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miércoles, octubre 9, 2024

El reto de Claudia Sheinbaum

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La primera presidenta de México en 200 años de vida de la República tiene una compleja y difícil tarea por delante: Construir su propio legado, imprimir su propio sello y definir su propio estilo personal de gobernar. No es una tarea sencilla después de heredar el poder a manos de un animal político, como Andrés Manuel López Obrador, que logró lo que ningún presidente de la República anteriormente: imponer a su sucesor y terminar su gestión con un poder brutal. Lo visto ayer durante la toma de protesta de Claudia Sheinbaum Pardo ante el Congreso de la Unión permite advertir que se encuentra metida de lleno en esa ardua tarea. En unos instantes mostró a millones de mexicanos su estatura como estadista, su elegancia para portar la investidura presidencial y, sobre todo, que forma parte de una generación de militantes de izquierda educados, cultos, empapados en la ciencia y que saben lo que quieren, para qué lo quieren y cómo lo obtendrán, imprimiendo en cada detalle la carga ideológica y de congruencia con sus principios. La primera presidenta de México desgranó su visión del país que piensa echar a andar, mandó un mensaje de tranquilidad a los grandes inversionistas, reiteró su postura ante la reforma al Poder Judicial, pero también elevó su estatura al saludar a la presidenta de la Corte, Norma Piña. Pese a que su discurso recorre las principales líneas de la 4T, como es la criminal guerra contra el narcotráfico impulsada por Felipe Calderón Hinojosa, lo mismo se dio a la tarea de explicar los pasos que dará para ir a la raíz del conflicto que desencadena en la delincuencia y la criminalidad. Mención aparte merece su emotivo, cautivador y poderoso mensaje que envió a las mujeres de México. En cinco minutos llevó a las abuelas, madres e históricas luchadoras de izquierda a encontrarse con las nuevas generaciones de mexicanas en torno a una lucha, un deseo, un ideal en común. Este engarce solo pudo lograrlo quien es el fiel de la balanza entre ambas generaciones, una mujer congruente que no sólo rompió el techo de cristal del machismo mexicano sino que enarbola el salto histórico del cambio social. Claudia Sheinbaum lo explicó de la siguiente manera: “Llegan ellas, las que soñaron con la posibilidad de que algún día no importaría si nacimos siendo mujeres u hombres, podemos realizar nuestros sueños y deseos, sin que nuestro sexo determine nuestro destino, llegan ellas, todas ellas que nos pensaron libres y felices”. Sí, la primera presidenta de México tiene una ardua y compleja tarea en la construcción de su legado, pero ya se vio que brillará con su propia luz e inteligencia.

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