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jueves, mayo 2, 2024

Mentiras y verdades en la guerra civil del PAN

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La ultraderecha poblana está enojada, pero en su enojo no ha medido las consecuencias que trajo su persecución en contra de la diputada federal Genoveva Huerta Villegas y del diputado local Eduardo Alcántara Montiel.

Que el Yunque persiga a los disidentes no es extraño. Allí está el caso del exalcalde Luis Eduardo del Sagrado Corazón Paredes Moctezuma que no sólo humilló al santo Barón Francisco Emmelhainz Naveda, a quien pretendían ungirlo como candidato a la alcaldía, sino que se convirtió en un grave problema que amenazaba con arrebatarles la candidatura a la gubernatura.

La diferencia entre ambos casos es que la presidenta estatal del PAN, Augusta Valentina Díaz de Rivera Hernández, se equivocó en utilizar el viejo método de la purga porque existen nuevas reglas al interior de su partido que le impiden a ella y a la ultraderecha arrollar a placer.

Esta andanada, por ejemplo, tendrá que llegar forzosamente al Comité Ejecutivo Nacional del PAN que se ha convertido en el receptáculo de todas las grillas internas y tiene muy clara la película de lo que ocurre en la entidad.

¿Podrá el Yunque forzar a Marko Cortés Mendoza a que haga su voluntad a sabiendas que apoyarlos significa alimentar la ruptura interna y el debilitamiento del partido?

Aún más: ¿Por qué el CEN habría que respaldar esta cacería de brujas que representa todo lo contrario a lo que siempre han buscado: inclusión de todos los grupos?

La soberbia de la actual dirigencia, sus maestros titiriteros y demás sectarios no augura buen puerto, ya que un partido no se prepara para la guerra con la expulsión de sus militantes, más de aquellos que cuentan con otra parte del peso e influencia.

Nos explicamos: Genoveva Huerta Villegas, uno de los objetivos del Yunque, cuenta con una importante influencia en la militancia del interior del estado. El mejor ejemplo es que en la pasada elección para la renovación de la dirigencia estatal arrasó en el interior del estado mientras que Augusta Valentina ganó la presidencia por la operación mapache en la capital y zona conurbada.

Esa radiografía que arrojó la pasada elección interna reveló las fortalezas y equilibrios del panismo en nuestros días.

En el caso de Eduardo Alcántara Montiel, su fortaleza radica en aquello que nadie en el PAN posee: Su capacidad de interlocución con la clase política poblana de todas las expresiones y el actual gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina.

Deshacerse de ambos cuadros y la cascada de liderazgos que están a su alrededor no significará cumplir con el refrán de “muerto el perro, se acabó la rabia” sino en un exacerbamiento y encono, lo cual podría derivar en un boicot de brazos caídos de la militancia.

A esto hay que sumarle los ridículos argumentos y contradicciones que se han utilizado para la cacería de ambos panistas.

A Genoveva Huerta ya le mandaron a decir que le van a iniciar un proceso ante anomalías detectadas por 7.6 millones en su último año que fungió como presidenta estatal del PAN. La primera mentira radica en que dicho monto surge de una auditoría externa que se realiza habitualmente a cualquier administración y es adicional a la revisión del gasto.

En la Comisión de Vigilancia del CDE del PAN, por su parte, el dictamen sobre la auditoría fue aprobado, pero fue justo en abril de 2021 cuando el Consejo Estatal, ya controlado por Augusta Valentina y Marcos Castro, secretario General del PAN estatal, lo rechazaron.

Pero detrás de esa decisión se afloró otro tipo de pugna, una que estaba al interior del propio comité estatal.

El 26 de abril de 2022, en este mismo espacio le relatamos lo siguiente:

“Resulta que la semana pasada, la dirigente estatal Augusta Valentina Díaz de Rivera Hernández tomó la decisión de poner fin a las reyertas al interior del panismo. El primer y más grande obstáculo es y será encontrar puntos de acuerdo con Genoveva Huerta Villegas, quien representa a la mitad del panismo en el estado.

“Sabedora que no podía haber mejor coyuntura, la panista ofreció a la exdirigente aprobar sus estados financieros de 2021 como un primer acuerdo de conciliación y unidad. La ruta no era equivocada, ya que bajo esa vía es posible que ambos grupos puedan llegar a una solución sobre el incumplimiento del alcalde de Puebla de asignar espacios en la administración municipal a corrientes que no le son afines.

“Todo marchaba sin problemas hasta que un tipo que dice llamarse Marcos Castro y que cobra como secretario general del CDE del PAN boicoteó la apuesta de Augusta Valentina. Temeroso por el acuerdo y que eso significara su desplazamiento definitivo de la dirigencia, el empleadillo tiró su veneno en el Palacio Municipal y logró convencer al líder de la manada para que diera la orden de votar en contra el dictamen que avalaba el uso de los recursos de Huerta Villegas.

“La situación fue tan burda que incluso en el arranque de la sesión del consejo del sábado pasado, Augusta todavía envió un nuevo mensaje de unidad y conciliación sin saber lo que le esperaba. Este boicot de Castro tiene su origen en la pugna que mantienen la presidencia y el secretario general -que lo mismo es una guerra de egos y una lucha por el control hegemónico del partido- desde hace un par de meses, cuando las diferencias entre ambos comenzaron a radicalizarse y la confrontación interna terminó por salir a la luz.

“Como podrá entender, el único que salió perdiendo fue el partido por dos circunstancias: la conciliación entre los lalistas y los genovevistas cada día se ve más lejos y porque la decisión de rechazar el dictamen obligará al PAN poblano a llevar a cabo una nueva auditoría y todo el proceso que eso conlleva”.

Fin de la cita.

Esa es tan sólo la primera parte.

La segunda y más importante: La actual dirigencia estatal debió realizar una nueva auditoría, someter el resultado a la Comisión de Vigilancia y, de ahí, aprobarlo en el Consejo Estatal. ¿Ya lo hicieron o continúan con el manejo de cifras del estudio anterior?

Peor todavía fue que la dirigencia estatal ocultara a la militancia que mientras no hubiera un resolutivo final a esta disputa por el manejo de los recursos, la Tesorería del PAN nacional está impedida a aportar recursos al PAN estatal.

Finalmente, y no por eso menos importante, el manejo de los recursos de Genoveva Huerta de su último año de gestión ya fue avalado por el PAN nacional y aprobado por las autoridades electorales, por lo que se trata de un ejercicio fiscal válido.

En todo caso, el Consejo Estatal panista podría iniciar un nuevo procedimiento, el cual deberá presentarse ante el CEN del PAN y es ahí donde surge la pregunta:

¿El Yunque someterá a Marko Cortés o quedará de manifiesto que las nuevas reglas del panismo dictan que la última palabra la tiene el CEN?

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