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domingo, julio 13, 2025

Trama octava: Antes de que el diablo sepa que has muerto Capítulo 38. La novia del gobernador

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Nota del autor

Los personajes que cruzan esta novela, incluso aquéllos que parecen reales, son absolutamente imaginarios

Trama octava: Antes de que el diablo sepa que has muerto

Capítulo 38. La novia del gobernador

Rafael Moreno Valle Rosas quería ser gobernador de Puebla. Pronto reclutó a Bobó y a ‘Picha’ para ese fin. Los quería como publirrelacionistas. Ellos empezaron a llevarlo con la élite empresarial de México. Carlos Slim Domit —‘El Charal’—, uno de los herederos del Grupo Carso, fue uno de los primeros en cerrar filas y hacer proyectos a futuro.

Luis Miguel le dijo a ‘Picha’ que invitara a Bobó y a Pimpinela a su temporada anual en Las Vegas. Les reservó el mejor lugar. La fiesta terminó al amanecer. Bobó Gutiérrez estaba tocando el cielo, y lo sabían. Al día siguiente fueron al mar a bordo del hermoso yate del cantante: era un Azimut 84 Flybridge. Se llamaba ‘Sky’. Tenía jacuzzi, terraza, bar, cabinas de lujo y acabados exclusivos.

Hubo risas, alcohol y música. Varias mujeres hermosas se movían en el entorno del cantante. Cero fotos, era la consigna. Cero redes sociales. Pimpinela olvidó la sentencia y se hizo una pic teniendo como fondo la gran parafernalia. Click, click, click. Y luego compartió su historia.

Error. Brutal error. Luis Miguel estalló, decretó el exilió y expulsó de su vida, aparentemente, a Bobó y a Pimpinela. Ella nunca más volvió a abordar el ‘Sky’. Bobó fue perdonado. Y de manera regular siguió siendo parte de la tripulación. Luis Miguel estaba agradecido con él por lo que hacía con ‘Picha’.

De día, ‘Picha’ y Bobó se vestían de traje para visitar posibles clientes: gobernadores, alcaldes, legisladores. Se hicieron muy amigos de Fidel Herrera, gobernador de Veracruz, y de su hijo Fidel. Durante un fin de semana, amarraron acuerdos para vender luminarias y hacer tres carreteras. Fidel Herrera andaba de novio a espaldas de su esposa Rosita Borunda. La chica elegida había ganado un premio de belleza a sus diecinueve años de edad. Se llamaba Ludmila. Era una belleza espectacular a la que el gobernador consentía de mil maneras. Al padre de ésta le había dado una ‘aviaduría’ en la Secretaría de Gobernación local. A un hermano de ella, lo había hecho delegado de Economía en Jalapa. A ella le compraba joyas, autos, ropa y bolsas carísimas.

Cuando ‘Picha’ y Bobó estuvieron en Veracruz la conocieron. El gobernador se las presumió como un Patek Philippe Grandmaster Chime Ref. 6300A-010, y les confesó que estaba enamorado. Pimpinela los acompañó un par de veces, pero la distancia y la vida vertiginosa —que se había metido entre Bobó y ella— culminó con la separación.

Eran los años en que los Zetas tenían el control casi absoluto del estado. A los restaurantes más concurridos les empezaron a cobrar ‘piso’. También a los hoteles. Por esos días, Fidel Herrera —conocido como el ‘Zeta 1’— se sacó la lotería por tercera vez en dos años. ¿Mucha suerte? No. Mucha habilidad para comprarles los premios a los ganadores de los sorteos. ¿El fin? Lavar el dinero que entraba por fuera de su gobierno.

(Continuará).

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