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sábado, septiembre 28, 2024

Néstor Camarillo y Alito hunden al PRI a la quinta fuerza política en Puebla

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El secuestro del PRI a manos de Néstor Camarillo Medina y Alejandro Moreno Cárdenas, alias Alito, dejó funestas secuelas para el tricolor en Puebla. Los resultados de la jornada electoral del 2 de junio confirmaron que el otrora partido dominante se hundió a la quinta fuerza del estado, por debajo de Morena, PAN, Verde y Movimiento Ciudadano.

Los datos arrojados por el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) indican que el priismo en Puebla apenas llega al 7.89 por ciento de la votación emitida en las diputaciones locales, alrededor de 211 mil 240 votos, sin ningún legislador de mayoría relativa.

La diferencia del PRI con la votación obtenida por Morena es de 4 a 1, pues en la elección de diputaciones locales el partido obradorista habría obtenido un millón 33 mil 39 votos, que representa 38.59 por ciento de los votos, sin que se haya hecho el cómputo y se tenga la votación válida emitida de las diputaciones.

En segundo lugar se sitúa temporalmente el Partido Acción Nacional, el cual obtuvo 469 mil 883 sufragios, 17.55 por ciento de los votos.

En tercera posición se colocó el partido naranja, el cual sorprendió en esta jornada electoral al alcanzar los 230 mil 456 sufragios, 8.61 por ciento de la votación; mientras que el Partido Verde Ecologista juntó 229 mil 514, equivalente a 8.57 por ciento de los sufragios de la elección en Puebla, lo que colocó al partido aliado de Morena en el cuarto lugar de la preferencia electoral poblana.

Esto representa un cambio significativo en el peso político que valía el tricolor en Puebla. En la elección de 2018, el tricolor obtuvo 17.17 por ciento de los votos en el proceso electoral en el que decidieron participar de forma solitaria, lo que les representó en votos 490 mil 687 y ser la tercera fuerza política.

Para el proceso electoral 2020-2021, en el que decidieron competir en coalición con el PAN y PRD en la entidad poblana por primera vez en su historia, el tricolor todavía mantuvo su competitividad como fuerza política al lograr 432 mil 407 sufragios para esos comicios, el 18.87 por ciento de las simpatías de los poblanos.

LA DEBACLE PRIISTA CON NÉSTOR CAMARILLO

De forma irremediable, toda la desgracia que atraviesa el Revolucionario Institucional pasa por las manos y el mando de Néstor Camarillo y Alejandro Moreno Cardenas, quienes en solo seis meses destrozaron en su interior al instituto revolucionario.

Desde inicios de febrero, la crisis en el antiguo partido absoluto comenzó a agravarse con la fuga de los liderazgos con décadas de militancia y que no se esperaba que anunciaran su salida.

Los primeros en anunciar su salida fueron los diputados locales, comenzado por Silvia Tanús Osorio, decana con más de 50 años de militancia en el PRI, quien simplemente anunció que se iba de la vida política de Puebla y dejó la bancada en el Congreso local, aunque dejó en claro que no había divisiones con la dirigencia.

Días después la ruptura con los cuadros priistas se ahondó con las renuncias del coordinador Jorge Estefan Chidiac y los legisladores Norma Reyes Cabrera, Laura Zapata Martínez, Juan Enroque Rivera Reyes y Adolfo Alatriste Cantú.

Los legisladores señalaron en su comunicado que dejaron de coincidir con el partido luego de que las decisiones tomadas a nivel federal no los tomaron en cuenta ni los apoyaron en la coalición con el PAN y PRD, partidos que les arrebataron las principales candidaturas, además de una exclusión por parte del grupo político que lidera el panista Eduardo Rivera Pérez.

Aunque el dirigente Néstor Camarillo quiso minimizar la herida por la que desangraba el PRI, no tardó ni una semana para que cinco presidentes municipales prioritarios del partido anunciaran su renuncia a sus respectivas militancias. Fueron los ediles de Xicotepec de Juárez, Guadalupe Victoria, Zapotitlán de Méndez, Zacatlán y San Salvador El Seco.

Néstor Camarillo siguió cerrando los ojos y se negó a ver la fuga de priistas hasta que los secretarios jurídicos del PRI anunciaron su salida por la mala organización y manejo del partido.

Y ahora, con la salida de otros cuadros de larga trayectoria como Sandra Montalvo Domínguez, quien exhibió un respaldo de Néstor Camarillo a los caciques regionales, la herida se sigue profundizando.

Estos movimientos dejaron como un cascarón vacío al partido tricolor, pues además de ser la primera elección en su historia, en la que no postularía a un candidato propio al gobierno de Puebla, enfrentaron dificultades para postular candidatos a presidentes municipales, pues solamente en 98 de 217 municipios pudieron cubrirlos, sin contar que a lo largo del proceso electoral se presentaron quejas porque ciudadanos fueron registrados como candidatos a regidores y síndicos municipales sin su consentimiento.

Los escándalos no cesaron cuando el priista formalizó su candidatura en el lugar de primera minoría para el Senado de la República por la coalición Fuerza y Corazón de México. La polémica estuvo cuando se detectaron anomalías en su registro debido a que ocupó el lugar de acción afirmativa en favor de comunidades y pueblos indígenas, aunque se defendió como pudo para sostener que cuenta con arraigo en el comisariado del Ejido, en Zacapoaxtla, para acreditar dicha condición social.

El punto más álgido de la debacle priista fue la detención de Tania Félix N., candidata a diputada local suplente por la vía plurinominal, quien fue aprehendida en un operativo de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en posesión de armas de uso exclusivo del ejército, drogas, inhibidores de señal telefónica, entre otros delitos.

La priista fue vinculada a proceso y tiempo después se descubrió su relación sentimental con un líder la organización La Barredora, una célula del Cártel Jalisco Nueva Generación instalada en el estado de Puebla, además de que trabajó en el Ayuntamiento de Puebla que encabezó el candidato a gobernador Eduardo Rivera Pérez

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