El excandidato del PAN a la alcaldía de Puebla, Mario Riestra Piña, publicó en sus redes sociales la carta que envió al Comité Directivo Estatal de su partido a fin de que se convoque al Consejo Estatal a una sesión para “iniciar un proceso de análisis y autocrítica sobre el reciente resultado electoral”. Allí, aseguró que Acción Nacional “es más que una elección, pero necesitamos aprender de la derrota para volver a dar la batalla y ser opción para la ciudadanía”, por lo que debe recuperar sus procesos democráticos internos, acercarse a la juventud, anteponer la inclusión y la pluralidad en las decisiones, abrirse a la sociedad y reflexionar sobre su política de alianzas. En el mensaje, además, incluyó las crípticas frases: “Lo peor que puede pasar es que el PAN siga exactamente igual” y “no se trata de buscar culpables sino de entender lo sucedido para mejorar”. Esta jugada de Riestra Piña de inmediato fue interpretada como un primer paso para buscar la dirigencia estatal de su partido, la cual se renovará en noviembre próximo. La carta es interesante porque da en el clavo de los principales problemas que enfrenta el PAN desde que fue secuestrado por Eduardo Rivera Pérez y su grupo de sectarios: exclusión, falta de apertura, ausencia de democracia interna y una fallida política de alianzas con el PRD y PSI, dos partidos que representan lo más impresentable de la política en la entidad, entre otras cosas. El impacto de la misiva es evidente, pues no es lo mismo que los enemigos de Rivera Pérez y la Organización Nacional del Yunque pidan una reunión para evaluar la masacre electoral que sufrieron, a que uno de los principales derrotados el 2 de junio sea el que encabece la demanda. Este paso, además, desmarca a Mario Riestra de todas decisiones torpes y excesivas que se tomaron en el proceso electoral y lo lleva a rendir cuentas por su actuación exclusivamente en la capital. Tiene otra ventaja: A diferencia de Rivera Pérez, el diputado federal sí jugó a ganar, tuvo una campaña mejor organizada y tendió lazos con prácticamente todos los sectores al interior de su partido y con los externos que simpatizan con la marca. A la par, Riestra ha sido reconocido como el único capaz en el PAN de garantizar la unidad de la mayoría de las corrientes, aunque con las nuevas condiciones que enfrenta el panista tendrá que bregar mucho para conseguir un buen resultado. Los graves fallos que cometió en su campaña deberán ser expuestos, discutidos y sancionados, según sea el caso. Pero hace bien en desmarcarse del yunquista porque bajo su dirección, como bien advirtió Genoveva Huerta Villegas, provocó que el PAN retrocediera a la época en que no ganaban nada en una elección. La irrupción de Riestra lo coloca como un jugador más en la sucesión del CDE. No se sabe si le alcanzará, pero de que ya provocó un enjambre sísmico eso no lo dude.