Para hacer periodismo chicharronero se necesita:
1 kilogramo de rumores.
2 licenciados Fojaco.
½ cucharada de angustias.
1 litro de adeudos.
10 pesos de sinvergüenzas.
Soñar que se será el periodismo más poderoso de Chichiquila y sus alrededores.
Leer sólo las pastas de los libros para aparentar civilidad intelectual.
Querer comer “chorizo toluqueño”
Inflar la información.
Ponga todo en la licuadora, suba unos tuits y ¡listo!, ahí está su Pullitzer ganado en algún club de prensa.
Tanto daño se ha causado a la prensa poblana que ya cualquiera es columnista. Cualquiera opina y cualquiera analiza. Sus bases son netamente sus intereses, sus angustias, sus preocupaciones, sus deudas y sus deseos de gastarse la nómina completa en algún table-dance.
Hace dos meses, una persona, ahora metido como matraquero de una corcholata (por sus encuestas los conoceréis), me aseguró que venían bombas contra Ignacio Mier y contra todo lo que estuviera junto.
A una semana de la unción del candidato (sea quien sea) no vi ninguna bomba, ni de olor, ni yucateca. No vi nada.
Leí también análisis sobre los “choques de trenes” y las “tormentas que se avecinaban” y, si me preguntan, no he visto ni los carritos de la feria que se colisionen ni se han anegado con aguas negras lo que ocurre en Morena.
También escuché de diferentes voces que los primos (Alejandro Armenta y Nacho Mier) se despedazarían y que esa sería la entrada para Abdala, Rivera, Salomón y Huerta. Y aunque es evidentemente que ni el diputado federal ni el senador se quieren mucho, tampoco ellos se han destrozado. Se mandan indirectas, se dan sus raspones, más bien los matraqueros de ambos equipos (periodistas incluidos) se han prestado más a la guerra.
Sí se denunció el audi del Bienestar y los ofendidos tratan de achacarle cualquier error al legislador más cercano a López Obrador, pero si me dicen que hay un choque de trenes, pues hasta hoy no. Hay golpes, hay chingadazos, pero hasta eso, son más los seguidores, sus licenciados Fojaco, Popócatl y Menchaca que tiran basura entre ellos.
Más bien, existen entre los demás contendientes interés para que el presidente López Obrador se harte y designe a un tercero en discordia, pero a unos escasos días de la unción, no veo que alguien se haya hartado.
Es más, sigue siendo una lucha entre Mier y Armenta y, si fuera mujer, sería Claudia Rivera. No obstante, y perdón por lo que diga, pero tampoco se ha salido de control la elección poblana. Hay daños colaterales, sí. Ha existido censura de algunas corcholatas, pero al final, las divisiones son las mismas.
Ahora bien, para los detalles finales del quién es quién de los punteros habrá que ver: Armenta juega con Julio Scherer. Nacho Mier juega con lo que le pide el presidente en la Cámara y la amistad de Adán Augusto López y una estructura de Morena. Claudia Rivera con los duros de ese partido como Bertha Luján.
¿Se necesita mucho análisis para entender cómo viene las definiciones?
Por eso, en Puebla se hace el análisis chicharronero.
Y ganará quien menos golpes haya dado.
No se necesita mucho para saber quién se ha desgastado y a quien se le ve feliz, feliz, feliz.
Lo que pase de hoy al próximo lunes difícilmente cambiará los resultados finales que se deben ver como un juego de rompecabezas.
¿Quién es el dueño del bastón de mando en la encuesta?
He ahí la respuesta.
Apuntes sobre La Aldea Poblana
¿Quién es la mano detrás de La Aldea Poblana en X (antes Twitter)?
Para llegar a esa conclusión hay que ver que tiene algunos yerros, pues escribe: erario público.
Todos sabemos que el erario es público.
Segundo, su primera enemiga era la auditora Amanda Gómez Nava.
Tercero: subió la apuesta y comenzó a criticar periodistas.
Hay que ver, ¿cuáles son los tema que ha manejado y se deberá comenzar por el descarte? Ahí será ubicado, ubicada, ubicade.
Unos apuntan a un periodista que cobra en diversas nóminas y hasta con un concesionario de autos, ya le dicen el periodista plurinominal.
Esperemos con paciencia sus acciones.
¡Caerá!
