surgió cuando el sedicente candidato a la senaduría Ignacio Mier Velazco le salió lo priista y pensó que podía servirse con la cuchara grande o agandallarse todas las posiciones que quisiera. No esperaba que su patético intento sería frenado en dos vías: por el propio Alejandro Armenta y desde el grupo más cercano de operadores de la abanderada presidencial Claudia Sheinbaum Pardo.  

La lógica matemática es la base para entender de qué va el proceso interno de Sigamos Haciendo Historia: Hay 217 candidaturas a presidentes municipales y 2 mil 500 aspirantes. No alcanza para todos a pesar de sus legítimas aspiraciones. 

Más aún: A pesar de que la coalición en Puebla está integrada por cinco partidos políticos, en los hechos opera como un gran movimiento social y político y eso demanda otro tipo de estrategia y operación.  

No se trataba de aventar candidaturas como el viejo PRI, repartir las cuotas para los cuates y/o venderlas al mejor postor sino de dar cabida a todas las expresiones que ayudaran a conseguir el bien mayor: el Plan C, es decir, ganar la mayoría calificada en el Congreso Unión. Y para que ese objetivo se logre, Puebla debe aportar 2 millones de votos, lo que garantiza el carro completo.   

Muchos se espantaron porque Claudia Sheinbaum afirmara que los fundadores de Morena podrán presumir mucho su pedigrí, pero son incapaces de ganar una encuesta. Pero esa frase se encuentra resumida toda la praxis política de esta elección por parte del partido en el gobierno y que, principalmente, pretende acabar con el cáncer de la izquierda mexicana: mucho discurso, mucha queja, pero nula competitividad basados en las reglas electorales. 

El mensaje fue dirigido a esa izquierda o a esos priistas que no entiende que están en medio de una guerra definitoria para el rumbo del país y siguen pensando que dos gritones que se ufanan de tener pedigrí de fundadores pueden crear una corriente política al interior de Morena.  

En el partido guinda no hay espacio para la perredización y menos para los cargos honoríficos. Las momias y los santones viven en el museo o en la capilla, porque la batalla electoral está en la calle, en la colonia, en el municipio, en el distrito, en estado y el país.  

Tampoco existe cabida para la ambición o vulgares intereses personales. Todo intento de irse por esa vía, será frenado.  

Con la definición de los candidatos a alcaldías y diputados locales vino una nueva etapa de reconciliación, más compleja por el número de aspirantes y porque estaba siendo contaminada por el enojo de los MoreNachos que pretendían presionar para sacar raja política.  

Fue entonces que Alejandro Armenta pronunció la segunda frase que ayuda a entender la madera del abanderado. 

“Nosotros no llamamos cascajo a nuestros nuevos militantes, nosotros los respetamos, sólo que no tenemos 2 mil 500 candidaturas, hubo tanta apertura de los partidos que por eso hay tantos aspirantes. Habrá molestos sí, pero no desatendidos, personalmente los hemos visto a todos. 

“Lo hemos estado haciendo todos los días. Hoy amanecí haciendo llamadas, contestando mensajes, dialogando, conciliando, es un trabajo muy complejo… si escoges a uno eres el malo, luego si escoges al otro, los otros partidos son los malos, es increíble y es apasionante porque es un gran reto. 

“Los partidos están haciendo su trabajo y yo los estoy ayudando, los acompaño, pero están haciendo su tarea de conciliación y donde me toca entrarle a la conciliación lo hago con mucho gusto, sin ninguna dilación, lo hago con gusto, y vamos a seguir teniendo reuniones permanentes”. 

Hasta aquí la cita. 

“Es increíble y es apasionante porque es un gran reto”, la frase lo resume.  

Una sentencia para entender el ideario del comandante que alista a su ejército morenista.  

La guerra ya empezó, aunque algunos no se han enterado.  

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