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martes, octubre 15, 2024

Antídoto

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La comida restaura. Recuerdo mucho esa corta expresión de un sensei de la gastronomía poblana y es que tenía razón, la comida es la clave para estar saludable y, sobre todo, en sincronía con absolutamente todo. He de confesar que en las últimas semanas me he sometido a días duros de trabajo, con jornadas extensas, estrés al máximo y, eso sí, muy pocas comidas al día, y he decidido parar y restaurar mi cuerpo. 

Justo en ese momento en el que no sabía qué estaba pasando conmigo, llegó por azares del destino un podcast que me dio muchas respuestas a lo que estaba en mi cabeza y a lo que muchas veces uno deja de lado. Sabía que el no tener una buena alimentación estaba acabando conmigo y que estaba consumiendo ciertos alimentos que me hacían daño y que eran los causantes a mi estrés, de mi cansancio y de mi continuo desgaste emocional. 

Al estar en un país como éste me limito a comer muchas veces comida congelada, misma que tiene infinidad de conservadores, sales y azúcares. Así que sí, el podcast hablaba de escuchar a tu cuerpo e identificar ciertos alimentos que te hacen daño; en mi caso, mi rutina era la que me desgastaba en todo el sentido de la palabra. 

Así que opté por dejar los tres cafés al día que estaba tomando, limitar totalmente mi consumo de azúcar en postres y snacks y, sobre todo, limitar el pan que en ciertas ocasiones lo consumía tanto en el desayuno como en la comida y cena. Además, sabía que debía comer, aunque mi cuerpo dijera que no era necesario o a pesar de que no tuviera hambre a pesar de muchas horas de trabajo. 

Sabía que debía consumir frutas y muchas más verduras, y tratar de cocinar mis propias carnes, aunque muchas veces era complicado esto al tener pura carne congelada en los súpermercados, pero no era imposible.  

Así que eso comencé a hacer esta semana: limitar y poner mejores hábitos, aunque debo de admitir que es complicado al principio, poco a poco todo comienza a acomodarse.  

Este tipo de desórdenes alimenticios me pasaban constantemente en mi vida cambiante, incluso recuerdo la vez que me mudé al Caribe y fui la más feliz del mundo, pues tenía a mi alcance todo tipo de frutas con las cuales podía saciarme. También tenía verduras básicas con las que me cocinaba y me bastaba para ser feliz. Recuerdo no haberme sentido nunca como ahora, mi vida era totalmente distinta y mi rutina era otra; era todo lo opuesto a vivir en Chicago, a pesar de que tenemos un lago hermoso en el que los días soleados lo hacen perfecto para pasar el día.  

El antídoto está justo en eso, en tener días más saludables mental y físicamente, parar cuando tu cuerpo lo pide para restaurarte en todos los sentidos. Puede sonar trillado y algo pasajero, pero todo está en escucharnos a nosotros mismos y hacer esas pausas que te llevan a retomar los mejores caminos de la vida. 

Aunque, eso sí, la actividad física siempre es indispensable para retomar energías y eso creo que al igual que la alimentación es esencial. Así que a pesar de que amo caminar con mi mejor amigo, debo correr o seguir con esas clases de afrobeat que tanto me divierten y me hacen quemar calorías; lo mejor es parar y escuchar tu cuerpo para seguir restaurando a ese mundo que está dentro de ti. 

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