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sábado, mayo 4, 2024

Desde su Féretro, el gobernador Barbosa Ganó su Última Batalla

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Miguel Barbosa Huerta, como Ruy Díaz de Vivar, ganó su última batalla una vez muerto.

La historia completa, con los detalles morbosos, la compartiré con el hipócrita lector el domingo en la tarde.

Por hoy va un resumen apretado de lo que ocurrió este miércoles.

Desde la Secretaría de Gobernación federal, Adán Augusto López empezó a operar con los dirigentes nacionales de los partidos políticos para que el gobernador sustituto fuese Fernando Manzanilla Prieto.

Mario Delgado, Marko Cortés, Alito Moreno y Alberto Anaya se dieron a la tarea de llamar a sus diputados locales para que estuvieran en la misma frecuencia.

Cuando apareció en la mesa el nombre de Manzanilla —empujado por el diputado federal Ignacio Mier—, varios diputados se inconformaron.

Fue el germen que generó la rebelión de los teléfonos muertos.

Adán Augusto presionaba.

Los diputados locales resistían.

Los líderes nacionales de los partidos urgían a sus legisladores.

Éstos decían que sí, pero no decían cuándo.

Una voz le aconsejó a Adán Augusto que aplicara su plan apaga fuegos y se viniera a operar en la mismísima sede del Congreso local, tal como lo hace en San Lázaro y en el Senado.

No quiso.

Creyó que unas llamadas suyas bastarían para meter en orden a los cuarentiún diputados.

Tras fallar la intentona de imponer a Manzanilla, Mier cambió de ficha.

Y se puso él mismo como opción.

Su nombre llegó a las ya fangosas aguas del Congreso.

Nuevas negativas batearon la propuesta.

Adán Augusto hizo nuevas llamadas con su tabasqueño picaresco, pero subido de tono.

Los líderes nacionales empujaron ahora el nombre de Mier.

Eduardo Rivera Pérez, alcalde de Puebla, se enteró de un plan secreto para empujar la nominación de Sergio Salomón Céspedes.

Entonces se comunicó con Marko Cortés y los diputados de su bancada en Puebla.

Las llamadas eran tantas que apareció la rebelión de los teléfonos muertos.

Uno a uno se fueron apagando, al tiempo que sus dueños apresuraron la sesión de investidura.

Rivera Pérez estaba desquiciado.

Y qué decir de Marko Cortés.

(Es tal su desquiciamiento que hace unas horas subió un tuit en el que desacredita a sus diputados y asegura que hicieron “acuerdos inconfesables” para avalar la designación del gobernador sustituto).

Adán Augusto empezó a oler la natural descomposición de los acuerdos.

(Dicen que eso huele a “shoquía”).

Quiso venir a Puebla pero ya era demasiado tarde.

Al ver lo que venía, Mier le pidió a Mario Delgado que publicara un tuit alertando el “albazo”.

Le pidió lo mismo al patético Noroña.

Los diputados se reunieron y avalaron por 38 votos a favor y 1 en contra el nombramiento de Sergio Salomón.

Y todo ocurrió en la madrugada.

(En la hora en que el músculo duerme y la ambición trabaja).

Habrá llamadas de atención.

(Ya empezó Marko Cortés).

Habrá chillidos de marrano.

(Los de Eduardo Rivera son inconfundibles).

Habrá mentadas en tabasqueño.

(Desde el Palacio de Covián).

Pero todo ha sido consumado.

Los diputados, como hubiese querido Miguel Barbosa, cruzaron su Rubicón al grito de “la suerte está echada”.

El gobernador fallecido este martes ganó su última batalla.

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