ENTREGA XIV
Todos los nombres de los personajes son reales.
Todos los enredos de los personajes son ficticios.
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Jovita Jáuregui quería una entrevista con el rector Briseño, pero Levario la llevó con el engendro. La entrevista apareció publicada en el periódico El Nororeste de Culiacán, en la sección de Universidades.
—Señor rector, ¿qué libro está leyendo en este momento?
—La Broma, de Kundera. ¿Ya la leyó?
—Aún no, señor rector. Leí La Interminable vocación del ser.
—Ésa no la he leído. Yo estoy leyendo La Broma, de Kundera.
—Dígame tres libros que le hayan marcado la vida, señor rector.
—La Broma, de Kundera… Déjeme ver… Mmm…
La Broma, de Kundera, la Biblia y el Quijote.
—¿Qué opina de la FIL de Guadalajara?
—Que es la FIL más bonita de todo Guadalajara, de todo Zapopan y de todo Tlaquepaque. También de todo México.
—¿Qué libro les recomienda a los niños, a las nuevas generaciones, señor rector?
—La Broma, de Kundera. También se los recomiendo a las madres solteras, a nuestros abuelitos, a los amigos carpinteros y hojalateros, y al público en general.
—Muchas gracias, señor rector. ¿Algo que desee agregar?
—Sí, cómo no, que lean todo el tiempo. Y que piensen que la familia es el núcleo básico y cálido de la vida. Y que tengan una feliz navidad en compañía de sus seres queridos. Este klōn se destruirá en los siguientes minutos. Muchas gracias por la entrevista.
Jovita Jáuregui no entendió lo del klōn que se destruiría en los siguientes minutos, pero dejó la línea para ser lo más textual posible. Sus editores en Culiacán tampoco dijeron nada porque nunca leían sus notas. Las publicaban tal como las mandaba. De hecho, nadie leyó la nota ya publicada, salvo Marco Levario, quien no dudó en buscar a Jovita por teléfono.
—Te voy a pedir un favor, Jova. La próxima vez que escuches que el rector hable de klōnes, o de que “este programa fue diseñado por técnicos de la NASA”, no lo publiques. Publica todo lo que te diga menos eso.
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Enrique Peña Nieto fue a la FIL de Guadalajara cuando era candidato a Los Pinos. Recorrió los stands, saludó a los editores, abrazo a Ruy Sánchez y se encontró de frente con el poeta Javier Sicilia. Tras diez minutos de recomendaciones sobre cómo tendría que enfrentar la guerra que le dejó Felipe Calderón, el poeta le dio un beso en la mejilla. Peña Nieto le pidió un kleenex a José Carreño Carlón, quien le iba diciendo al oído los nombres de los escritores que se iba encontrando. De paso, agregaba los nombres de sus obras.
—Elenita Poniatwska, señor. La Noche de Tlatelolco.
—Elenita, qué gusto saludarla. Ya leí La Noche de Tlatelolco. Muy buena, ¿eh? Me gustó la escena donde el Popocatépetl se enamora del Iztaccíhuatl.
—Enrique Serna, señor. El Seductor de la Patria.
—Enrique, qué gusto. Ya leí El Seductor de la Patria. Siempre creí que la había escrito tu tocayo Krauze. Muy buena tu novela. Me gustó lo de la presidencia imperial.
—Xavier Velasco, señor. Diablo Guardián.
—Querido Xavier, muy buena Diablo Guardián.
Me encantó cuando el personaje vende su alma a Mefistófeles. Eres muy mefistofélico, ¿eh?
Los escritores saludaron y se quedaron con cara de qué dijo. Carreño Carlón les guiñaba un ojo en señal de “compréndanlo, es político”. Todos terminaron riéndose.
—¿Cómo me viste, Pepe? No se esperaban que hubiera leído sus libros, ¿verdad?
—¡Yo también quedé impresionado, señor candidato! ¡Me dejó con el ojo cuadrado!
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En aras de obtener mayores recursos, un ejecutivo de la NASA —Andreas Divus, neoyorquino de 27 años egresado de la Escuela de Negocios de Harvard— ideó la manera de que la unidad de Klōnes, Hologramas, Androides y Cabezas Parlantes de Intelectuales comercializara subliminalmente su servicio mediante la brevísima aparición de spots a la mitad de las conversaciones.
Uno de los primeros en ser víctima de esa audaz medida fue el klōn del rector Carlos Briseño, quien, de pronto, empezó anunciar Mobil Oil en las conferencias que daba sobre la Superación Personal en las Universidades o la Nueva Moral del Universitario Tapatío. A la mitad de una conferencia sobre L. Ron Hubbard y la Dianética Tlaquepaquense apareció un spot comercial con la voz de Paco Stanley y el estribillo “Roshfrans hace camino / camino seguro con Roshfrans”, lo que generó suspicacias sobre la salud mental de Briseño.
Los informantes de Raúl Padilla, que eran muchos, no tardaron en compartirle esas historias. Al principio creyó que, en efecto, Briseño había enloquecido, pero luego se preocupó de que algo anduviera mal con los klōnes de intelectuales al ser víctima, él mismo, de algo similar. Ocurrió durante la entrega del Premio FIL al escritor Fernando del Paso. Padilla, klōn de Padilla, pronunciaba el discurso correspondiente cuando apareció la voz del desaparecido locutor Ignacio Martínez Carpinteyro anunciando el regreso de la Tintorería Francesa con el fondo musical de la canción Llamarada, en la voz del también desaparecido Manolo Muñoz. El traspié duró apenas unos segundos, pero todos se quedaron atónitos, incluyendo al premiado. Nadie le dijo nada a Padilla en el momento. Todos se lo guardaron para la sobremesa.
Elenita Poniatowska también fue víctima de la agresiva comercialización. Su klōn elogiaba un libro de Fabrizio Mejía cuando de pronto se escuchó el estribillo “Chaparritas del Naranjo / no tienen comparación”. Todo mundo creyó que se había metido una estación de radio al equipo de sonido de la FIL. Sólo Raúl Padilla supo lo que estaba pasando.
Furioso, envió una carta a la NASA para que solucionara el conflicto. El propio Andreas Divus viajó a Guadalajara y se entrevistó con él. Convinieron, mediante una importante suma de dólares, que su klōn no resultara afectado y que toda la batería comercial se enfocara al del rector Briseño. El siguiente desliz de éste ocurrió cuando en el marco de la inauguración de un cine —propiedad de la U de G— apareció la voz de Javier López “Chabelo” anunciando Muebles Troncoso. Todo mundo se despatarró en sus asientos en medio de sonoras carcajadas.