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jueves, noviembre 21, 2024

La Tercera Voz 43

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La semana y las dulces risas.

Lunes:

Ella va con su amiga Caracolita a ver la película “Enamorándome de mi Ex”. Se atacan de la risa. Después de la
función caen de sorpresa en el nuevo departamento del
fiel amigo Estrógeno-Dependiente. Llegan a verlo de improviso. Él está solo, les hace un tour por el nuevo espacio y
les invita un vino tinto. Los tres toman. Ella con más prudencia y recato que Caracolita y E.D. Luego piden unos
tacos árabes que se comen parados en la cocina compartiendo un solo plato desechable para todos, y una cuchara
de peltre para la salsa y el jocoque. Así que ríen y comen.
Están hambreadísimos. Cae una lluvia intensa. Ella le propone a E.D que las invite a dormir a su espacio, que es ya
muy tarde para regresar manejando y ante la inclemente
lluvia. Él asiente. Acto seguido les presta unas pijamas,
mejor dicho, sudaderas y pants y se meten los tres a dormir literalmente como hermanitos a una cama más bien
angosta. Diminuta. ¡Y cómo se ríen, valga Dios!, porque
la Caracolita paseante anda inquieta y harto beoda. A
las 3:00 a.m. le da por poner música y bailar encima de
la cama. Todo un desafío al equilibrio. Ríen a carcajada
abierta. A las 6.00 a.m. Ella se cambia al sofá de la cama
porque el amigo E.D. ronca con la ferocidad de un rinoceronte en celo, como búfalo pues. Y Ella ha perdido todo
tipo de costumbre a tan sonoras apneas de sueño. Recuerda entonces que otra de las virtudes de K Mayúscula es
que no ronca, su sueño es manso. Manso como su SER.
Manso como su aliento.

Martes:

La homeopatía empieza a hacer efecto. Los estados anímicos de Ella parecen estabilizarse. Ella recibe un correo de K
Mayúscula. Le dice que la extraña y que por favor se comuniquen en punto de las 9.00 p.m. Así que el corazón de ella
nuevamente bombea la SANGRE a todo su SER. Palpita de
tan “viva de vida” y en la noche habla con él. Dice que vendrá a verla. Que vendrá a verla, dice. Ellos se relacionan con
sus mutuos “miedos” por delante. Están tan nerviosos que
hablan al mismo tiempo y si bien no se entienden, acaso se
adivinan. Pero se saben, se confirman que ahí están. A la distancia. A la espera del próximo encuentro.

Miércoles:

Ella va por la 9 Sur casi llegando a la Avenida Nacional. La
ataja el semáforo. Gira a la izquierda y sorpresivamente descubre al hombre sin rostro y con sensibilidad de pato de plástico en su auto. De inmediato le envía un texto a su celular:
—Te estoy viendo aquí llegar a la Avenida Nacional.
Él responde:
—¿Dónde estás que no te veo?
—Me seguí derecho en sentido contrario al tuyo, como
siempre.
—Risas ahogadas —responde el hombre sin rostro.
—Me debes unos tequilas, ¿cuándo? —pregunta Ella
—Mañana sí seguro, invita a tu amiga Betty Blue y a
Giraffe, y ahora sí te pago lo que te debo.
—Hecho.
O no hecho. Porque Ella tiene tatuado que el hombre sin rostro y con sensibilidad de pato de plástico es
el “NO”. Ella continúa con sus quehaceres. De regreso,
antes de pasar por los críos al colegio hace una escala
técnica en la Librería de la Ibero y compra “Los Libros
que nunca he escrito” de G. Steiner. Entonces le envía un
texto al hombre sin rostro y le pregunta si ya lo ha leído,
él responde:
—No. ¿Dónde estás?
—Pagando un libro que te voy a regalar.
—Gracias, ahora sí hay que vernos. Ahora sí. Ahora sí
te pago lo que te debo.
Ella pasa por los críos y en el semáforo antes del puente
de la recta sobre Calzada Zavaleta se da cuenta de pronto que ahí en frente está en ese inconfundible jeep descapotado del hombre sin rostro y con sensibilidad de pato
de plástico. Ella le envía otro texto.
—Te estoy viendo aquí al lado en Calzada Zavaleta.
El hombre mira a todos lados, la busca, pero como Ella
no viene en su auto él no logra descubrirla. Así que Ella
lo rebasa en La Recta y lo saluda. Entonces él la llama,
con delirio de persecución, o bueno mejor dicho el EGO
la llama. El EGO grita, escupe:
—¿Por qué me sigues, desde que hora me vienes
siguiendo?
Ella solo se ríe. Acuerdan entonces verse al día siguiente en el Bar Enamorada para cotorrear un rato y tomar
Tequila, sí con T Mayúscula porque así se escribe y se
Toma el Tequila. Así Ella, bajo el castrante tratamiento
homeopático al que se ha sometido, tenga prohibido por
cuarenta y cinco días tomar Tequila.

