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miércoles, abril 24, 2024

Cómo cocinar una encuesta rumbo a Casa Aguayo (Recetas e instrucciones)

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¿Se pueden cocinar los resultados de una encuesta?

Gran pregunta que requiere una gran contestación.

Si en China cocinan ratas y murciélagos, y en algunos puntos del estado cocinan roedores que no resistirían un análisis de sangre, la respuesta es sí: se pueden cocinar dichos resultados.

A algunos les molestó mi columna anterior porque creen que las encuestas de empresas como Mendoza Blanco y Asociados son algo parecido a la palabra de Dios o de Yahvé o de Naasón Joaquín, o de Jodorowsky.

Están en su derecho de creer.

Esta columna, de hecho, no es recomendable para ellos.

La mezcla de necedad + estrés + malos asesores tiene un resultado: la derrota.

Hasta algunos de los aspirantes a la candidatura de Morena a la presidencia de la República descreen de las encuestas.

Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal son dos ejemplos.

Ayer compartí con el hipócrita lector una trama narrada por la reportera Carmen Morán Breña, de El País, que ilustra muy bien este tema:

“Los morenistas José Narro Céspedes y David Monreal compitieron para encabezar el cartel a la gubernatura de Zacatecas. El primero, que perdió, acusó al partido de haber usado el padrón de la Secretaría de Bienestar y de que la delegación que se encarga del proceso estaba en manos de parientes de Monreal. Se fueron a tribunales. Los censos son cruciales, porque si la muestra selecciona personas que han recibido ayudas o prebendas de alguna clase la manipulación será mayor. Y poco fina”.

Ricardo Monreal es hermano de David Monreal.

Moraleja: Ricardo Monreal supo muy bien cómo le jugaron sucio a José Narro en Zacatecas.

Incluso, no sería improbable que hubiera participado en ese bonito juego de hacerle trampa al de enfrente.

Ahora entendemos la razón por la que descree de las encuestas.

“No, no confío en la encuesta de Morena, lo he dicho abiertamente. (…) No tengo por qué ahora cambiar de opinión. En la encuesta de Morena no confiaría, no me sometería a una encuesta que haga Morena”, ha venido declarando el senador.

Otro senador —José Narro, el que perdió ante David Monreal— habló en su momento de algunas particularidades de la encuesta que perdió, esa encuesta que tuvo como muestra representativa el padrón de la delegación de Bienestar en Zacatecas.

De acuerdo con su explicación, la encuesta no reflejó la composición de la población:

“El porcentaje de adultos mayores y jubilados es muy alto, los jóvenes prácticamente no salen representados. “No corresponde a la realidad. La muestra tiene que arrojar una composición certificada con el porcentaje de la población”.

La clave de ese ejercicio que perdió fue el alto porcentaje de adultos mayores y jubilados encuestados.

¡Faltaba menos!

Los padrones de Bienestar tienen a ese sector de la población como principales beneficiarios.

Durante la jornada de revocación de mandato del presidente López Obrador las plazas de todo el país estaban llenas de adultos mayores.

Fueron quienes más votaron.

Son los que más votan en las encuestas de Morena.

Y no es que ese sector tenga gran espíritu cívico.

Vea lo que la reportera de El País publicó en diciembre pasado.

Dice mucho de lo que viene:

La comisión de encuestas de Morena está integrada por tres técnicos especialistas “de inobjetable honestidad”, misma que se encarga de organizar el proceso, “que en ocasiones acaba en otra comisión, la de Honestidad y Justicia”.

Nadie sabe quiénes integran la Comisión de Encuestas, aunque el presidente López Obrador ha dicho que son “de inobjetable honestidad”.

Si yo fuera miembro de un equipo de campaña de alguno de los aspirantes a Casa Aguayo me preocuparían las siguientes, perturbadoras, líneas de ese reportaje:

“¿Quiere eso decir que su encuesta privada (la de Morena) será la que prevalezca aun si esta no coincide con los datos que arrojen las encuestadoras profesionales? El partido guarda silencio. ¿Utiliza la misma metodología que las encuestadoras o una distinta? ¿Quiénes son sus encuestadores, militantes, profesionales? Consultado el partido que dirige Mario Delgado sobre estas y otras cuestiones por escrito, este periódico no ha obtenido respuesta alguna”.

Ni la obtendrá.

La clave de esta ecuación es el misterio.

Sigamos con el reportaje:

“El despacho de Covarrubias y Asociados, así como Mendoza Blanco y Asociados son dos de las encuestadoras profesionales que usa Morena habitualmente, ambas han intervenido en la selección de candidato para Coahuila, cuyos resultados (fueron) dispares, por cierto: a Covarrubias le salió vencedor Luis Fernando Salazar y a Mendoza Blanco, Armando Guadiana. El partido dio por vencedor a este último, que coincidía con la encuesta privada de Morena. El subsecretario de Seguridad, (Ricardo) Mejía Berdeja, quedó tercero y no se conformó. Las casas encuestadoras afirman que fueron resultados cerrados y que las discrepancias entre ambas tienen que ver con los márgenes de error”.

Bonita salida de las encuestadoras Covarrubias y Mendoza Blanco: los resultados fueron cerrados y las discrepancias tienen que ver con los márgenes de error.

No está mal que quienes meten las manos al fuego por sus encuestadoras contratadas lean los siguientes párrafos del reportaje de El País:

“Hay quienes sostienen que las propias empresas de mercados pueden tener conflicto de intereses porque los candidatos también son, a menudo, clientes suyos. “Ellos han querido saber de antemano cuáles son sus posibilidades ante un futuro electorado y suelen contratar los servicios de estas mismas casas. ‘Eso ocurre, sí, pero para mí no hay conflicto de intereses. Al principio puedo hacer un trabajo con el candidato, pero cuando la encuesta es para el partido pues estoy en otra cosa, sencillamente. Yo no pongo la mano en el fuego por nadie más que por mí’, dice Andrés Levy Covarrubias, de Covarrubias y Asociados. Erika Mendoza —de Mendoza Blanco— cree que los candidatos ven defraudadas sus expectativas porque en las encuestas que ellos encargaron previamente les daba ganador ‘quizá porque el método que usaron fue diferente’. Y los resultados, ya se sabe, cambian de un día para otro”.

Qué reveladoras confesiones ante lo que viene.

Es decir: el cliente que paga importa, faltaba más, pero importa más cuando el que paga es el partido (léase: Morena).

Cierro con estas últimas líneas firmadas por Morán Breña:

“Hay diversas razones por las que el perdedor puede hacer berrinche, señala Roy Campos, presidente de Mitofsky, empresa de investigación de la opinión pública. ‘Puede hacerse rabieta política en busca de un puesto. Ocurre también que algunos candidatos acuden a estos procesos engañados, les dijeron que sus expectativas eran mejores’, dice Campos. Para Erika Mendoza, la explicación es simple: ‘A nadie le gusta perder’.

¡Claro!

A nadie le gusta perder, mucho menos al que va ganando.

Qué feliz y conveniente declaración.

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