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sábado, septiembre 7, 2024

Puebla muestra sus dos rostros ante la despenalización del aborto, pero triunfa el progresismo

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Fue el encuentro de las dos Pueblas que coexisten desde prácticamente la fundación de la ciudad. La Puebla liberal y progresista y la Puebla conservadora se vieron las caras este 15 de julio de 2024 enfrente del Congreso del estado tras más de 20 años de una pugna que no aceptó puntos intermedios: la despenalización del aborto.

Una lucha que durante más de siete mil días estuvo plagada de manifestaciones y esfuerzos de activistas y legisladores locales por llevar a Puebla un paso adelante en su visión progresista, una que no criminaliza ni estigmatiza a las mujeres y que reconoce su derecho a decidir sobre su cuerpo.

El enfrentamiento no fue fácil. Una y otra vez, las iniciativas para su aprobación fueron enviadas a la congeladora legislativa, en donde esperaban un mejor momento para su discusión ante la fuerte presión de los grupos conservadores que impidieron, por todas las vías, su aprobación.

Fueron años en que los gritos de “asesinos” y “es mi derecho” chocaron en las calles, salas de prensa habilitadas, púlpitos, tribunas y espacios públicos.

Todo eso terminó este 15 de julio y el triunfo de la Puebla progresista se celebró con un grito de júbilo. Mujeres al borde del llanto, otras más que abrazaban a sus amigas y conocidas por la lucha paralela, y un discurso que materializó todas sus exigencias: “Hoy desde Puebla se envía un fuerte mensaje de esperanza a los demás estados”.

Horas antes del festejo, sin embargo, la ultraderecha mostró su verdadera cara, la más violenta. Un sujeto armado con un palo no tuvo empacho en arremeter contra legisladores y activistas.

Integrantes del bloque Provida crearon una valla para impedir que los diputados locales ingresaran al recinto. Otros más, encararon, con el rostro descompuesto por la rabia, a los representantes populares para exigirles que votaran contra la iniciativa que despenaliza la interrupción del embarazo antes de las 12 semanas de gestación.

El Frente Nacional por la Familia desplegó imágenes de la Virgen de Guadalupe y corearon enérgicamente “¡Vida sí, aborto no!”, acompañando sus consignas con rezos y rosarios para pedir una votación en contra.

La tensión aumentó cuando los manifestantes provida bloquearon el acceso al recinto legislativo, impidiendo la entrada de varios diputados. Eduardo Alcántara y Guadalupe Leal fueron confrontados por los grupos antiaborto, que les impidieron el paso con la exigencia de evitar la aprobación de la despenalización.

Silvia Tanús, escoltada por el legislador Iván Herrera, intentó ingresar a la sede legislativa en dos ocasiones, siendo cerrado su paso por un hombre al que mujeres feministas le gritaban ¡violento!, tras impedir el paso de la servidora pública.

Mientras la pugna por el ingreso al Congreso se mantenía encendida y los cuerpos de seguridad cercaron el perímetro para impedir que la lucha de bandos se radicalizara, en las inmediaciones del Congreso grupos de mujeres y hombres antiderechos rezaban un Ave María, cubiertos con una sombrilla para protegerse del sol.

En el acceso de la 3 Oriente, una valla humana que sostenía paliacates azules mostró el conservadurismo más radical, mientras que los pocos que se atrevieron a ingresar por la fuerza a las calles en conflicto, mostraban pequeñas maquetas de bebés intentando explicar su postura sobre la concepción.

Los minutos se dirimieron entre consignas a favor y en contra, pero lo que marcó la tensión definitiva fueron los empujones que siguieron a la protesta, donde el Frente por la Familia buscó de manera violenta impedir cualquier acceso al recinto, así como la colocación de un mural de madera en el que feministas exteriorizaron su sentir.

Esto provocó una inconformidad unánime de los grupos feministas, que no cedieron ante el intento del otro grupo por tomar el sitio y buscaron la manera de que diputados como Mónica Silva, Nora Escamilla y Roberto Solís, ingresaran al edificio para cumplir con su labor legislativa.

Mientras esto sucedía, las redes sociales también reflejaron los dos rostros de la Puebla moderna. Mientras políticos, en su mayoría panistas y yunquistas, calificaban la aprobación como un “asesinato de bebés”, mujeres en el activismo exigían que los accesos del Congreso fueran liberados ante la inminente aprobación, que se pospuso para dar inicio hasta después de las 11:30 horas.