Jueves:

Tiene rostro. Sí. Y Sensibilidad de Pato de Plástico. Confirmado. Pero tiene rostro. Y Ella lo ha tocado. Lo ha recorrido con sus pequeñas manos. Al rostro. Del hombre.
A su ceño fruncido. Lo ha recorrido con las tibias yemas
de sus dedos.
El hombre sin rostro pasa a la casa del árbol por Ella
en punto de las 7:30. Van al Bar Enamorada en Cholula.
Allí los espera el amigo Petrak. Allí piden dos botellas
de vino, unas quesadillas con mucho cilantro. El pico de
gallo. Ella no come. Borracho que se estima no lo hace.
Betty Blue anuncia su llegada. Solo la anuncia, pero no
llega nunca del todo. Giraffe ante la inclemente lluvia
cancela el encuentro. Así que solo están los tres en la
mesa. Esquivando las goteras. Petrak se retira. Ella le escribe al hombre sin rostro una nota en la servilleta.
—Ya estate tranquilito que me inquieta el roce de tu
rodilla.
Él solo se ríe. Dejan el bar. La propuesta indecorosa:
“Vamos a un motel ¿no? ¿Te late?”
—Sí me late, pero no contigo, paso, gracias. Mejor vamos al Bar Reforma.
Pero solo pasan por el Bar Reforma y a la media esquina se estacionan frente a otro bar y escuchan música.
Ella besa al Hombre sin Rostro y con Sensibilidada de
Pato de Plástico, pero sabe a taco. Entonces le escribe un
texto a Betty Blue y le pide ayuda:
—Ven a rescatarme, el hombre sin rostro y sensibilidad de pato de plástico me quiere seducir y sabe a taco.
Betty responde de inmediato:
—A todo dile que no. Sé firme. Piensa en K Mayúscula. No dejes que te atropelle el cilantro. No te dejes entrampar. ¡No dejes que tu dolor te ponga en las manos
equivocadas!
Así que desde el jeep piden otros dos últimos vasos de
vino tinto mientras escuchan música. La música espléndida. Ray Charles entona “Hit the Road Jack”:
Hit the road Jack and don’t you come back
No more, no more, no more, no more
Hit the road Jack and don’t you come back no more
What you say?
Hit the road Jack and don’t you come back
No more, no more, no more, no more
Hit the road Jack and don’t you come back no more
Old woman, old woman, don’t treat me so mean
You’re the meanest old woman that I’ve ever seen
I guess if you said so
I’ll have to pack my things and go (that’s right)
Hit the road Jack and don’t you come back
No more, no more, no more, no more
Hit the road Jack and don’t you come back no more
What you say?
Hit the road Jack and don’t you come back
No more, no more, no more, no more
Hit the road Jack and don’t you come back no more
Now baby, listen baby, don’t ya treat me this way
‘Cause I’ll be back on my feet some day
(Don’t care if you do ‘cause it’s understood)
(You ain’t got no money, you just ain’t no good)
Well, I guess if you say so
I’ll have to pack my things and go (that’s right)
Hit the road Jack and don’t you come back
No more, no more, no more, no more
Hit the road Jack and don’t you come back no more
What you say?
Hit the road Jack and don’t you come back
No more, no more, no more, no more
Hit the road Jack and don’t you come back no more
Well (don’t you come back no more)
Uh, what you say? (Don’t you come back no more)
I didn’t understand you (don’t you come back no more)
You can’t mean that (don’t you come back no more)
Oh, now baby, please (don’t you come back no more)
What you tryin’ to do to me? (Don’t you come back no more)
Oh, don’t treat me like that (don’t you come back no more)

