El alcalde suplente Adán Domínguez Sánchez confirmó la estrategia del candidato perdedor a la gubernatura Eduardo Rivera Pérez para hacerse de la dirigencia estatal del PAN: ser ungido al concluir su periodo al frente del Ayuntamiento.
Su destape, además, fue acompañado con una furibunda crítica contra aquellos
que han exigido un profundo análisis de las causas de la derrota, cuyo principal responsable fue su socio comercial Rivera Pérez.
“Yo veo voces que hablan y que señalan ciertas situaciones, pero no los vi en campaña ni repartir un solo volante, no vi esas voces tan activas durante el periodo de campaña. Entonces, lo primero que debemos hacer es ser autocríticos como partido, pero, también, autocríticos como militantes, qué hicimos y qué dejamos de hacer”, expuso.
Aunque evitó dar nombres, la crítica tuvo destinatarios concretos: Mónica Rodríguez Della Vecchia, Guadalupe Leal y Rafael Micalco Méndez, así como contra el edil de San Andrés Cholula, Edmundo Tlatehui Percino.
El panista, señalado como principal operador de Rivera Pérez dentro del Ayuntamiento, sostuvo que lo primordial es “tener cabeza fría” y hacer un diagnóstico del partido tras los resultados de la elección del 2 de junio a nivel local y nacional.
En este diagnóstico, dijo, cada militante del partido deberá “asumir su responsabilidad” sobre lo realizado en los últimos tres años y posteriormente tomar la decisión de quién será impulsado para la dirigencia del PAN, convocatoria de la que no descartó sumarse en un futuro.
“Estaré trabajando hasta el último día de este gobierno y estaré concentrado en ello, ya después del 15 de octubre podrán venir muchas cosas, pero primero cerraré este gobierno de manera adecuada. Los panistas que estamos aquí necesitamos tener cabeza fría y hacer un diagnóstico claro de la situación del partido que me parece que ya comenzó al interior de la Comisión Permanente del partido”, dijo.
Desde el pasado 18 de junio, la dirigencia estatal convocó a una sesión presencial de la Comisión Permanente, integrada por 39 miembros, en su mayoría afines al excandidato a la gubernatura, Eduardo Rivera Pérez, para analizar la derrota electoral y dar paso a la renovación de la dirigencia.
En este contexto, el excandidato a la gubernatura, Eduardo Rivera Pérez, es el principal interesado en ocupar este cargo tras su reciente derrota frente al morenista Alejandro Armenta.
Sin embargo, esta intencionalidad ha sido recibida con abierta rebelión por parte de los legisladores panistas en el Congreso del estado, quienes han servido como contrapeso al grupo político del exalcalde.
Uno de ellos fue el coordinador de la bancada del PAN, Rafael Micalco, quien se opuso a la idea de que los candidatos derrotados encabecen la dirigencia del partido, pues enfatizó que no sería políticamente viable nombrar a quienes arrastraron las derrotas del partido y de la coalición.
Pronunciamiento similar dirigió la diputada Mónica Rodríguez, que criticó el momento elegido por Rivera para recorrer el interior del estado y convencer a los dirigentes municipales de que la renovación sea por elección de consejeros.
Della Vechhia afirmó que estos recorridos debieron hacerse meses antes para evitar el resultado adverso en la contienda por la gubernatura de Puebla e insistió en que el proceso de elección debe ser abierto a toda la militancia, como sucedió hace tres años.
Estos pronunciamientos se suman al de Eduardo Alcántara, quien enfrenta un proceso de expulsión por no pertenecer al grupo político de Augusta Díaz de Rivera y advirtió que Rivera ya ha comenzado a cabildear con los comités municipales para cerrar la renovación del partido a designación de consejeros, y no a la militancia.
Alcántara criticó que Rivera esté buscando un albazo, solicitando firmas para que la elección del presidente del PAN sea solo por los consejeros del Consejo Estatal, beneficiándose al tener afinidad con este grupo.
Por otro lado, advirtió un riesgo de extinción del panismo si El Yunque continúa al mando, pues criticó que la candidatura de Rivera para la gubernatura destacó por su falta de iniciativa y su enfoque en venganzas internas en lugar de en la campaña.
A la par, advirtió que Rivera usaría la presidencia del partido como protección ante señalamientos de corrupción en su gestión como alcalde y previó una posible emigración de la militancia si Rivera es impuesto como líder del PAN.
