Por décadas, los municipios de Chignahuapan y Venustiano Carranza fueron sus bastiones, donde amasaron una fortuna personal y proyección política. Son, quizás, las dos familias de caciques más representativas de la Sierra Norte que no han tenido empacho en apoyar el PRI o al PAN, según sea la coyuntura o el interés que les conviene.
Los Rivera Sosa y los Valencia Ávila hoy están a un paso de perder los municipios que han exprimido, luego de que el Consejo General del Instituto Electoral del Estado invalidó las elecciones en esos lugares por el caudal de irregularidades encontradas.
El suceso no es menor: Chignahuapan y Venustiano Carranza son los únicos municipios de 25 en los que el Instituto Electoral atrajo el cómputo que tendrán comicios extraordinarios.
Para el caso de Chignahuapan —donde el actual patriarca de la familia Rivera, Lorenzo Rivera Sosa, se encuentra tercero en las votaciones, de acuerdo con los datos del PREP—, el Consejo General del IEE determinó declarar la invalidez de los resultados de la elección debido a que se detectaron irregularidades en 32 por ciento de los paquetes electorales, más de 20 por ciento de los que marca el Código Electoral local como una de las causales de nulidad de una elección.
En este municipio se detectaron hechos de violencia durante y después del día de la elección como la privación ilegal de la libertad del consejero presidente del Consejo Municipal Electoral, la mañana del 5 de junio, sin que los demás consejeros tuvieran conocimiento de él hasta la noche del mismo día que apareció golpeado, lo que ocasionó que los demás consejeros se ausentaran y resguardaran fuera de la región por su integridad física.
Por lo que hace al municipio de Venustiano Carranza, controlado por más de una década por la familia Valencia Ávila, se registraron circunstancias de inseguridad que prevalecieron en el Consejo Municipal, por lo que no fue posible desarrollar y concluir de manera ordinaria la sesión de la jornada electoral.
Entre los actos de violencia que se registraron estuvo el robo de casillas por gente armada, que en camionetas recorrió el municipio, y detonaciones de armas de fuego en las inmediaciones del Consejo Municipal Electoral, que causaron que los consejeros electorales municipales tuvieran que resguardarse en un campo.
No se llevó a cabo la recepción de paquetes electorales en el municipio debido a la violencia suscitada, y el armado de los paquetes electorales no garantizó la seguridad de la cadena de custodia y la certeza de los resultados de los comicios, además de que no se contó con el acta de escrutinio y cómputo en nueve de los 44 paquetes electorales, equivalente a 20 por ciento de las casillas.
En las dos elecciones municipales se autorizó a la consejera presidenta del Consejo General del IEE para que informara a la Junta de Gobierno del Congreso del Estado para que convoque a elecciones extraordinarias en ambos municipios.
LOS VALENCIA Y LOS RIVERA, PROMOTORES DE EDUARDO RIVERA
En este proceso electoral, las familias Valencia Ávila y Rivera Sosa han destacado por ser los principales promotores en el interior del estado del candidato a gobernador por la alianza Mejor Rumbo para Puebla, Eduardo Rivera Pérez, quien en su búsqueda del triunfo no dudó en sumar como sus aliados a estos grupos caciquiles.
La primera muestra de su alianza con los Valencia Ávila la dio el 6 de marzo, cuando en vez de quedarse en su bastión —la capital de Puebla— para recibir su constancia como precandidato de la alianza PRI-PAN-PRD-PSI, el panista se dejó arropar por esta familia en el municipio de Venustiano Carranza, donde le organizaron un acto con más de 5 mil personas.
Este “Pacto de Integración” con la familia fue visible en una publicación en la red social X de la cuenta del dirigente de PSI, Carlos Navarro Corro, donde luce acompañado de Marcos Valencia, uno de los hijos del clan y que hoy es candidato a la alcaldía de Venustiano Carranza, siglado por el PRI.
Marco Valencia publicó fotografías junto al expresidente municipal de Puebla y hasta le levantó la mano durante un mitin político en Venustiano Carranza –bastión de la familia Valencia– donde Rivera recibió la constancia que lo acredita como el abanderado de la coalición PAN-PRI-PRD-PSI.
En el caso de Chignahuapan, los Rivera Sosa fueron la única familia que se quedó al “pie del cañón” con Eduardo Rivera cuando los liderazgos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) que tenían décadas militando abandonaron el barco priista, como los Vargas Vargas, en Xicotepec de Juárez cambiaron de bando.
Lorenzo Rivera Sosa y Lorenzo Rivera Nava, quienes buscaban la presidencia municipal y la diputación local respectivamente, acompañaban al candidato panista al gobierno estatal en su registro ante el instituto electoral estatal y como candidato en el municipio y toda la región que controlan desde hace 50 años.