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jueves, noviembre 21, 2024

La Tercera Voz 29

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Viva la paz de la semana.

 

Lunes:

El padre de los críos anuncia su pronta llegada. El sueño
de Ella se amedrenta ante tal promesa.

Ella recibe una llamada de K. La K es una letra del alfabeto fuerte y poderosa, bien aterrizada. K es enorme y corpulento en su mirada se vislumbra la bondad. K llama
a Ella para invitarla al boliche el viernes. –Qué invitaciones tan fresitas– piensa Ella, pero en esta tierra del encierro cualquier salidita es todo un evento. Y es que
esta vida que Ella está viviendo es irreal. Todo un mundo frágil y acartonado, prudente, controlado, discreto alienante e hipócrita. Y también marginalizador. Así es
la vida en las tierras del individuo.

 

Martes:

Una serpiente.

Ella sale a trotar a medio día. En esta ocasión decide
explorar una zona boscosa de la colonia. Esa naturaleza
desbordada e indómita. La amiga Mónica le ha sugerido
que cuando atraviese los túneles tenga cuidado de hacerlo por la parte de en medio: –Esta vegetación es caprichosa y sorpresiva– le ha insistido. –Los túneles siempre
preservan la humedad, son obscuros y por lo tanto son la
guarida perfecta para algunos reptiles. Las serpientes se
anidan en las orillas de éstos –puntualiza Mónica. Pero
Ella trota siempre desprevenida ante la frondosa flora y
fauna del fraccionamiento y aunque su trotar es lento, la
música del I phone siempre, inevitablemente, tiene volúmen de más. Así que entra a uno de los túneles que está encharcado y del agua sale impronta la serpiente. Ella
no acaba de reponerse del casi infarto que le dió ver al animal. Desde entonces ha decidido trotar con la super bóxer perrísima Dalila.

 

Miércoles:

Ella recibe un obsequio, un pez beta. Le pone de nombre
Dartagnan. Tan solo está el animal que cuando Ella le habla él se acerca y bate sus aletas como celebrando, como si
la entendiera y cómo si le bailara. Cuánta gracia le causa
esto a los críos.

 

Jueves:

Mañana llega el padre de los críos. Ella no duerme. Le
duele la cabeza, el alma, el cuerpo, la vida, el SER MUJER.
Ella llama a K para rechazar su invitación a jugar boliche
el viernes. Simplemente no le da el ánimo para salir ante
la situación que se avecina de la no esperada presencia del
padre de los críos.

 

Viernes:

Lo que se anunciaba como uno de los peores tornados en
la historia personal de Ella, es decir, una de las tormentas
más acres, ha transcurrido como briza afable. Anunció su
llegada el padre de los críos. Y Ella no duerme en toda la
semana de la ansiedad que tal visita le provoca. Los críos
sin embargo, no han cesado de contar los días, las horas y
hasta los segundos para la llegada del padre. Experimentan la misma ansia de la madre sólo que el ansia de ellos
es de amor y la de Ella en cambio, de congoja. La misma
ansiedad habita a todos de distinta forma. Es una ansia
amorfa y que crece cuando se aproxima el encuentro. Ella
pasa por los críos al colegio y se dirige al hotel donde estaría registrado el padre. No ha llegado. Todos esperan. Son
cuatro personas esperando al padre y cinco con el ansia
que para estos momentos ha tomado forma y se ha apersonado de toda la situación. Arriba por fin el “progenitor”. El más pequeño de los críos, el sapodrilo, se esconde
con timidez detrás de la madre. El padre se aproxima a
él. El pequeño se acerca, lo abraza y cabizbajo llora en silencio. El padre llora. Ella se contiene, firme, con certeza.
Suben todos a la habitación. La maleta del padre está repleta de regalos para todos. Ella sólo observa, se muerde
los labios. Se despide de todos y huye de regreso a casa sin
los críos, se escabulle juagada en lágrimas.

Caída la noche el padre llega a verla con los hijos. Él está
abrigado de humildad. Su mirada es dócil, en todo su ser
se ha aposentado la llaneza y Ella –frágil rama que azota el
viento– se dobla ante esa mirada y esa voz. Él le dice:

–Te quise mucho más que a mí mismo, ¿en qué momento se fue todo al carajo?.

–Yo también te quise más que a todos los Dioses y más
que a mí misma. No se trata ahora de nosotros, se trata
de los críos y de esas tus “filias” que tratas de imponerles.
Ese es el tema. No hay otro por el momento.

