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martes, octubre 15, 2024

Muerte en la tarde: un coctel de Hemingway

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La periodista Yaiza Saiz, del diario español La Vanguardia, reveló la receta de un coctel demoníaco que creó hace algunos años.

No puedo resistir la tentación de reproducir su escrito para beneplácito del hipócrita lector:

“No es nada nuevo decir que Hemingway fue tan buen bebedor como escritor. O por lo menos, eso demostró durante toda su vida.

“Si bien se dice que cuando residía en Cuba nunca renunciaba a tomarse su mojito diario, durante su estancia en Europa el listado de bares y cafés que frecuentaba es interminable . Y es que su tendencia alcohólica tenía un motivo: ‘despojarse de las heridas que le causaba la vida’, afirmaba siempre.

“Vino, daiquiris, champán, cerveza, Martini… en realidad no había bebida alguna que se le resistiera, las adoraba a todas más o menos por igual. De hecho, en una carta que escribió en 1935 a su traductor Ivan Kashkin decía: ‘¿Usted no bebe? Me he dado cuenta de que siempre habla con desprecio de la botella. Bebo desde que tenía quince años y pocas cosas me han dado más placer. Cuando se trabaja duro todo el día pensando con la cabeza, sabiendo que hay que trabajar de nuevo al día siguiente, ¿qué otra cosa puede cambiar las ideas y hacer que se ejecuten en un plano diferente tan bien como el whisky?’.

“Pero, centrémonos, no estamos aquí para juzgarle, sino para descubrir el cóctel que él mismo inventó. Se llama Death in the afternoon, igual que el libro que publicó en 1932, en el que el escritor homenajea a nuestro país narrando las ceremonias y corridas de toros españolas.

“Sólo apto para valientes

“Fue en 1935 cuando la receta del escritor fue publicada por primera vez en So Red the Nose or Breath in the Afternoon (‘tan roja la nariz, o el aliento de la tarde’), un libro de coctelería que recopilaba contribuciones de cócteles ideados por personajes famosos.

“En él, el propio Hemingway escribía: ‘Ponga una onza de absenta en un vaso de champán. Añada champán helado hasta que alcance una opalescente consistencia lechosa. Beba de 3 a 5 lentamente’.

Hasta aquí la larga pero inevitable cita.

En estos días estoy dispuesto a sucumbir ante una copa de Death in the afternoon.

Ya le narraré al lector si salgo vivo de la prueba.

Por cierto: en estos días recibí de dos extraordinarios amigos un regalo brutal: dos vasos old fashion y un cenicero del exclusivo Bar Hemingway, ubicado en el exclusivísimo Ritz de París.

A todo eso dedicaré mi siguiente columna.

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