No veo un motivo que te dé esperanza de que esta situación del equipo Puebla FC pueda ser mejor. Cada día rematado, cada fin de semana la situación empeora, con un dueño que poco o nada le importa la parte de historia de este equipo. De la parte deportiva deportiva ni hablamos, no es su tema y nada tiene qué ver con su principal motivo por tener o ser propietario del equipo, que es su televisora y, a la vez, tener más votos o más fuerza dentro de la FMF al ser propietario de Mazatlán, una parte del Atlas, los derechos de transmisión de la selección y el Puebla.
Cada quien pone su dinero donde le conviene y en donde sabe que le puede producir, pero desde el 2018 esto va de mal en peor. Los intentos o corazonadas positivas sí se han dado, en los dos años del Sr Larcamon el dueño pudo vender muchos jugadores y la afición, aún viendo que el equipo perdía a sus jugadores, de alguna manera tenía satisfacciones con los resultados y con las formas que sí representaban su manera de sentir e identidad con el equipo. Todo duró poco y la gente importante que tenía buen ojo para traer sustitutos de los jugadores que se iban vendiendo se fueron a San Luis Potosí. Los que llegaron a ocupar esos lugares, al darse cuenta de la poca importancia del dueño, vieron un coto de poder y de negocio que en nada ha favorecido al equipo. Con solo un ejemplo, la semana pasada llegó un joven de Panamá con 18 años y que será puesto en alguna sub, esperando que el día de mañana, sin la presión del descenso ni del dueño, pueda pegar en nuestro futbol y ser vendido. Como este ejemplo hay muchos, jugadores que llegan sin cartel, basados en el que los trae no tiene presupuesto, porque el equipo con buenos, regulares o malos jugadores, cada ocho días cumplirá las dos horas de la televisión, será el actor que ocupará un lugar dentro de la programación. Un actor con 82 años de historia, representante de un estado de México y que ocupa el mismo cajón que el de un incipiente actor que hace una telenovela.
El aficionado poblano ya no se deja convencer.
Las entradas en el estadio Cuauhtémoc cada partido son mínimas. En las próximas semanas vendrán Cruz Azul y Chivas y él público irá, mismo público
partidario de los equipos antes nombrados y que
nada tendrán que ver con la afición del Puebla.
Cada técnico tiene sus formas de juego, muy respetables. El Sr De La Torre, con una experiencia comprobada y con plantel reducido, al igual que Vucetich, entrenador del mismo dueño, necesitan material humano para hacer jugar a sus equipos. El segundo lo consiguió en la Leagues Cup, pero en el torneo regular llegó la realidad. En Puebla se había encontrado una forma en la cual se sacan 7 puntos de 9, con una formación más compacta y muy efectiva. Con un línea de 5 atrás, 4 recuperadores en media cancha y una punta, el equipo se veía bien, compacto, recuperador, incómodo al rival, basado en la salida de sus dos carrileros y estos respaldados en sus acometidas por 3 centrales y dos contenciones que cuidaban sus espaldas. Así llegaron al Azteca y vencieron al América, que no es cualquier cosa, jugando y plantándose mejor que el bicampeón. Después, pienso yo, el técnico quiso darle más profundidad al equipo, cambiando ese gran bloque con jugadores de más experiencia pero menos sacrificio y el equipo se cayó: tres derrotas en fila contra equipos que no venían en su mejor momento. Nadie come fuego, y el técnico poblano menos, solo que el experimento no le resultó y el equipo se vino abajo. Ahora le vendrá un calendario difícil de enfrentar y con una moral que deja dudas en cuanto a sus alineaciones, no para el aficionado, curado de espanto, el problema serán los jugadores que han ido perdiendo fe a lo que está pasando. Las dudas serán una constante y ese será un rival más fuerte que los equipos que tendrán enfrente. Al final, la realidad es que nada pasará, si el dueño no tiene que dar dinero para nómina o gasto, su objetivo seguirá cumpliéndose: un actor barato, que en un tiempo dejó dinero y con un lugar seguro dentro de la competencia. Nada que lo haga pensar en vender o llevárselo a otra parte del país.
Aparte de este cerrado final de torneo, se topará
con los pocos minutos que se han dado al menor. En
los siete juegos tendrá que promediar 87 minutos
por juego para poder cumplir con la regla y no ser
sancionado con tres puntos, mismos que irán directo a la tabla de porcentajes y con ello poder ocupar uno de los tres últimos lugares que pagan multa,
que en realidad, yo no creo que se paguen esas multas porque el que inventó ese sistema de no descender, siempre tiene un o dos equipos en esa situación
y no creo que pongo un castigo que va directo a su
bolsillo, jugando todos los torneos a la ruleta rusa,
pero con el cargador con sus balas: seguro al disparar le saldrá una bala.
La poca importancia que se le da al equipo tuvo su
máximo ejemplo la semana pasada cuando un aficionado rompió su televisión ante la decepción de sus hijos, recibiendo la contestación del dueño que
si no le gustaba se llevaba el equipo a Mexicali o a
Tlaxcala, demostrando que la empatía no es su fuerte. De la falta de sensibilidad hacia el aficionado ni hablamos, porque no conoce en lo más mínimo la
historia que el título de propietario, al leer Puebla
FC lo está gritando, pero no lo entiende, y el o los
prestanombres que tiene en ese título y que sí conocen de esa historia, son incapaces de comunicarle la situación porque sus intereses mezquinos no se
los permite. Los “Gutierritos” se dan en cualquier
actividad y los “sí jefe y la hora es la que usted diga”
son respuestas comunes.
Somos seis millones de poblanos. La mitad de
ellos no podrían aportar nada porque viven al día.
Los otros tres millones, en una cruzada a nivel estado, para juntar 90 millones de dólares y ponerlos en la mesa, podríamos adquirir el equipo, un equipo
que la gente de Puebla sería propietario. Las derrotas seguirán llegando, pero con tus formas y maneras, simplemente a lo poblano. Con el tiempo esto
cambiará y seremos punta de lanza de una nueva generación de poblanos poco amigables a trabajar en equipo y muy amigables en criticar lo que otros
hacen. Unos pondrán 600 pesos, otros 6,000 otros
60,000 y otros, los menos, más de eso. Por supuesto
que se llega a la cifra, que en verdad sería lo menos importante, porque en la vida, cuando hay un problema económico, el dinero pasa a segundo
término, lo que más hay en el mundo es dinero y
aire. Lo importante sería la recompensa. Después
de muchos años, Puebla dejará de ser ciudad de
paso y pasaríamos a ser ciudad de importancia, ciudad con POBLANOS en mayúsculas. Este ejemplo y muchos otros, la actividad deportiva te la otorga.
Para dar un golpe en la mesa, el momento llegó y
creo firmemente que el poblano tiene el puño y el
coraje fuerte para hacerlo: solo es un golpe y la satisfacción de darlo, te curará de muchos males. El momento llegó.
La violencia, falta de deporte general, mejores
oportunidades de vida, explotar mejor nuestros
múltiples recursos, remendar y tejer una mejor sociedad, mejores salarios, etc, lo he escuchado muchas veces en estos últimos seis meses. La solución
no es del estado, es de TODOS, y todos tenemos que
poner lo mejor de nosotros, para nosotros, nuestros
hijos y nuestra PUEBLA. Miren como un simple juego, lo más importante de los menos importante, nos da la oportunidad.