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sábado, mayo 11, 2024

Augusta vs Marcos: una guerra que siempre existió

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Solo era cuestión de tiempo para que la pugna que mantenían Augusta Valentina Díaz de Rivera Hernández y un sujeto que dice llamarse Marcos Castro Martínez tomara proporciones épicas de manera pública.  

El vocero resentido, perdón, consentido de la ultraderecha fue el encargado de dar a conocer el papelón que protagonizaron la presidenta y el secretario, el cual presenciado por los integrantes del Comité Directivo Estatal del PAN.  

La pelea, ocurrida el lunes pasado, tuvo su origen en el reclamo que hiciera Augusta, frente a todos, por los gastos en viáticos que tuvo el sujeto que dice llamarse Marcos Castro en su recorrido por 80 municipios del interior del estado, como parte de las mesas de negociación política que fueron instruidas desde el Comité Ejecutivo Nacional y que, en realidad, tienen como objetivo buscar penetración, ya que el principal gallo de los yunques no es conocido en esas regiones. 

A decir de la dirigente estatal, los gastos eran cuantiosos y no se justificaban en lo absoluto. El secretario general no amilanó y le reviró que esas reuniones las hizo porque no se había dignado a recorrer el estado, entrar en contacto con los comités municipales y demás lindezas.  

La pelea verbal, observada con pena ajena por los integrantes del CDE, escaló y para que se dé una idea de cómo estuvo el asunto, reproducimos unos párrafos del columnista de e-consulta 

“Marcos Castro también le reprochó a Augusta su incumplimiento a un acuerdo de octubre de 2021, cuando él mismo la propuso —a pesar de la negativa de los miembros de su grupo de apoyo— como candidata a la presidencia estatal después de que el Comité Ejecutivo Nacional del PAN estableció que en Puebla la dirigencia del partido tendría que ser encabezada por una mujer y Ana Teresa Aranda se bajó de la contienda ante la advertencia de que su registro le sería negado.  

“Al final Marcos Castro abandonó la reunión, no sin antes advertirle a Augusta que tienen un acuerdo firmado, que seguirá en la Secretaría General pero haciendo sólo lo que establecen los estatutos del partido y ya no organizando los encuentros de reconciliación con los panistas de toda la entidad, ni las reuniones operativas de los lunes con los miembros del Comité Estatal. 

“’Ahora tendrás que hacerlo tú, dices que puedes hacerlo sola pues adelante: visita los municipios, que te conozcan y resuelve los conflictos. Ojalá lo hagas, pues a dónde vas generas problemas y malos entendidos’, sentenció Marcos Castro”. 

¡Tómala, barbón! 

Esta pugna, sin embargo, no es nueva.  

El 26 de abril de 2022, en este mismo espacio le relatamos lo siguiente: 

“Resulta que la semana pasada, la dirigente estatal Augusta Valentina Díaz de Rivera Hernández tomó la decisión de poner fin a las reyertas al interior del panismo. El primer y más grande obstáculo es y será encontrar puntos de acuerdo con Genoveva Huerta Villegas, quien representa a la mitad del panismo en el estado. 

“Sabedora que no podía haber mejor coyuntura, la panista ofreció a la exdirigente aprobar sus estados financieros de 2021 como un primer acuerdo de conciliación y unidad. La ruta no era equivocada, ya que bajo esa vía es posible que ambos grupos puedan llegar a una solución sobre el incumplimiento del alcalde de Puebla de asignar espacios en la administración municipal a corrientes que no le son afines. 

“Todo marchaba sin problemas hasta que un tipo que dice llamarse Marcos Castro y que cobra como secretario general del CDE del PAN boicoteó la apuesta de Augusta Valentina. Temeroso por el acuerdo y que eso significara su desplazamiento definitivo de la dirigencia, el empleadillo tiró su veneno en el Palacio Municipal y logró convencer al líder de la manada para que diera la orden de votar en contra el dictamen que avalaba el uso de los recursos de Huerta Villegas. 

“La situación fue tan burda que incluso en el arranque de la sesión del consejo del sábado pasado, Augusta todavía envió un nuevo mensaje de unidad y conciliación sin saber lo que le esperaba. “Este boicot de Castro tiene su origen en la pugna que mantienen la presidencia y el secretario general -que lo mismo es una guerra de egos y una lucha por el control hegemónico del partido- desde hace un par de meses, cuando las diferencias entre ambos comenzaron a radicalizarse y la confrontación interna terminó por salir a la luz”. 

Así pues, lo ocurrido el lunes 10 de junio por la mañana entre Augusta y el sujeto que dice llamarse Marcos Castro solo confirma que el pleito escaló a tal grado que hay una auténtica guerra civil en el interior del panismo dirigente y amenaza en convertirse en una descomposición política.  

¿Quién ganará la pelea? Será de pronóstico reservado. 

Por lo mientras, Augusta puede presumir que en un solo día -el lunes 10- sufrió dos duros descalabros. Por la mañana, protagonizó la pelea con Castro y por la noche tuvo que ver cómo se derrumbó la propuesta para que alcaldes, legisladores locales y federales, consejos y liderazgos firmaran tres cartas de apoyo para los aspirantes presidenciales: Una para Santiago Creel Miranda, otra para Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz, y otra más para quién se necesite de última hora. La jugada tenía como finalidad que el Yunque presionara -a través de las cartas de apoyo- para que Myriam Arabián Couttolenc fuera designada como coordinadora de la hidalguense en Puebla. La propuesta hizo agua no solo porque era un despropósito sino también porque la diputada local Guadalupe Leal es la coordinadora de Gálvez. Era una clásica táctica del juego sucio que no prosperó. 

Mal empieza la semana quién es ahorcado el primer día. 

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