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lunes, abril 29, 2024

Romero Serrano: entre la voracidad y su padrino priista

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Detrás del proceder de Romero Serrano están prominentes figuras del priismo poblano.  

De hecho, fueron los titiriteros las manos que manejaron a Francisco que ya estaba en un estado demencial, saqueando enormes cantidades, al tiempo que desde su despacho particular arreglaba las cuentas públicas de los alcaldes que contrataron sus servicios.   

Como fue el caso, en concreto, de Claudia Rivera Vivanco.  

Algunos datos nos muestran el grado que alcanzaron los desvaríos de Romero.  

Por ejemplo, facturar diez millones de pesos en cubrebocas para la dependencia. 

Pero más grave aún desaparecer 100 millones de pesos que estaban destinados a la operación de una oficina de Auditoría Forense, un área encargada de realizar revisiones de gobiernos del pasado.  

Para ese gran proyecto que tendría bajo su responsabilidad reabrir cuentas públicas de Ayuntamientos y Secretarías de pasados sexenios se asignó una partida de 100 millones de pesos.  

Pero, en los hechos, la oficina nunca arrancó y nadie sabe dónde quedó esa cantidad. 

Quien fuera responsable de la Auditoría llegó a excesos nunca vistos en la dependencia. 

Romero Serrano le dio a manos llenas a sus amigos y les permitió ocupar cargos de relevancia, aunque otros de plano llenaron plazas inventadas. A sus allegados les entregó los mejores salarios de la institución.  

Entre los nombres de sus protegidos destacan Rebeca Galindo, Aurelio Sánchez Silva, David García Ángeles a cargo de la Dirección de Fiscalización Municipal y Gabriela Alcántara Ramírez. 

Otros de los cobijados (y con un negro historial) son María Eugenia Esperanza Carrillo y su pareja Daniel Carballido Ortega, además de José Pablo Arratia Buenrostro.   

La lista de incondicionales de Romero continúa con Luis Ricardo Pérez Nava y Celia Georgina Pizano Salazar (prima de Adriana Ramírez Pérez ex directora en tiempos de David Villanueva), además de María del Carmen Alba Zermeño.   

Al cierre de esta entrega se sabe de por lo menos 25 despidos en la dependencia. 

Pero aún falta mucho por depurar.  

Aquí tiene una breve lista el encargado de despacho maestro Ramón de la Fuente Vélez. Aunque se debe tomar en cuenta que el citado encargado también es sombra de otro personaje del pasado.   

Ramón fue operador incondicional de José Marún Doger y Corte en su paso por el entonces Órgano de Fiscalización Superior (ORFISE). No vaya a suceder que se cambia un grupo mafioso por otro grupo. 

Todo quedará en manos de quien ocupe el despacho principal de la ASE. 

De manera extraoficial se sabe que la próxima titular será la contadora Amanda Gómez Nava, actual secretaria de la Función Pública, también conocida como La Dama de Hierro del gabinete barbosista, por su mano dura e inflexible en temas administrativos. 

Si la versión se concreta los presidentes municipales van a padecer el rigor y la severidad de una de las funcionarias más inflexibles que haya visto Puebla.  

Los alcaldes van a sudar. Desde este momento lo podemos adelantar. 

 

Los señalamientos del gobernador Barbosa 

La mañana del lunes 4 de abril, el gobernador Barbosa Huerta abrió una pequeña rendija en la que mostró el tramado de intereses políticos que se tejió alrededor de la Auditoría Superior del Estado.  

El Ejecutivo señaló que en el edificio estatal del PRI eran citados presidentes municipales para entablar relaciones de “encubrimiento y complicidad”.  

Es decir, el inmueble tricolor era la oficina a la que alcaldes –de todos los partidos–, recurrían para arreglar sus finanzas y cuentas públicas con la Auditoría.    

La mención revela los vínculos de Romero Serrano con un jefe político del tricolor. Sin dar nombres aludió a “un gran político priista… y el gran socio de ese político priista”. 

De Romero Serrano se conoce su genética puramente priista; un agente con ADN tricolor hasta el tuétano. De hecho fue miembro de ese partido de acuerdo a registros oficiales que luego pretendió desmentir. 

En 2010, año de la última batalla priista, Francisco sostenía constantes reuniones con Javier López Zavala y Mario Montero Serrano. Y en los pasillos del tricolor estatal se conocía su estrecha relación con Lorenzo Rivera Sosa, actual delegado del CEN del PRI en Morelos. 

También, durante años Romero utilizó membretes insustanciales para hacer proselitismo en su frenética carrera por llegar a la Auditoría. Fue el caso del “Consejo de Organismos Empresariales” (COE) y el “Sindicato Nacional de Empresarios de México” (Sindamex). 

Meras siglas de parapeto que el contador utilizaba en busca de protagonismo.  

Estaremos atentos a las investigaciones que advirtió el gobernador Barbosa, porque aquel “gran político priista” es nada menos que Javier Casique Zárate, el verdadero patriarca de lo que queda del tricolor poblano.  

Como siempre quedo a sus órdenes. 

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