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jueves, noviembre 21, 2024

Durmiendo sobre historia

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La ciudad de Salamanca es histórica, pero no toda la historia es visible para los turistas que diario la visitan.

Existen secretos en cada detalle de la ciudad.

Desde la elaboración de los emblemáticos vítores: los cuales son símbolos tradicionales registrados en las paredes de la Universidad. Su sentido, la sangre de toro utilizada como pigmento.

Los símbolos Romanos ocultos entre la caligrafía, los callejones, las leyendas, las esculturas, las fachadas talladas en alto y bajo relieve.

Esta enigmática ciudad fue centro de conocimiento. Las columnas de la famosa calle del Corrillo tienen los días de la semana descritos desde una simbología específica, detalles que en el siglo XIX sirvieron para relacionar los planetas con los nombres que se atribuyeron a los días de la semana. Por eso cada salmantino suele saber que el lunes es el día de la Luna, martes corresponde a Marte, miércoles a Mercurio, jueves a Júpiter, viernes a Venus y Domingo al Sol.

Andar por la calle Tentenecio, principal vía para entrar a Salamanca por el sur desde el puente Romano, significa recordar la leyenda que le dio origen al nombre cuando San Juan de Sahagún, patrón de la ciudad, recorriendo esta enigmática calle, se encontró con un toro gigante que había escapado y corría enérgicamente sin control. San Juan le gritó: “Tente necio” y el toro asombrosamente se detuvo.

El número 13 de la misma calle aún conserva en la fachada la memoria de los niños expósitos. Un edificio construido en el año 1710 que acoge contundentes historias sobre abandono de niños y orfanato.

Pero no todos los sitios históricos de Salamanca son públicos. Innumerables leyendas se esconden en cada rincón. Incluso historias que pueden ser leídas entre sueños. Tal es el caso del último vestigio de la primera Catedral de Salamanca, el cual se encuentra en un edificio de la calle Rector Esperabé.

La sorpresa que mis letras describen tiene que ver con la curiosa coincidencia de haber vivido justo en el edificio cuyo sótano resguarda la pieza arqueológica más antigua de Salamanca. El último vestigio de la Iglesia Románica de San Juan el Blanco.

Un arco de la primera Catedral de Salamanca subyace en este edificio. Fue la Catedral de los primeros cristianos que repoblaron la ciudad, según Joaquín de Vargas Aguirre, importante arquitecto y matemático de Salamanca, nacido en el año 1855.

Famoso autor de la Casa Lis y del Mercado Central de la ciudad.

La Iglesia de San Juan el Blanco fue derribada por la crecida del río Tormes en enero de 1626.

Durante el siglo XVI se convirtió en el Hospital Santa María la Blanca.

El elemento románico persistente en la actualidad es un arco que contiene grandes dovelas de la piedra tradicional de Villa Mayor, el cual cuenta con algunas inscripciones y azucenas talladas sobre la piedra. El arco está protegido por el Plan General de Ordenación Urbana en la medida que es un vestigio de la más primitiva parroquia de la ciudad.

Los planos registrados en el año 1858 testifican la ubicación de la antigua parroquia y de sus vestigios ubicados al frente de la muralla del Huerto Calixto y Melibea y de la Casa Lis (Museo de Art Nouveau y Art Déco).

En el edificio #16 de Paseo del Rector Esperabé se encuentra el vestigio considerado el último y desconocido fragmento histórico oculto de Salamanca.

El arco de estética romana es la entrada principal de la Iglesia de San Juan el Blanco que fue construida en el siglo XIII. Dicha construcción antecede a las dos grandes catedrales de la Ciudad.

¿Qué anécdotas contarían estas piedras?

¿Qué historias habrán cruzado este arco histórico?

¿Cuánta gente habrá pasado debajo de él?

¿Cuánto tiempo seguiremos durmiendo sobre la historia?

La arquitectura dibuja las calles y las paredes se pueden leer más que los libros.

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