Es el tiempo político de las mujeres en México. Lo han ganado, con inteligencia y valor, frente a lo que era un muro indolente que clasificó, alguna vez, al machismo como arquetipo del ser mexicano.
Ya no lo es. Tampoco ha desaparecido. Está, por el momento, en el espacio de la comprensión y el aprendizaje de la colaboración.
No creo sea útil discutir si estos tiempos reclaman una guerra de géneros. La integración social de hombres y mujeres es un hecho históricamente comprobable y eficiente para el desarrollo de todas las familias. La mujer siempre ha sido cabeza de hogar, inteligencia en decisión y fortaleza en el trabajo.
Los de ahora son días de integración política. Las mujeres han tomado el poder en muchas naciones. Corresponde a México dar este paso trascendente para una igualdad que no existía en política. Arriban al liderazgo nacional precedidas de un esfuerzo de muchos años, desde aquella batalla del derecho al voto, en los tiempos de la presidencia de Adolfo Ruíz Cortines.
Por primera vez tendremos una presidenta de la República, una representación popular, federal y local que ha sido cuidadosamente diseñada, bajo los principios de igualdad y alternancia, ahora ya requisitos de la ley. Los primeros en todo el país, los segundos en buena parte de los estados.
Diseñada, pero aún no ejecutada. Esto dependerá del voto el próximo 2 de junio.
En varios distritos electorales ya se ha logrado alinear casi toda la oferta política de aspirantes a gobernar o legislar. En la coalición de Morena, PT, Verde Ecologista, Fuerza x México, Nueva Alianza, hay mayoría de mujeres.
En mi región, por ejemplo, en 5 de las 6 boletas electorales las candidatas son mayoría. Liz Sánchez, candidata a senadora, Marilyn Ballesteros, candidata a diputada federal, Floricel González Méndez, a diputada al Congreso de Puebla y Karla Martínez Gallegos, presidenta municipal de Teziutlán.
Van a ganar, la preferencia electoral hacia Morena es superior al 54 por ciento, según las
últimas encuestas.
Pero van a ganar porque su oferta es diferente, novedosa y políticamente eficiente. No les importa llegar al poder público sólo para demostrar que pudieron hacerlo. Quieren darle un perfil de integración de géneros, más rentable para todos los electores.
Ofrecen simplemente decisiones políticas y económicas, basadas en la tradición, socialmente eficiente que todos los días toman para la conducción de sus hogares.
Demuestran valor y entrega al dar a luz. Inteligencia para decidir el futuro de sus familias.
Abnegación y sacrificio para que su familia tenga lo necesario para vivir, antes que pensar en ellas y economía racionalmente útil. Si alguien puede enseñarnos a ser honestos, a decidir y controlar el gasto, transformándolo en inversión, son ellas, las mujeres.
Pero hay un objetivo especialmente importante, en los gobiernos que encabezan las mujeres. El principio de la unidad en sus familias y la solidaridad eficiente entre hermanos.
Si estos ejemplos diarios han funcionado durante miles de años, entonces, que sigan funcionando mejor ahora que tendrán la confianza de toda la comunidad, para sanear el poder político.
Bienvenida esta época, mi reconocimiento a las mujeres políticas y mi respeto a los varones que las recibimos, las respaldamos y las respetamos.
