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viernes, mayo 3, 2024

Los tiempos de López Obrador

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Andrés Manuel López Obrador solo necesito un video para callar, una vez más, a sus adversarios y demostrarles que el tiempo de México, es el tiempo del Presidente de la República.  

Un video irónico e inteligente que retrata las pasiones del tabasqueño sobre la historia y sus héroes; principalmente, de lo que para él son los tres mejores presidentes que ha tenido nuestro país: Benito Juárez García, Francisco I. Madero y Lázaro Cárdenas del Río 

No faltó la explicación sobre la forma en que fue atendido tras una crisis por la Covid-19, que lo llevó a sufrir un “desmayo pasajero”, a causa de una bajada de la presión y su negativa a ser atendido con toda la parafernalia.  

Recordó que querían ponerlo en una camilla y llevarlo directo al hospital en una ambulancia, además de que el secretario de la Defensa Nacional, Luis Crescencio Sandoval, instruyó a que los médicos hicieran los necesario.  

“No lo acepté, los charolee. Les dije: Miren, él es el general secretario, pero yo soy el comandante supremo de las fuerzas armadas, entonces, no me van a llevar a ningún lado y aquí, en este sillón, me van a atender”, relató. 

Pero a lo largo de los 18 minutos que dura el video también dejó ver su intimidad, la forma cómo observa a sus adversarios, el odio con el que viven y su compasión hacia ellos. 

López Obrador es el maestro que controla los tiempos y su silencio también es un arma política que exhibe a sus adversarios: llenos de mezquindad, montados en la infodemia, atados a su locura por desear su muerte.   

Solo bastaron tres días para que sus odiadores de tiempo completo mordieran el polvo. ¿Qué harán ahora? ¿Borrarán sus tuits? ¿Desaparecerán sus textos y videos donde aseguraban que estaba al borde de la muerte a consecuencia de un infarto cerebral? ¿Seguirán pensando que hubo fallos en la comunicación de la Presidencia de la República para informar sobre la salud del mandatario?  

En estas 76 horas, el país comprobó, una vez más, que la oposición es pequeña, mezquina y ramplona; que no está a la altura de los tiempos que le tocó vivir y mucho menos tienen idea de cómo derribar a un animal político único como es López Obrador. 

Y no es que el actual presidente tenga mejores puntuaciones que sus antecesores —salvo Enrique Peña Nieto que no se ayudaba ni a sí mismo—, sino que es un caso único en la historia de este país y, quizás, del continente americano, ya que pase lo que pase su imagen permanece intocada o incluso mejora.  

Para un estratega, el tiempo es tal vez el intangible más valioso y si a eso se le suma un manejo sagaz de la propaganda, el resultado es un coctel mortal para los adversarios.  

Morena es Morena por López Obrador y ahora confirmamos que los tiempos políticos de México, son los tiempos del presidente.  

 “Mis adversarios tienen mucha imaginación y es como decirles, como ahora, aunque lo tendría que estar yo repitiendo, decirles: ‘El muerto que tú matáis, o que vos matáis, goza de cabal salud’”. 

(José Zorrila en voz de Don Juan Tenorio siempre tendrá algo bueno qué decirnos para cualquier faceta de la condición humana).  

Y sí, el presidente goza de cabal salud, lo mismo que el animal político, el estratega, el p+ropagandista, el hombre de poder.  

No es de extrañar que en su video mostrara el sitio en el Palacio Nacional en que Francisco I. Madero y a José María Pino Suárez fueron retenidos por Victoriano Huerta, lo cual desencadenó en la Decena Trágica y que fue alimentada por lo que Paco Ignacio Taibo II calificó como “la temporada de Zopilotes”. 

La sala —reconstruida en esta administración— lleva el nombre de Intendencia de la traición y no podía haber mejor sitio para exhibir a los “conservadores”. 

Lo dijo sin tapujos: Los conservadores mataron a Madero, “el apóstol de la democracia”. Antes al padre de la patria, el cura Hidalgo, para seguir con José María Morelos y Pavón. Esos mismos fueron los que persiguieron a Benito Juárez y después, en su papel de oligarcas, se oponían a las grandes reformas de Lázaro Cárdenas.  

En estos tres días, esa herencia política fue la que abarrotó los espacios mediáticos y redes sociales para difundir todo tipo de especulaciones y malquerencias.  

“Hay algunas personas que quisieran que yo desapareciera, pero no deben de actuar de esa manera. Ya hasta me producen sentimientos de afecto porque los considero muy desprovistos de buenos sentimientos, los veo muy solos, muy vacíos, con mucho odio, no deberían de pensar así, no hay que desearle el mal a nadie”. 

Un mensaje humano recargado de crítica que después aderezará con un remate genial sobre su historia política.   

“A mí —relató— me han dado por muerto varias veces. En política me ha ayudado mucho que dieran por muerto. Después de que nos hicieron el fraude, cuando nos robaron la presidencia, en 2006, que vino ese sexenio tremendo, de García Luna, ya se puede imaginar. A mí me dieron por muerto porque decidí recorrer todos los pueblos de México. Me reunía con 10, 20, 40, 50, 100 personas. A (Felipe) Calderón le preguntaban qué hacía yo. Les decía: ‘Pues ahí anda, en los pueblos, se reúne con tres, cinco personas’. Me dieron por muerto, me salvé, y así trabajando en las comunidades, en los pueblos, en los municipios construimos la organización que nos llevó a la Presidencia de la República.  

“Este es un movimiento que se ha hecho con mucho sacrificio, desde abajo y con mucha gente a las que admiro y a las que respeto.” 

Fue a los que ya no están a quienes dedicó el video para anunciar su regreso tras una complicación por Covid-19.  

Y para sus malquerientes, le dejó la siguiente reflexión: “No se preocupen. Estoy bien. Vamos a seguir luchando. Ya saben cómo somos de perseverantes. Nos falta todavía un tiempo y van a hacerse muchas cosas, bellas cosas en el beneficio del pueblo de México”.  

El silencio como arma política y el manejo del tiempo para exhibir a la oposición.  

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