ES LEY

Los minutos que siguieron, una vez que los legisladores ingresaron al pleno y cumplieron con el quórum, no fueron del todo silenciosos. Al exterior, los ánimos siguieron con posicionamientos sobre sus posturas ideológicas en torno al tema.

Antes de las 13:00 horas, el anuncio de la despenalización del aborto, aprobado con 29 votos a favor, mereció gritos de alegría entre las decenas de mujeres que esperaban el veredicto.

Los colores azules, de pronto se desvanecieron en silencio, y la marea verde creció con un ¡Sí se pudo!

Una lona con la leyenda “Ya es ley en Puebla” fue ondeada con entusiasmo por el grupo de mujeres, mientras una de ellas desamarraba el último paliacate azul que colgaba de un poste al exterior del recinto legislativo.

Otro cartel con la frase “deuda histórica” fue levantada en el acceso principal del Congreso, mismo en el que durante dos décadas las mujeres tocaron su puerta para exigir que Puebla avanzara en materia de derechos reproductivos.

Para Natalí Hernández, presidenta del colectivo CAFIS AC, el aval para la interrupción del embarazo antes de las 12 semanas de gestación no sólo fue un voto por la iniciativa, sino un voto “en favor de la justicia social, la igualdad y el derecho a la salud”, que logró llegar a puerto con el consenso de legisladores de Morena, PT, PVEM y del PRI.

UNA LARGA LUCHA

La activista hizo además un breve repaso sobre la lucha por este derecho, que pasó desde una primera aprobación en Ciudad de México que data de 2007, hasta múltiples iniciativas locales elaboradas por legisladoras como María del Socorro Quezada Tiempo, Mónica Silva Ruiz, Estefanía Rodríguez Sandoval y Rocío García Olmedo, a quien recordaron por promover en tres ocasiones estas modificaciones al Código Penal.

“La despenalización del aborto salda una parte de la deuda que el Estado tiene con todas las poblanas que durante años tuvieron que abortar en la clandestinidad, sometiéndose a procedimientos inseguros y también para las que fueron criminalizadas y perseguidas por esta decisión”, manifestó.

La lucha por la despenalización del aborto en Puebla ocurrió en una prolongada polarización, donde el ala más conservadora de la entidad retrasó el trabajo desarrollado por activistas, organizaciones de la sociedad civil y políticos, a lo largo de años.

La lucha se remonta a los años 2000, cuando varias organizaciones feministas y de derechos humanos comenzaron a visibilizar la necesidad de despenalizar el aborto en Puebla. Colectivos como el Observatorio de Derechos Sexuales y Reproductivos (ODESYR) y el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), jugaron un papel importante en esta etapa.

En 2009, tras la despenalización del aborto en la Ciudad de México en 2007, se presentó una iniciativa en el Congreso de Puebla para avanzar en la materia. Sin embargo, esta iniciativa no prosperó debido a la fuerte oposición de sectores conservadores y religiosos.

Por el contrario, fue aprobada una reforma constitucional que protegía la vida “desde la concepción”, lo que fue visto como un retroceso significativo por los defensores de los derechos reproductivos y complicó aún más los esfuerzos para despenalizar el aborto en el estado.

Desde 2016, las marchas y manifestaciones a favor del aborto legal se intensificaron. El movimiento feminista en Puebla cobró fuerza, especialmente en el contexto del Día Internacional de la Mujer y el Día de Acción Global por el Acceso al Aborto Legal y Seguro.

Para 2019, legisladores de Morena presentaron una nueva iniciativa para despenalizar el aborto en Puebla hasta las 12 semanas de gestación, aunque a pesar del creciente apoyo social y de algunos sectores políticos, nuevamente enfrentó una fuerte oposición y no fue aprobada.

La propuesta se enfrentó a una realidad donde la Iglesia Católica jugó un papel crucial: jefes eclesiásticos utilizaron sus púlpitos y otros medios para influir en la opinión pública y presionar a los legisladores a estar en contra de la reforma.

No obstante, en septiembre de 2021, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declaró inconstitucional la criminalización del aborto en Coahuila, sentando un precedente importante para otros estados, lo que aumentó la presión sobre el Congreso de Puebla para reconsiderar su postura.

Este lunes, la lucha incansable por la despenalización del aborto en Puebla culminó con un triunfo histórico: su aprobación. Tras años de activismo, movilizaciones y resistencia, las voces de innumerables mujeres y aliados que clamaban por el derecho a decidir finalmente fueron escuchadas.

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