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viernes, mayo 3, 2024

Fascinación por el monstruo del lago Ness

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Nuestra corresponsal itinerante, Norma Ávila, incansable viajera, se dio una vuelta por el mítico lago Ness, localizado al norte de Escocia, a fin de ofrecernos una crónica acerca de este fenómeno centenario, cuyos límites entre la realidad y la fantasía aún siguen embelesando a las personas, mostrándonos, de paso, algunos rasgos atávicos de la conducta humana. 

Foto: William Gregory

Norma Ávila Jiménez* 

 

Río Ness, Inverness, Escocia. Eran aproximadamente las 21 horas cuando Bill y yo salimos de ese pub animado por siete musicos de folk tradicional, quienes suelen deleitar a los oyentes que bailan al ritmo.  

Caminábamos sobre la avenida desde la cual es posible contemplar el río Ness (que conecta con el lago del mismo nombre), cuando de repente vimos que algo se desplazaba debajo de la superficie acuosa. No se veía qué era, por lo que caminamos rápido para seguir las ondas acuosas que se formaban con el desplazamiento. Detuvimos el paso. Una oscura cabeza asomó a la superficie… Me encantaría decir que era la del famoso monstruo del lago (o loch, como se dice en escocés), pero no, ¡era una foca! 

¿Por qué ejerce tal fascinación este monstruo, cuya supuesta imagen la vemos estampada en camisetas o en llaveros, magnetos para refrigeradores, tazas, peluches y otros souvenirs 

¿Qué motiva cada año a un millón de turistas venir a este lago de 36 kilometros de largo y 240 metros de profundidad, atraídos por Nessie? Dicho sea de paso, el fantástico animal genera 40 millones de dólares, según dice el embajador de turismo de las tierras altas esocesas, Willie Cameron. 

 

¡Nos gustan los monstruos! 

La psicoanalista Lucero del Pilar Miranda Diego, docente de la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Querétaro, en entrevista con Mercurio Volante, explica que los monstruos nos atraen como una proyección de la agresividad con la que nacemos, según los planteamientos de Sigmund Freud.  

“En su artículo Mas allá del principio del placer, publicado en 1920, Freud subraya que al nacer nos rige la pulsión de la agresividad, no la del amor”, sostiene. Y agrega: 

“Por ello los niños pueden ser perversos, dicen palabras ofensivas y golpean a compañeros de la escuela sin inmutarse. Con el tiempo la educación recibida –en casa, en la escuela, a través de la religión– les mostrará lo que se considera correcto o incorrecto, las normas sociales, y con ello comenzarán a modificar sus actitudes.”  

Miranda Diego afirma: “Sin embargo, la pulsión de la agresividad está allí, y qué mejor que proyectarla en algo fuera de nosotros. Por ello nos atraen los monstruos. A mí me gusta ver a la mujer lagarto en el circo; aunque sé que no es real, ¡pago por mirarla!”.  

En varias ocasiones he escuchado decir que “vemos lo que queremos ver”. Tal vez por ello Gary Campbell, quien aseguró haber visto por primera vez a esa criatura en 1996, representada como un híbrido de plesiosaurio-ballena-anguila gigante, registró mil 136 supuestos avistamientos, basado en relatos, notas periodísticas y otras fuentes.  

Respecto a esto, puntualiza Miranda Diego, “los psicólogos conductistas tal vez podrían decir que quienes afirman haber observado al monstruo tratan de objetivizar, de racionalizar lo que vieron”, aunque quizás haya sido solo una boya, un pieza de plástico o algún pez grande.  

Cabe mencionar que, a grandes rasgos, el conductismo es una corriente de la psicología que se propone estudiar las leyes que rigen el comportamiento humano basándose en el estímulo–respuesta. Tal vez quienes afirman haber visto a Nessie estaban empapados, estimulados con mucha información sobre la criatura acuática. 

Puesto que de alguna manera nos sentimos atraídos por los monstruos, Nessie ocupa un lugar privilegiado en nuestra mente.  

Ha ganado tanta fama como Yeti, o abominable hombre de la nieve (especie de gorila alto con mucho pelo blanco), personaje que, cuenta la leyenda, habita en el Himalaya.  

Otro es Pie Grande, especie de gorila y homínido, o bien Sasquatch, que, se cree, merodea las altas montanas orientales de América del Norte. No olvidemos al Chupacabras, conocido en México y en otras partes de Latinoamérica, casi tan popular en nuestros días como el mismo Nessie 

Una amiga que reside en Escocia me comentó con entusiasmo haber visto un documental al respecto en la televisión. 

Fotos: William Gregory

La primera referencia escrita sobre Nessie 

En la hagiografía Vita Columbae (texto elogioso para afamar santos), escrita por Adomnan entre los años 697 y 700 de nuestra era, se señala que San Columbo, encargado de convertir a los escoceses a la religión cristiana en el siglo VI, fue testigo de cómo una bestia atacaba a un hombre. Con ayuda de oraciones, la convenció de que no acabara con su vida.  

Tal referencia escrita inició el mito de un misterioso organismo que señoreaba este cuerpo de agua. 

Siglos más tarde, en mayo de 1933, el periódico local Inverness Courier publicó una noticia que detonaría la obsesión de muchas personas por observar al monstruo.  

El 25 de febrero de 2020 este medio de comunicación volvió a publicarla. Refiere la manera como un hombre de negocios y su esposa viajaban en su automóvil, cerca del muelle Abriachan, cuando fueron sorprendidos por “una tremenda agitación en el lago”.  

Quedaron atónitos al ver un cuerpo que parecía una ballena, el cual “se revolvía como si estuviera sumergido en un caldero a fuego lento”. Según el reporte, la bestia estuvo apareciendo y desapareciendo durante un minuto. 

Las supuestas evidencias de quienes juran haber tenido un encuentro con el monstruo han sido desacreditadas, ya sea porque se trata de fotografias manipuladas o borrosas, películas alteradas, objetos inmersos entre zonas de agua turbia del lago, sin duda la presencia de partes corporales de otros animales (grandes peces, anguilas, focas). No se descartan trompas de elefantes de circo que solo estaban tomando un baño. 

Foto: William Gregory

Qué dice la ciencia 

La ciencia también se ha interesado por lo que sucede en el lago Ness. Se han realizado intentos por encontrar al misterioso residente con la ayuda de sonares y tecnología satelital, sin obtener resultados positivos.  

En 2019, Neil J. Gemmell, genetista y profesor de la Universidad de Otago, Nueva Zelanda, junto con un equipo de especialistas extrajo muestras de agua del lago para estudiar su contenido de ADN (información genética), compuesto por piel, plumas, excremento y otros restos dejados por diversos organismos, informa Science Focus Magazine.  

El estudio confirmó la existencia de especies de enorme tamaño en el lago que han sido confundidas con la criatura. Podría tratarse de anguilas gigantes, concluye. 

Como puede verse, la existencia de Nessi nunca se comprobará, pero la atracción hacia el mito me llevó a adquirir una bonita camiseta. 

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