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sábado, mayo 4, 2024

Tony Gali Jr. y la burla del Partido Verde

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La inscripción de Antonio Gali López en el proceso interno de Morena para elegir al coordinador estatal de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación no sólo es una aberración política sino una burla a los principios que defiende dicho movimiento. De hecho, el hijo del exgobernador poblano representa precisamente todo lo contrario a esos principios, al formar parte de un grupo político -el morenovallista– que montó sobre el erario y el gobierno del estado un modelo de negocios para beneficiar a la camarilla, familiares y amigos. Si es necesario recordar su actuación, basta recordar que siendo diputado local, siglado por el PRD, fue el operador del exgobernador Rafael Moreno Valle Rosas en el armado de la estructura legal que le permitiera utilizar la Ley de Proyectos de Prestación de Servicios, los famosos PPS, a fin de endeudar hasta por más de 30 años a la entidad. Con esta fórmula se financió el Centro Integral de Servicios, las plataformas de la fábrica Audi y el Museo Internacional del Barroco. Cada año, en el presupuesto de egresos del estado de Puebla se debe incluir una partida superior a los 2 mil millones de pesos para cubrir “esa deuda que no es deuda”, según justificaron en su momento los morenovallistas, entre ellos el propio Gali López. Si desglosamos las partidas, anualmente se deben destinar más de 700 millones para Audi; casi 400 millones para el museo y poco más de 200 millones para el CIS. Tan sólo de intereses, el gobierno estatal debe pagar más de 650 millones. En todo este entramado se pueden encontrar indicios flagrantes que contradicen el no mentir, no robar y no traicionar al pueblo. ¿Qué pretende Antonio Gali Junior al inscribirse en el proceso interno? Cobrar el apoyo que ofreció al exgobernador Manuel Velasco Coello en su campaña como aspirante a la coordinación nacional y lo que quiere es quedarse con la franquicia del Partido Verde en Puebla y desde ahí impulsar su carrera política. Tan esa así que Jaime Natale Uranga pasó de ser el dirigente estatal de ese partido, a el principal aplaudidor, impulsor y carga maletas del morenovallista. (Queda claro que la pasión familiar de los Natale en la política es convertirse en carga maletas). ¿Qué pensará Claudia Sheinbaum Pardo al enterarse que en Puebla se le pretende dar el partido a quien en un pasado no muy lejano detestaba todo lo que oliera a Morena y a Andrés Manuel López Obrador? ¿Qué opinará la coordinadora nacional al enterarse que Jaime Natale es el principal interesado en entregarle el partido al hijo del exgobernador? ¿Sabrá que Jaime Natale es primo del diputado federal Juan Carlos Natale, el mismo que se atrevió a incurrir en actos de discriminación y xenófobos en contra de la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México? ¿Acaso en Morena van a permitir que, por la puesta de atrás, su aliado político en Puebla pretende cometer la máxima expresión de lo que se pretende evitar en la contienda: nepotismo, amiguismo e influyentismo? 

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