El Hombre-Sin-Rostro-y-con-Sensibilidad-de-Pato-de-Plástico, y no precisamente por lo bembón, la
aturde a Ella de promesas. Promesas que ya antes habría Ella escuchado:
—Vente a vivir conmigo, te invito a Europa un mes, vamos a Praga. Total, gano 451 mil pesos al mes, te invito,
déjame ver tu pie desnudo. Ese pie… ese pie… ese pie…
Ella le dice:
—Órale sí a Praga a Munchen y a Salzburgo para que
no sea muy activo el turismo, solo tres ciudades. Va que
va, vamos con tu esposa y tus hijos y hasta con los míos.
Él solo se ríe, pero insiste en toda su baba de promesas. Promesas baba como el pulque. Pero Ella tiene ya
muy claro que simplemente le tiene gratitud. El hombre se enoja y frunce el ceño. Ella con esa terneza que
él no mira, no entiende y no siente, le soba la frente y
le dice, “no te enojes, no frunzas el ceño”. Pero él no
puede evitar fruncir el ceño quizá porque se da cuenta
de una vez por todas que Ella ya está en otra parte…
en otra parte… en otra parte. Así que va y la deja en
su casa. En la casa de Ella. Ella entra a casa y recibe un
texto del celular de él:
—“Y para reírse de mí me dio a morder su seno y el
cristal me cortó la boca”.
Ella guarda el texto y duerme. Cae lluvia. Ella lee a Gilberto Owen.

Viernes:

Ella acuerda verse con Giraffe y Caracolita en el Bar
Amoxtli. Tiene entonces la iniciativa de invitar al
doctor
A. “Está muy solito” piensa para sus adentros. Así que le
envía un e-mail. Él acepta la invitación Y llega a encontrarse con las féminas al citado sitio a las 8:30 pm. ¡Cómo
ríen esa noche! Todo el grupo de solteros. El Doctor A ríe.
Seguramente desconoce su propia risa, se suelta y asombra de ella. Ella desconocía también el rostro cálido y ligero del Doctor A.
Ella manda un correo electrónico a un “X”:
—Te regalo los volcanes hoy. Saca tu mano tócalos,
siente la nieve fría.

Sábado:

Ella va al cine a ver “Invictus” de Clint Eastwood. Excelsa,
la película. Se cita con Giraffe, Caracolita y nuevamente
Doctor A. Hay buena sinergia en el grupo. Todos son
compañeros en sus muy sentidas soledades. Eso los estrecha, los hace cómplices. Eso tienen en común. Los cuatro están solos. Saliendo del cine van a Los Abastos y toman
vino y nuevamente ríen. Ríen-risa-cascada. Suben al super jeep del
Doctor A. Es el carro de todo un “boy scout”
con un sin fin de aditamentos, brújulas, cronómetros,
blindado, temperatura personalizada y la música. Cerca
de todos los Dioses la música. Suprema. El super woofer.
“Este carro es una coraza para protegerse del mundo de
ahí afuera” —piensa Ella mientras escuchan la selección
musical de Doctor A.

Domingo:

Ella recibe un correo electrónico del Hombre-Sin-Ros tro-Sensibilidad-de-Pato-de-Plástico:
—Hola Ella, me preguntaste el otro día si yo sufría. No,
no sufro, no sé lo que eso sea. Bueno sí, si sufro, cuando
no me pagan a tiempo mis acreedores. Sigue en pie el
viaje a Praga, ¿eh? ¿Sale no? ¿Ok?
Fin del texto.
…Te espero. Te espero con mi intemporal paciencia. Te
espero con una iglesia en un cerro. Casi, casi tan cerca de
una luna llena. Casi, casi tan cerca de un cielo azul sin estrellas. Casi, casi tan cerca de tu mirada verde y de tus ojos.
Que me despojan. De. Mi. Condena. A. La. Invisibilización.
Te espero con dos volcanes de nieve. Te espero…
Dice Alejandra Pizarnik “La soledad es no poder decirla”

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