El candidato de la coalición Sigamos Haciendo Historia, Alejandro Armenta Mier, se convirtió en el virtual gobernador 118 del estado de Puebla, al ganar la elección de este 2 de junio. De acuerdo con los resultados de cuatro casas encuestadoras, el morenista se encuentra arriba con un promedio de 58.5 por ciento de las preferencias ciudadanas, seguido por el abanderado del PRIAN, Eduardo Rivera Pérez, con 34.4 por ciento; y Fernando Morales, de Movimiento Ciudadano, con 5.4 por ciento.
Así pues, los concentrados de las cuatro encuestas de salida aplicadas dieron una diferencia de 24.4 por ciento a favor del morenista y confirmaron la tendencia que desde noviembre de 2023 mantenía Armenta Mier, ubicada en dos dígitos de diferencia con el exalcalde de la capital, quien nunca remontó una sola ocasión en los sondeos.
A la par, se confirmó que el voto oculto en el que el PRIAN había fijado sus esperanzas para la jornada electoral es solo un mito. A pesar de la alta participación ciudadana -los especialistas la ubicaban entre 65 y 67 por ciento- se confirmó la tendencia que durante toda la campaña electoral se registró por parte de las casas encuestadoras más serias.
LOS RESULTADOS
El primero en confirmar el triunfo del poblano fue el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo, quien explicó que, según tres sondeos en poder de su partido, había una victoria en la entidad.
Pero en el bunker del candidato de Sigamos Haciendo Historia se llevaron a cabo cuatro sondeos en los que se confirmó la abultada tendencia. Enkoll reportó una diferencia de 35.7 por ciento; Buendía y Márquez, de 15 por ciento; Indicadores SC, 30.4 por ciento; e Indaga, 16.3 por ciento.
Durante toda la jornada electoral, la diferencia de dos dígitos entre Alejandro Armenta y Eduardo Rivera fue constante. Por ejemplo, en el primer corte de las 11 horas, el morenista sumaba 46 por ciento, mientras que el panista apenas llegaba al 16 por ciento, según el Centro de Investigación y Estudio de Opinión.
En el segundo corte, los números se redujeron, pero nunca a menos de dos dígitos. La empresa Enkoll reportó 63.5 por ciento a favor de Armenta; mientras que Rivera Pérez sumaba 27 por ciento, es decir, una diferencia de 36.5 por ciento.
El dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, indicó que los resultados en poder de su partido les daban el triunfo en las nueve gubernaturas en juego, aunque precisó que Guanajuato se encontraba todavía con una tendencia cerrada, de ahí que esperarían a conocer el conteo de los votos.
Esto significaba, aseveró, que Morena se llevaba carro completo.
RAZONES DEL VOTO
Una de las razones que explican los resultados de la jornada electoral se encuentran en las diferentes mediciones dadas a conocer en la campaña respecto a la opinión positiva que el electorado tiene hacia los candidatos. En el último corte de la casa encuestadora Indicadores SC, por ejemplo, Alejandro Armenta sumaba 52.6 por ciento, mientras que Eduardo Rivera tenía en 36.1 por ciento; y Fernando Morales, 3.8 por ciento.
Esto impactó directamente en las razones del voto que se estimaban influirían entre el electorado. Por ejemplo, el candidato de Mejor Rumbo para Puebla era el que ponía en riesgo la continuidad de los programas sociales de la 4T y, en caso de llegar a la gubernatura, orientaría una administración a favor de “los ricos”, sin que tuviera un enfoque en ayudar a la gente más necesitada.
Otro punto toral fueron las variables de corrupción e inseguridad. Ambos resultados evidenciaban la percepción de los ciudadanos de que con Eduardo Rivera ambos problemas se incrementarían e incluso su arribo a Casa Aguayo “mantendría las cosas igual de mal”.
La encuesta de Indicadores SC incluyó la pregunta: “Si hoy fuera la elección de gobernador ¿por cuál de estas ideas votaría?”, el orden de prioridad fue: “Para mejorar la seguridad” (42%), “Para fortalecer los apoyos sociales del gobierno de Morena” (30.9%); “Para cambiar el rumbo del estado” (6.3%) y “Para tener un gobierno cercano” (3.9%).
La importancia de estas narrativas se encuentra vinculada a los sectores socioeconómicos a los que pertenece el electorado, pues mientras el 60 por ciento se encuentra en los estratos E y D (en donde se distribuyen los programas sociales), las clases medias (B, C y C+), a las que estuvo enfocada la narrativa de Eduardo Rivera, representa el 30 por ciento.