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miércoles, mayo 8, 2024

La triada organizacional: necesidades de poder, logro y afiliación

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Estimado lector: esta es la segunda entrega del concepto de La Triada Organizacional, la cual está basado en los tres niveles jerárquicos de cualquier tipo de organización: la alta dirección, los mandos medios y el nivel operativo.  

Si lo vemos desde una perspectiva piramidal, en una organización los altos directivos estarían en la punta de la pirámide; los mandos medios, gerenciales o de supervisión, se encontrarían en la mitad de la pirámide; los niveles operativos, en la base de la pirámide. 

Así, en la alta dirección estarían los menos, los mandos medios serían los más o menos y el nivel operativo serían los más. 

Considerando los tipos de autoridad ya referidos en el anterior artículo: autoridad legal o formal, autoridad tradicional y autoridad carismática, se agruparían de la siguiente forma: 

En la alta dirección se ejerce la autoridad formal. 

En los mandos medios se ejerce la autoridad tradicional. 

En los niveles operativos podemos vislumbrar la autoridad carismática. 

Viéndolos de esta forma, la Triada Organizacional tiene infinidad de manifestaciones, las cuales, a partir de esta segunda entrega, voy a comenzar a desglosar e incorporar. 

El segundo concepto es la Motivación. 

Además de la clásica jerarquía de necesidades de Abraham Maslow, vamos a considerar la teoría de la motivación de McClelland, el cual, al igual que Maslow, dice que para que el trabajador se motive debe de haber una necesidad, si no hay necesidad no hay motivación, no hay movimiento. 

Según este autor, las motivaciones deben ser entendidas como procesos inconscientes, de modo similar a los planteamientos psicoanalíticos. 

McClelland maneja tres tipos de necesidades: la necesidad de poder, la necesidad de logro y la necesidad de afiliación. En este sentido, la alta dirección tiene más acentuada la necesidad de poder: los mandos medios tienen más acentuada la necesidad de logro y el nivel operativo tiene más acentuada la necesidad de afiliación. 

Todos los individuos tenemos los tres tipos de necesidades para motivarnos, pero los que tienen más acentuada la necesidad de poder se caracterizan porque disfrutan compitiendo con otras. Quienes tienen una alta necesidad de poder, valoran mucho el reconocimiento social y buscan controlar a otras personas e influir en su comportamiento, frecuentemente por motivos egoístas. 

Este tipo de personas está motivada por el deseo de tener un impacto en los demás, con el fin de influir o controlar su comportamiento, obtienen satisfacción en situaciones competitivas en las que una parte gana y la otra pierde. En aquellos que predomina la necesidad de poder, suelen estar cómodos en puestos de gestión de alto nivel, logrando con facilidad favorecer la competitividad y el liderazgo. En la política este tipo de necesidad es fundamental. 

Cada persona tiene diferentes necesidades, de manera que son motivadas de forma distinta, es recomendable conocer tanto sus necesidades como las de su equipo de trabajo, recapacitar sobre ellas y ver si realmente están siendo satisfechas con el puesto en el que se están desempeñando. El cumplimiento de estas necesidades, sin duda, repercutirá en un aumento de la motivación trayendo consigo mejores resultados. 

McClelland distingue dos tipos de necesidad de poder: la de poder socializado y la de poder personal. Las personas que se acercan más al primer tipo tienden a preocuparse más por las demás, mientras que quienes tienen una alta motivación de poder personal quieren obtener poder para su propio beneficio. Esto se ve muy claramente en el gobierno en turno. 

Quienes tienen mayor necesidad de logro sienten impulsos intensos de alcanzar objetivos que representan un alto nivel de desafío, y no se oponen a tomar riesgos con tal de conseguirlos, siempre que sea de forma calculada. En general, prefieren trabajar solas que en compañía de otras personas y les gusta recibir retroalimentación sobre las tareas que desempeñan. 

McClelland y otros autores afirman que la necesidad de logro está influida por las habilidades personales. 

Tienden a ser atraídos por alcanzar metas que reflejen un duro trabajo o que necesiten de ciertas habilidades y aptitudes para lograrlo, se imponen a sí mismos retos y la satisfacción de estas personas radica en la capacidad de superarlos. Las personas en las que predomina esta necesidad suelen ser muy eficaces a nivel individual, y se manejarán bien en puestos de gestión a nivel medio, o en algún otro que les puedan proporcionar retos constantes. 

Las personas con una elevada necesidad de afiliación tienen fuertes deseos de pertenecer a grupos sociales. También buscan gustar a las demás, por lo que tienden a aceptar las opiniones y preferencias del resto. Prefieren la colaboración a la competición, y les incomodan las situaciones que implican riesgos y falta de certidumbre. 

Según McClelland estas personas tienden a ser mejores como empleadas que como líderes por su mayor dificultad para dar órdenes o para priorizar los objetivos organizacionales.  

Reflejan el deseo de pertenecer a grupos sociales, de interactuar socialmente con los demás. Tienen un gran interés en entablar relaciones sociales y en sentirse apreciados y aceptados por su grupo social. Este tipo de personas se sentirían más cómodas en puestos en los que puedan formar parte de un equipo, optan por la colaboración antes de la competición, por lo que podrían desempeñarse mejor como empleados que como líderes. 

Todos podemos diagnosticar las razones por las que estamos incrustado en algún nivel de la pirámide organizacional. El nepotismo, el tráfico de influencias, el compadrazgo, el pago de factura, el amiguismo, etc., pueden ser la causa de los resultados de la gestión de cualquier gobierno. 

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