A una semana de que concluya el periodo de campañas, el fracaso de la candidatura de Eduardo Rivera Pérez ha quedado de manifiesto no sólo con una amplia brecha de intención de voto, ubicada en 28.4 puntos de diferencia, sino también en que las principales lozas que lo hundieron surgen de la percepción que el electorado tiene de su forma de gobierno, al considerar que su arribo a la gestión estatal ahondaría los problemas de corrupción e inseguridad, además de que pondría en riesgo la continuidad de los apoyos sociales de la 4T.
Por si eso no fuera suficiente, en la recta final de la carrera por la gubernatura, el mito de que una mayor participación electoral el 2 de junio, actualmente estimada en 62.5 por ciento, beneficiaría a los candidatos del PRIAN terminó por desmoronarse. El indicador clave se encuentra en la tendencia de votación efectiva: mientras Alejandro Armenta Mier obtendría entre 1.7 y 1.9 millones sufragios el día de la jornada electoral, el panista sumaría entre 903 mil y un millón 050 mil votos, es decir, de 797 mil a 895 mil por debajo del morenista.
De acuerdo con Elías Aguilar, director de Indicadores SC, a mayor participación electoral la tendencia de votación sería directamente proporcional a favor del candidato de la coalición Sigamos Haciendo Historia y una muestra de eso es que en las últimas 4 semanas las preferencias se encuentran prácticamente estables, con una diferencia de 28 puntos.
Solo en escenarios en donde la diferencia entre el primero y segundo lugar es menor a dos dígitos, una alta participación del electorado puede marcar una diferencia, pero no es el caso de la elección de 2024, en donde la brecha es muy amplia tanto para gobernador como presidente de la República, explicó el especialista en comunicación política.
A UNA SEMANA, ¿CÓMO LLEGAN?
Con base en el más reciente estudio elaborado por Indicadores SC, levantado el 18 de mayo, a mil 600 personas, a través de encuestas vía telefónica, Alejandro Armenta Mier tiene intención del voto de 62.6 por ciento, seguido por Eduardo Rivera Pérez, con 34.2 por ciento, y Fernando Morales Martínez, de Movimiento Ciudadano, con el 3.2 por ciento. El total de votantes indecisos asciende a 15 por ciento.
En las últimas cuatro semanas, la empresa de Elías Aguilar prácticamente reportó una tendencia estable a favor del candidato de Morena-PT-Verde-Nueva Alianza-Fuerza por México, lo que lleva a considerar que existe un voto consolidado.
A decir de Javier Sánchez Galicia, coordinador de estrategia de Alejandro Armenta, consultor político y autor de más de una docena de libros sobre comunicación política, la diferencia de más de 20 puntos antecede a noviembre de 2023, cuando Eduardo Rivera dejó el Ayuntamiento de Puebla para irse como abanderado del PRIAN. De ahí a la fecha, abundó, nunca dejó de estar abajo por dos dígitos y si bien la polarización del cierre de campañas provocará que haya un relativo cierre de las tendencias esta no sería menor a 25 por ciento.
Este margen, explicó, no está fuera de la realidad y existen dos antecedentes en el pasado reciente: las elecciones de Oaxaca e Hidalgo, en donde los candidatos de Morena, Salomón Jara y Julio Menchaca, ganaron con una diferencia de 25 y 35 puntos respectivamente.
UN FRACASO DE CAMPAÑA
Para Elías Aguilar, entre los factores que explican el margen de 28.6 puntos entre Alejandro Armenta y Eduardo Rivera se encuentra en la tendencia de opinión positiva que el electorado tiene hacia los candidatos. Al corte del 18 de mayo, el morenista se ubicaba con 52.6 por ciento, mientras que el panista estaba en 36.1 por ciento; y en un tercer lugar Fernando Morales, con 3.8 por ciento.
Al analizar el desagregado de los atributos, entonces, queda claro el escenario. Hay tres grandes rubros que definen esta inclinación: Bienestar Social, Cambio y Seguridad y Corrupción.
Los datos que arroja el estudio son más que reveladores. Eduardo Rivera es considerado como un candidato que pone en riesgo la continuidad de los apoyos sociales de la 4T y encabezaría un gobierno para ricos, lo que implica que no estaría enfocado en ayudar a la gente más necesitada.
En el rubro sobre corrupción e inseguridad, los resultados evidencian la percepción de los ciudadanos de un candidato que hace medio año dejó el Ayuntamiento de Puebla, consideran que siendo gobernador incrementarían ambos problemas.
Pero la valoración más impactante es que, pese a haber cimbrado su campaña en el eslogan Mejor Rumbo para Puebla, Eduardo Rivera no representa “el cambio que Puebla necesita” ni “un cambio de rumbo”, así como tampoco “garantiza un mejor futuro para el estado”. Por el contrario, es percibido como un candidato que ofrece un regreso al pasado y que “mantendría las cosas igual de mal”.
Estas mediciones, puntualizó Elías Aguilar, permiten entender el impacto que tiene entre el electorado las narrativas impulsadas por cada candidato. Al preguntarle a los encuestados, “si hoy fuera la elección de gobernador ¿por cuál de estas ideas votaría?”, el orden de prioridad fue “para mejorar la seguridad” (42%), “para fortalecer los apoyos sociales del gobierno de Morena” (30.9%) y en un lejano tercer y cuarto lugar “para cambiar el rumbo del estado” (6.3%) y “para tener un gobierno cercano” (3.9%).
La importancia de estas narrativas se encuentra vinculada a los sectores socioeconómicos a los que pertenece el electorado, pues mientras el 60 por ciento se encuentra en los estratos E y D (en donde se distribuyen los programas sociales), las clases medias (B, C y C+), a las que estuvo enfocada la narrativa de Eduardo Rivera, representa el 30 por ciento.
Pero eso no es todo. El director de Indicadores SC afirmó “seguridad, corrupción y el tema del agua son los que mataron” la apuesta de Rivera Pérez.
ARMENTA Y ARRASTRE
A partir de los datos que arrojó la encuesta, se estima que para el 2 de junio habría una participación de 62.4 por ciento. Al hacer la extrapolación entre el listado nominal de electores (4 millones 900 mil) con la intención efectiva de voto y el estimado de asistencia, entonces, Alejandro Armenta lograría una victoria con 1.7 millones y hasta 1.9 millones de sufragios.