El padre se lleva a los críos a pernoctar al hotel con
él. Y se despide de Ella con un beso fugaz en los labios.
Dotado de mutuo perdón. Quizá. Ojalá. Ojalá. !Qué viva
la paz¡. Los hijos se tapan los ojos y ríen. Ella entra a la
casa, se abandona en llanto y piensa: “está hecho un andrajo”. No hay duda, Ella era su sostén. La sexualidad es pasajera y a veces sólo enturbia. Mientras Ella se inunda de amor, de perdón y de olvido el padre de los críos construye su propia tragedia con esa ilusión.

Ella entra a la casa. Sale al jardín. Escucha el silencio de
la noche. Mira la luna. En la residencia contigüa hay una
fiesta. Se escucha a Hoobastank que entona The reason:

I’m not a perfect person
There’s many things I wish I didn’t do
But I continue learning
I never meant to do those things to you
And so I have to say before I go
That I just want you to know

I’ve found a reason for me
To change who I used to be
A reason to start over new
and the reason is you

I’m sorry that I hurt you
It’s something I must live with every day
And all the pain I put you through
I wish that I could take it all away
And be the one who catches all your tears
That’s why I need you to hear

I’ve found a reason for me
To change who I used to be
A reason to start over new
and the reason is you

I’m not a perfect person
I never meant to do those things to you
And so I have to say before I go
That I just want you to know

I’ve found a reason for me
To change who I used to be
A reason to start over new
and the reason is you

I’ve found a reason to show
A side of me you didn’t know
A reason for all that I do
And the reason is you

 

Sábado:

Ella le escribe un correo electrónico a su amigo Charles E.
y le detalla la reciente visita y encuentro con el padre de
los críos.

–Es que él no tiene puntos medios Charles querido de
mis cuitas, o está instalado en su soberbia o en su más
humilde humildad. Y me quiebro. No puedo evitarlo –relata Ella.

Charles E. que entre otras cosas es seco y rotundo le responde de inmediato:

–No cabe duda que en tu caso la distancia obnubila la
claridad de pensamiento. No te reblandezcas, que las cosas no han cambiado un ápice.

Ella lee con escalofrío la respuesta. Nuevamente se
asoma la palabreja esa que Ella tanto detesta: “ALERTA”.

Fin de los correos electrónicos más no de la historia.

Ella dormita enfrentada a los desgarramientos.

 

Domingo:

La naturaleza del átomo no se ve pero se sabe que existe.
Están allí los protones, los neutrones y los electrones, perfectos, funcionan. La mirada de Ella pareciera condenada
a no ver esa materia “inerte”. Y no por ello no existe. Algo
semejante sucede con la J. del avión. Ahí está. Existe. Se
aproxima con sus pausas. Y Ella se empeña en no verla.
Y es que simplemente no desea mirarlo y convencerse de
que su persistente presencia se ha tornado casi necesaria
para que Ella no agonice en su autoexilio. La J. del avión
es la más mesurada de todas las letras del alfabeto del
mapa amoroso de Ella. Todo en él es benevolencia. Sosiego. Apacibilidad. Quizá él sólo pretende enseñarle a ella a
no temer al no amor. Suena extraño, pero así es.

J. la invita a Ella a nadar a su preciosa piscina. La semana ha estado asquerosamente lluviosa, fría y obscura.
Así que aprovecha que no están los críos y va a casa de J.
a tomar el solecito.

Ella se entrega a los rayos del sol. Una hora, dos horas,
tres horas, casi. En el cielo no se asoma una sola nube.
Ella se abanona al abrazo de ese sol y de ese cielo, estira las manos y en la inmensidad azul trata de asir un fragmento de el. Esas manos de Ella que no se resignan a
la invisibilización. Ese cielo colosal, infinito. Esas manos
que no aprehenden nada, que resisten. Que simplemente sobreviven.

De regreso a casa el padre va a entregar a los críos. Cuánta tristeza en la mirada de todos. Dolor inmesurable.

…La paz tiene rostro y olor, su aroma es dulce y cálido. Somos nosotras las que resolvemos los conflictos y las que damos continuidad a la vida. Esperanza. Maldita palabra. Dolor insaciable. Tristeza que el lenguaje no
alcanza. Los mutuos desgarramientos. Sangre por dentro que inunda. Cuágulos que estrangulan el SER. El ser fracturado, astillado, inasible. Voz sin consuelo. El amor
no grita, susurra…

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