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miércoles, mayo 15, 2024

Unidad sin simulación, la clave de Armenta

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El candidato a la gubernatura de la coalición “Sigamos Haciendo Historia”, Alejandro Armenta Mier, ha trazado una ruta rumbo a la elección del 2 de junio que consiste en prepararse para una guerra sin cuartel. Eso incluye eliminar cualquier exceso de confianza, la falsa creencia de que será el proceso electoral un paseo o que la ultraderecha está muerta. 

A diferencia de la casa de enfrente, en donde Eduardo Rivera Pérez ha hecho todo lo posible para dinamitar cualquier operación cicatriz, el senador de Morena sabe que necesita del concierto de todos los liderazgos de Morena y otros partidos políticos, no sólo para ganar los comicios, sino para cumplir con la encomienda del presidente Andrés Manuel López Obrador y la candidata presidencial, Claudia Sheinbaum Pardo: ganar la mayoría calificada en el Congreso de la Unión. 

Conseguir el triunfo que la 4T necesita, implica sumar alrededor de 2 millones de votos en el estado de Puebla, una cifra muy complicada dadas las circunstancias políticas por las que atraviesa Morena y el país. Es por eso que Alejandro Armenta apostó por el mejor capital que puede tener un abanderado: el oficio político, la capacidad de negociación y alcanzar acuerdos. 

Para ganar, lo sabe el senador, es indispensable construir la unidad interna, evitar la fuga de militantes inconformes con los resultados o las designaciones, además de cobijar a aquellos que no fueron favorecidos.  

La jornada de este lunes 19 de febrero fue un ejemplo de esa construcción. Primero, el candidato a la gubernatura de Morena-PT-Verde-Nueva Alianza-FxM anunció públicamente la designación de Rodrigo Abdala Dartigues como su coordinador de campaña, mientras que Gabriel Biestro Medinilla irá a coordinar la capital poblana.  

¿Por qué la decisión? Ambos son morenistas puros que han estado con López Obrador desde la etapa del desafuero, tienen experiencia política y son los que tuvieron los mejores números en las encuestas que se levantaron para definir al candidato a la presidencia municipal que, a la postre, resultó ser José Chedraui Budib 

Abdala, aparte de ser cercano a Manuel Bartlett Díaz, uno de los principales activos de la 4T en el país, conoce la entidad tras encabezar casi todo el sexenio la delegación en Puebla de la Secretaría del Bienestar. Conoce a la base morenista, la entiende y, lo más importante, sabe donde está el grueso de beneficiarios. A eso hay que sumarle su experiencia electoral tras haber sido el primer representante de Morena en el Consejo General del entonces Instituto Federal Electoral.  

Gabriel Biestro, por su parte, fue dirigente estatal de Morena y presidente del primer Congreso de izquierda en la entidad. Durante años ha construido una interesante estructura en la capital poblana, la cual ha buscado en los últimos dos procesos internos de su partido. Así pues, al ser ungido como el coordinador de la ciudad de Puebla vendrá ser un refuerzo de lujo para Pepe Chedraui en su penetración en la estructura, liderazgos y militancia morenista en esta zona.  

Pepe Chedraui no solo ganó la encuesta, sino que representaba el perfil idóneo debido a que su extracto social le permite acceder a segmentos de votantes a los que el partido oficial nunca podría por su propia esencia política. Su combinación de empresario, ciudadano y cobijado por la marca Morena lo hace un candidato competitivo frente al panismo que tratará de capitalizar el descontento de las clases medias y altas.  

Tras los anuncios de los coordinadores que, insistimos, es la mejor muestra de la cohesión interna de Morena tras un proceso interno de difícil parto y continuos desencuentros, Alejandro Armenta se reunió con los 310 aspirantes a las 16 diputaciones locales federales en Puebla.  

La información dada a conocer sobre el encuentro no dejó ninguna duda de la importancia: “Unidad, madurez política y humildad en Morena será la fórmula para ganar en Puebla” fue el encabezado del comunicado.  

Y sí, las únicas opciones del partido oficial de salir airoso de la batalla electoral y cumplir con la encomienda del jefe político nacional son unidad, cohesión, madurez y humildad. 

El propio Alejandro Armenta ha dado muestra de eso. Pudo excluir a los otros aspirantes a la gubernatura —con algunos incluso mantuvo una pelea a muerte—, pero optó por tender puentes de comunicación e incorporar a los mejores hombres y mujeres de los diferentes equipos para que fortalecieran su equipo de campaña.  

Tras el complicado proceso por la capital y la designación de candidatos a diputados federales, el senador asumió su papel de comandante del ejército morenista, de ahí que fue en busca de todos para arroparlos, pero también para recordarles que los tiempos han cambiado y no hay cabida para la simulación.  

La clase política de Morena también debe entender que en este momento no hay más futuro para ellos que en su propio partido y en el proyecto de AMLO, Sheinbaum y Armenta. La oposición ha sido secuestrada por la Organización Nacional del Yunque y las familias caciquiles, lo que significa que no hay espacio para ellos. Si no logran entenderlo será su perdición. 

En esta coyuntura, las palabras pronunciadas por el presidente de México en la reunión en la que se anunció que el bastón de mando sería para Claudia Sheinbaum tienen todavía más peso: Con Morena, todo; fuera de Morena, el abismo.  

Armenta lo sabe y por eso se ha dedicado a operar en consecuencia.  

Es el comandante revisando a detalle las condiciones del ejército con el que irá a la batalla.   

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