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jueves, mayo 2, 2024

Liz Vilchis contra Claudia Rivera (los tambores crueles de una guerra)

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La política puede ser cruel.

También los políticos.

El caso de Claudia Rivera Vivanco es un gran ejemplo.

Ganó la candidatura de Morena a la alcaldía de Puebla, en 2018, gracias a que el abanderado a la gubernatura, Miguel Barbosa Huerta, se decidió por ella.

Otra mujer había ganado la encuesta, pero don Miguel se decantó a su favor.

Tras un periodo de gran relación, la cosa se enfrió.

Y es que ella rompió un acuerdo central: se entrevistó en privado con José Antonio Gali, a la sazón gobernador de Puebla.

Y lo hizo en varias ocasiones.

Eso acabó con todo.

Se vivían momentos complicados, una vez que la elección poblana había llegado a los tribunales.

Esa deslealtad envió la buena relación al cuarto de las cosas olvidadas.

Claudia Rivera había ganado la elección de 2018 por el factor López Obrador.

Tres años después, cuando quiso reelegirse, perdió estrepitosamente ante el panista Eduardo Rivera.

Durante la temporada de deshielo, ella y su gente anunciaron que sería delegada —en Puebla— de Bienestar.

Eso no ocurrió.

Luego celebraron su arribo a una posición en el gabinete ampliado.

Eso tampoco sucedió.

Finalmente, corrieron la voz de que la candidatura de Morena a la gubernatura sería para ella.

Nueva falla en la carta de navegación.

Cuando el 10 de noviembre de 2023 la candidatura quedó en manos del senador Alejandro Armenta, Claudia Rivera dijo que por sus buenos números (quedó en cuarto lugar en las encuestas del partido) le tocaría ser compañera de fórmula del diputado Ignacio Mier rumbo al Senado.

Nueva pifia.

Liz Sánchez, protegida de Alberto Anaya, líder del PT, le ganó el bocado.

Nuevo cambio de planes.

Y de rumbo.

Anunció que buscaría, una vez más, la candidatura a la alcaldía de Puebla.

Argumentó que sus números en las encuestas eran los mejores, y que en el municipio de Puebla ya tocaba mujer.

Entonces se le fue encima a Pepe Chedraui a quien acusó de ser un advenedizo.

Y justo en la antesala de la decisión final, surge el nombre de Liz Vilchis, coordinadora de redes de la presidencia de México y titular de la sección “Quién es quién en las mentiras”.

¿A quién irrita la llegada de Vilchis al proceso interno de Morena?

A Claudia Rivera, quien, por cierto, fue jefa de ésta en el ayuntamiento de Puebla.

Un dato más: Liz fue esposa de un exaliado de nuestro personaje: René Sánchez Galindo, titular de Gobernación en el ayuntamiento claudista.

Liz Vilchis apareció este miércoles, como lo hace desde hace más de un año, en la Mañanera.

Al final de la sesión, el presidente dijo que ella tomaría la decisión de participar en el proceso interno por la alcaldía de Puebla la próxima semana.

Y salió junto con Vilchis dándole un abrazo generoso.

Nota bene: ambos salieron riendo.

¿De qué o de quién reían?

La política puede ser cruel.

También los políticos.

Claudia Rivera lleva años confirmando estas palabras.

La duda mata:

¿Cómo tomaría una decisión que no la favoreciera?

El final es predecible.

El músculo duerme.

La ambición trabaja.

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